Historia 6. Hospital.

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Nunca me ha gustado venir aquí, mas no tengo opción, este cuerpo débil y defectuoso me tiene amarrada a este lugar, necesito permanecer aquí por lo menos tres días hasta que sane y estemos seguros de que no me volverá a dar otro ataque. La vista que tengo es bastante aburrida, todo es color blanco, las luces son igual, las enfermeras y doctores usan la misma bata todos lo días del mismo color. Mi teléfono es lo único en lo que me puedo enfocar para no estar todo el tiempo aburrida. A mi derecha una mujer mayor con un problema de hígado, a mi izquierda un hombre herido con un brazo y una pierna rota, frente a mi un hombre mayor conectado a una serie de aparatos que le permiten que su corazón siga latiendo, el ambiente se torna bastante pesado, es inquietante y doloroso. Me concentro en mi teléfono una vez más checando mis redes sociales y esperando a alguien de mi familia, quien había salido a comer algo. El primer día transcurrió en calma, todo igual, mi mano derecha se sentía fría por el liquido que entraba por mi vena y mi nariz se sentía helada por el aparato conectado en ella, el cual me suministraba algo de oxígeno a mis pulmones. Mi mano dolía un poco, ya que tenía una maldita aguja en ella y sinceramente me causaba escalofríos el solo pensar que en un movimiento ésta se saliera o rasgara mi mano brotando sangre de ella. Aah, prefería mantener mi mente ocupada en otras cosas antes que pensar en eso, mi mano permanecía inmóvil sobre mi estómago, libre de cualquier incidente, desgraciadamente mi teléfono se había quedado sin batería y mi madre que todo el tiempo estaba a mi lado había salido un momento, escuché a la mujer que estaba a mi derecha que se quejaba mucho y de un momento a otro varios doctores estaban alrededor de ella, cerraron completamente la cortina que nos separaba y comencé a escuchar que emitía un sonido bastante desagradable, como si estuvieran metiendo algo en su boca y en efecto, estaban metiendo una especie de tubo para checar no se que cosa, preferí no pensar en eso y distraerme el algo más cubriendo mis oídos.

Era de madrugada y había dormitado un poco, mi madre se encontraba sentada a mi lado, se había quedado dormida, las luces estaban bajas, todo estaba en completo silencio, observé a una persona que pasó frente a mi, por el pasillo al centro de la enorme habitación donde habían varias divisiones con camillas, como en la que estaba yo. Caminaba lentamente y noté que la pulsera en su mano no era como la mía, tal vez se había perdido camino al baño y este no era su área, mi pulsera era color azul tenue y tenía mi nombre, la suya era color negro. Después pasados unos minutos bajo aquel abrumador silencio en el área, mientras trataba de caer en un profundo sueño, un desgarrador grito recorrió todo el lugar y el pasillo, era de una mujer que se encontraba en el cubículo junto a la camilla de enfrente, el hombre que se encontraba ahí había muerto. Un escalofrío recorrió mi cuerpo por completo y mi respiración se agitó un poco, tenía los nervios de punta, lo único que quería era que ya amaneciera. Todo volvió a tranquilizarse, los médicos llegaron a examinarlo y minutos después salieron con el cuerpo y la mujer aún llorando. Desde ese momento la tranquilidad que sentía o llegué a sentir se había esfumado. Estaba sola, miré mi teléfono, las 03:30 a.m. ¿enserio?, a mi me parecía que había pasado una eternidad. Miré a todos lados, todo volvió a estar en silencio, un movimiento extraño llamó mi atención, el mismo hombre que había pasado hace un rato volvió a pasar ahora se detuvo y me miró fijamente, joder era horrible, tenía miedo, mucho miedo, nunca había estado tan asustada, tomé las sábanas y me tapé con ellas hasta la cara, orando para que este ya se hubiera ido, bajé lentamente la sábana de mi rostro dejando mis ojos al descubierto y en efecto, ya no estaba. Una sensación de alivio me recorrió completamente, la cuál se esfumó en un momento cuando un movimiento en la cortina a mis espaldas llamó mi atención y una pálida mano con una oscura pulsera salía de esta.

--- Hay no --- exclamé con un nudo en mi garganta y lágrimas se acumulaban en mis ojos, maldita sea,  solo tenía 13 años.

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Hola, esta el la última historia de este mini libro, espero las hayan disfrutado, yo disfruté mucho el escribirlas y compartirlas con ustedes, se me ocurrían de pronto basándome en algunos sueños que tenía o simplemente historias que me imaginaba, el tiempo se iba demasiado rápido. La última historia es algo especial, ya que en verdad me sucedió, el 90% de esta es verdad.  En fin, espero les haya gustado y que pasen una linda y espeluznante noche. :D

 :D

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Terror: Relatos CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora