Historia 4 Pinturas

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Lo único que quería era una linda velada, una linda noche en la que pudiera convivir con mi familia y amigos en la casa de mi hermana, mañana era su cumpleaños y estaban organizando una cena en su honor, sería una gran sorpresa para ella, ya que hace mucho no nos veíamos, tan solo hablamos por teléfono o por vídeo llamada, llegaría por la mañana. Mi casa está en la ciudad, ya que me mudé una cierta temporada hasta que mi contrato de trabajo en termine, la ubicación adecuada para trasladarme a mi trabajo sin contratiempos ni problemas, mi hermana vive a las afueras de la ciudad, tengo que viajar por carretera algunas horas aproximadamente, y por desgracia el clima no está mucho a mi favor, el cielo está nublado completamente, ya que ha estado lloviendo todo el día y hay una vista totalmente gris a mi alrededor. Me encuentro conduciendo mi no tan nuevo auto por la carretera, ésta se encuentra casi desolada, ya que no mucha gente se atreve a salir en estos climas por este camino. La neblina se hace cada vez más espesa impidiéndome ver con claridad, alcancé a distinguir una gasolinera a la orilla del camino y decidí bajar a cargar gasolina y comprar algo de paso para ver si la lluvia y la neblina bajaban un poco, todo se veía bastante tétrico, las luces parpadeaban un poco en la entrada y había un viento relativamente frío, como si te tiraran algo muy frío, como si el viento te susurrara en señal de advertencia. Entré y tomé algunos dulces y botanas para comer y pasar el rato, la señora del mostrador me sonrió calidamente, le pagué y cuando me dirigía a la salida escuché su voz.

 --- Deberías quedarte esta noche, la neblina no bajará y la lluvia no cesará, tengo una habitación disponible para ti si lo deseas. No te cobraré mucho --- exclamó sonriente

--- No creo que sea necesario, pero gracias por la oferta --- respondí devolviendo la sonrisa tratando de no sonar grosera.

--- Si cambias de opinión solo dímelo cariño ---

Salí del lugar y me dirigí a mi auto, entré y encendí la radio, me hubiera ido de inmediato pero la lluvia seguía y la visibilidad era de cero, así que me puse a escuchar algo de música y a comer lo que había comprado para pasar el rato. Pasado unos cuantos minutos escuché algunas voces, miré a mi alrededor pero no había nadie, tal vez lo imaginé, pensé. Seguí escuchando la música, tomé mi celular y observé que no había señal, ¡maldita sea! Lo único que me faltaba, a partir se ese momento toda la tranquilidad que había en mi se había marchado, se había esfumado y me había recorrido una sensación de miedo, temor que me inquietaba en cada segundo que transcurría. Miré por la ventanilla y observé como se marcaban un par de manos en el vidrio empañado de la ventana. ¡Joder! ¡¿Que demonios había sido eso?!, bajé inmediatamente del auto, la lluvia fría caía por mi rostro, estando fuera observé una silueta en el asiento trasero del auto, cerré la puerta y me dirigí dentro de la tienda en donde se encontraba la mujer. Cuando entré me miró con asombro y algo de preocupación. Le conté lo que me había sucedido, ella me escuchó y me ofreció una habitación que tenía, así como algo de ropa seca y algo para cenar. Esta vez acepté.

Me dí un baño y me dirigió a la habitación que ocuparía, entré, tenía una sensación que no podía explicar, nunca había sentido tanto miedo en mi vida, era una opresión en el pecho insoportable. La habitación era no muy grande, había una cama al frente, un pequeño buro junto a ella, un sofá a la derecha de la puerta y y varios retratos en la pared de personas extrañas, tal vez eran pinturas. Me recosté en la cama observando cada fotografía desde ella, rostros desfigurados, descarnados, con expresiones aterradoras, enormes ojos y sonrisas extrañas, tan amplias y horrendas. La persona de aquí era obvio que no tenía la menor idea de lo que era el arte, eso era seguro. Miré el reloj en mi celular que seguía sin señal, las 02:30 a.m. lo más extraño fué el retrato de aquella mujer que se encontraba junto a mi cama y que se iluminaba con cada rayo que caía en aquella tormenta. Tenía el cabello oscuro, una piel amarillenta y parecía no tener ojos, tal vez una especie de cuadro paranormal y misterioso. Algunas personas tienen gustos extraños en cuestión de arte. Sin pensar me fui quedando dormida.

Al día siguiente, la luz del sol me despertó cayendo sobre mi rostro, un nudo en mi estómago se formó cuando miré aquel lugar, estaba totalmente abandonado, las cortinas y los vidrios estaban rotos, la cama abandonada, empolvada. No podía ser posible, no, no era verdad, me estaba volviendo loca. Mis ojos se abrieron el doble y se llenaron de lágrimas al observar aquella imagen abandonada y vieja del lugar, los varios espejos alrededor de la habitación y la enorme ventana junto a la cama.

--- Oh, dios mio --- exclamé llevando mis manos al pecho escuchando unos pasos que venían por el abandonado pasillo.

--- Oh, dios mio --- exclamé llevando mis manos al pecho escuchando unos pasos que venían por el abandonado pasillo

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Terror: Relatos CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora