Historia 5 La dama.

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Viernes por la noche, el único día en que puedo relajarme un poco después de la intensa semana, siempre me ha gustado salir, tomar algo, nada fuera de lo normal. Me encuentro con mis amigos bebiendo en el mismo bar de cada fin de semana, el ambiente es bastante animado, pero no suficiente, comencé a asfixiarme dentro de ese establecimiento lleno de gente bailando por doquier, chicas, cerveza, droga y música elevada, así que salí a tomar un poco de aire fresco, hacía frío, vaya que si, aunque no podía sentirlo tan intenso debido a las copas que llevaba de más, una noche cualquiera, cielo estrellado con algo de nubosidad, la luna brillando a mas no poder, había unas cuantas nubes que se atravesaban delante de ella pero no del todo. Me encontraba sentado en un escalón al exterior de dicho lugar que no estaba tan cerca del centro de la ciudad, mas bien se encontraba a las afueras a la orilla del camino que da a la salida de esta. Mis dos amigos con los que venía salieron a buscarme, estaban igual o peor que yo, se notaba que ellos no solo habían bebido, tenían una pinta de haber probado otras cosas. Comenzaban a reír sin parar, conversar, aunque no estaban del todo fuera de si, solo bastante animados, cosa que me daba algo de risa. De pronto a lo lejos observamos a una chica, estaba recargada en un poste a unos metros de nosotros, era hermosa, llevaba un vestido rojo y un pronunciado escote, tenía una mirada algo oscura, reflejaba misterio, en lo personal no me llamó tanto la atención, pero al parecer si a mis amigos, quienes inmediatamente fueron hacia ella y después de un rato me hicieron una seña para que me acercara, la chica nos había invitado a su casa. Los tres nos subimos al auto yo no estaba muy convencido de ello, pero ellos insistieron mucho y al final tuve que acceder. Ella nos indicaba el camino, al principio parecía bastante animada, pero después se volvió algo seria a medida que avanzábamos. Parecían estarse divirtiendo allá atrás. Luego de un rato nos indicó que nos detuviéramos en una casa al fondo de la calle de aquel desolado boulevard, había un enorme árbol al costado de esta, que la hacía ver algo tenebrosa a mi parecer, las luces de la calle parpadeaban y el viento se escuchaba con una extraña sensación de desesperación. Bajamos del auto y entramos.

Abrió la puerta de la casa y se hizo a un lado para dejarnos entrar, mi mirada estaba hacia abajo, la casa era grande, estaba oscuro, la puerta se cerró a nuestras espaldas y la chica avanzó hacia la cocina, nosotros nos dirigimos a la sala buscando un apagador pero no lo encontrábamos, en eso lo vi, encendí la luz pero esta no estaba del todo buena, era bastante tenue. Ellos comenzaron a platicar mientras la chica se acercaba hacia nosotros con unas tasas, que nos ofreció, nosotros las tomamos, mi piel se estremeció por completo al dar un sorbo a la bebida, un sabor amargo y profundo a metal invadió mi boca, era sangre.

Me levanté de inmediato buscando a mis compañeros bajo la tenue luz que había en el lugar sin tener éxito, extrañamente habían desaparecido de un momento a otro. Unos gritos invadieron por completo mis tímpanos y aceleraron mi pulso. Venían de la habitación de al fondo, corrí para averiguar que había pasado pero en el camino tropecé con algo, caí al piso en un duro golpe y observé un líquido rojo bajo mis manos, era sangre, la sangre de uno de mis amigos que yacía en el piso con la garganta cortada y el estómago abierto. Mi cuerpo se inundó de asco y miedo, mis ojos se llenaban de lágrimas al sentir todo ese terror recorrerme completamente, mis manos temblaban y un sonido proveniente de la habitación frente a mi llamó mi atención. Me levanté lentamente limpiando mis manos en mi camisa, mis dientes y manos temblaban, me acerqué, abrí la puerta lentamente y observé a la mujer en la cama montando a mi amigo, este estaba totalmente cubierto en un rojo profundo, una herida en el cuello como de mordida sobresalía y hacía ver la sangre que salía en abundancia. La mujer estaba jodidamente loca, su cara reflejaba una combinación de locura, placer y terror, ya que tenía una amplia y aterradora sonrisa en el rostro, sus ojos estaban muy abiertos, su rostro no era el mismo, estaba grisáceo, con marcas, no parecía una persona ni mucho menos viva. ¡Maldita sea! Susurré mientras corría a la salida de la dichosa casa olvidando por completo el cuerpo que se encontraba a unos metros, tropecé pero mantuve el equilibrio, miré a mi amigo en el piso con una expresión de horror en el rostro y seguí corriendo hasta llegar a la puerta de entrada, cuando estaba tratando de abrir un frío intenso recorrió mi nuca y todo mi cuerpo, como si me hubieran lanzado agua muy fría, mis lagrimas comenzaron a brotar inundando por completo mis mejillas mientras sentía unas manos rodear mi cintura y una risa jodidamente aterradora a mis espaldas. Una voz gruesa y horrenda susurraba mientras sentía como unas enormes garras se enterraban en mi abdomen viendo mi sangre brotar a través de mi ropa.

--- ¿Tienes miedo? ---

--- ¿Tienes miedo? ---

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Terror: Relatos CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora