Marta lleva dos semanas en el hospital, esperando a que sus padres despierten del coma, pero nada no despiertan, finalmente llegó el momento en el que la madre murió, y a los tres días decidieron desenchufar al padre de las máquinas que lo mantenian durante un tiempo con vida, porque ya no había posibilidades de que sobreviviera.
Marta era menor de edad, y su tutora legal, es decir, su tía a la que no veía desde hace tres años, vivía en Sevilla en un pueblo llamado Mairena.
Como sus padres ya no estaban, ella por ley, tenia que irse a vivir hasta Sevilla con su tía.
Marta acabó los dos funerales de sus padres a los dos días de morir, cogió las maletas y se fue a la estación de tren para coger uno dirección a Mairena.
Estaba perdida nunca había ido sola hasta tan lejos, hasta que finalmente encuentra el tren, se sube y sobre las 12 de la mañana llega a Mairena, ve a su tía en la estación esperándola junto con una niña, debía ser su prima Laura, a la que ya ni reconocía, porque hacia tiempo que no la veía. Se acerca a ellas y se dan un fuerte abrazo y dos besos. La tía coge las maletas, las guarda en el maletero y las lleva a tomar a un bar de Sevilla un aperitivo, para ponerse al día de todo.
A partir de este día la vida de Marta cambiaría.
