Historia 2

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La hora de ir a dormir, la peor hora del día a mi parecer, odio cuando cae la noche y tengo que ir a mi habitación, se siente tan vacío, tan desolado, sé que no podré cerrar los malditos ojos. Trato de convencerme de dormir, de que lo necesito pero simplemente no puedo, cuando mis ojos se cierran las imágenes comienzan a volver, esas figuras que se forman y todo haciéndose demasiado grande y yo tan pequeña al punto de querer aplastarme, siento miedo, mucho miedo, pero no se a que jodidos le temo, solo veo esferas que se tornan cada vez más grandes y una sensación de pesadez en el pecho, de exaltación, de dolor. Todo se vuelve a mi, todo se torna oscuro, y esos ojos que continúan mirándome entre la oscuridad, sé que está ahí, no estoy loca, puedo verlos, puedo sentirlo.

Me acurruco abrazando mi cobija y una almohada tratando de minimizar esa sensación, me giro de lado mirando hacia la pared abrazándome a mí misma cubriendo parte de mi cara sintiendo la suavidad de mi manta y tratando de no seguir con esa maldita sensación, de no sentirme sofocada, débil. Mis ojos se obligan a abrirse completamente cuando una respiración se siente en mi oído y mi cama se mueve en señal de que alguien o algo se ha puesto a mi lado. Mi piel y mi corazón se congelan al tener un par de ojos enormes y oscurecidos a mi lado con una sonrisa exageradamente enorme dejando ver unos afilados dientes y unas siniestras manos sobre mi hombro.

Siento mi aliento apagarse poco a poco y sentir eso alejarse, la habitación está completamente oscura, algo no anda bien, lo siento, es ahí cuando la razón me abandona y mis ojos se abren al doble al no creer lo que estaba frente a mí.  

  

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Terror: Relatos CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora