Capitulo II

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Clarke

Dios, ¿en qué estoy metida? Una vez salimos de la oficina de los directores ejecutivos mi jefa inmediata me soltó de la mano y como si nada me dijo

- Bueno ya oíste ¿no? Tenemos que ir a legalizar la situación...

- Pero que le pasa, ¿A razón de que me ha puesto en esa situación?

- Al parecer aun no te das cuenta, tu carrera está en mis manos ahora mismo y si yo me voy... tú te vas conmigo. – dijo ella con tono de advertencia

- Pues que así sea, no tengo por qué seguir aguantándola ¿Sabe?

Salí de la editorial para tomar el autobús para ir a mi casa porque justo hoy tuve que dejarlo en el mecánico porque se daño algo. Camine a toda prisa y de pronto sentí que alguien me tomo del brazo y yo me gire instintivamente.

- Espera Clarke... yo... - Y allí estaba ella, mi tormento de jefa deteniendo mi avance.

- Ya le dije ¿No? Haga lo que quiera, yo me voy

- Clarke, discúlpame ¿Si?... Mira... te necesito, yo... yo he luchado duro para llegar hasta donde estoy y... Por favor ayúdame.

Y después de verla así wow, nada mas no pude decirle que no. Pero antes tenía que hacer algo, jajajajajaja.

- Está bien, pero antes creo que debería pedírmelo de la manera correcta.

- ¿Qué? ¿A qué te refieres con eso de la manera correcta?

- Pues lo natural... ya sabe... con flores, anillo y arrodillada. Vamos que se yo, algo como eso por lo menos ¿No cree que esa sea una forma mas correcta?

Lástima que nadie de la oficina no podía ver la cara de la gran Alexandra Woods, Ja. Era un poema.

- Acompáñame primero a legalizar la situación y después negociamos mi pedida de mano.

- Déjame y pienso... eh... yo creo que no es...

- Vamos Clarke, solo vamos y vemos que debemos hacer y listo, después hablamos de cómo quieres que pida tu mano.

- Bien. – me dirigía a la parada de autobuses cuando me volvió a tomar del brazo

- Y ¿A dónde vas?

- Podrías soltarme. – ella me soltó. – Gracias, pues a donde crees que voy, vamos a las oficinas de inmigración. – dije

- ¿Caminando?

- Como crees, eso queda al otro extremo de New York. Vamos a tomar un autobús

- ¿Qué? No, yo tengo mi coche en el parqueadero de la editorial, ni pienses que me subiré a un mugriento autobús con gente sudorosa y bebes babeando, No.

- Haz lo que quieras cariño, yo no tengo mi auto así que nos vemos allá.

- Como crees, si nos ven llegar por separado no nos creerán que vamos a casarnos. – dijo mi jefa

- No es como que sea muy creíble.

- Tal vez no, pero será menos creíble si llegamos separadas.

- Ya, está bien. Voy contigo.

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Estaba ya en el auto de mi jefa, no hablamos para nada íbamos en el silencio mas incomodo en la historia. Hasta que el silencio se vio perturbado por el sonido de un teléfono, mi teléfono más específicamente. Lo saque de mi abrigo y vi quien era

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