CAPITULO 3

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-¿Aeryn? ¿Lucas?- Dice claramente extrañado al vernos a los dos en su despacho.- ¿Qué haceis vosotros aquí?

¿Si los Ángeles Caídos no estaban aquí donde estarían, o él era el jefe del clan?

-¿Qué haces tú aquí?- Inquiero, mirándole directamente a los ojos.

- Lucas, espera fuera del despacho necesito hablar a solas con Aeryn.- Lucas abre la boca para  hablar pero Ethan le detiene con la mano.- Es importante.- Lucas sale de la habitación dudoso.

- Señor.- Exclama el portero, intentando llamar la atención de su jefe.- Esta chica dice ser un ángel caído, iba a decirlo delante de todos si no la dejaba pasar para hablar con usted, pero si no la quiere aquí, la echaré sin ningún problema.- Ethan no deja de mirarme incrédulo.

- Vete Aron, no te preocupes, necesito unos minutos con ella. Controla a Lucas por mí.- Le dice mientras me conduce a uno de los sofás de cuero de una extremo de la habitación sin despegar la mirada de mí. Aron asiente y sale de la habitación cerrando la puerta tras sí.

La habitación es muy bonita, un verde pálido cubre las paredes lisas de todo el despacho. El escritorio es de una madera muy oscura, encima de esta veo varios marcos de fotos de él con una chica y un portátil delante de la silla de cuero con un gran respaldo. La iluminación no es muy intensa lo que te hace relajar al instante.

-Como no pude darme cuenta antes de quien eras, cuando te vi corriendo por esa avenida supe que humana no eras y creí que eras un ángel caído, aunque no estaba muy seguro. Cuando te rescaté de las manos de esos policías y me dijiste tu nombre empecé a atar cabos pero no creía que te hubiesen arrancado a ti las alas, así que despejé esa idea. Pero ahora recuerdo quien eres perfectamente.- Reflexiona.

-Lo siento pero, ¿aparte de las pocas horas que hemos estado juntos, nos conocemos?- Enarco una ceja.

- ¿Te suena el nombre de Aleix?- Claro que me sonaba ese nombre, era el nombre de mi mejor amigo el cual habían desterrado, aunque no sabía por qué. Estuve muchos años intentando descubrir donde se encontraba, pero fue inútil, lo único que conseguí fue que me desterraran igual que a él.

- ¿No puede ser, Aleix?- Expreso incrédula.

- Ese soy yo.- Sonríe.

Me abalanzo sobre él y nos hundimos en un largo y apetecible abrazo que hacía décadas que esperaba con ansia por que ocurriera.

-Espera.- Me separo de él.- ¿Por qué te cambiaste de nombre? Y ¿Por qué te desterraron?

- Conocí a una humana mientras debía protegerla, pero mientras más tiempo pasaba con ella cada vez me enamoraba más hasta que los Arcángeles se dieron cuenta de lo que estaba pasando en la Tierra, me enamoré sin quererlo.- Para un instante para secarse una lagrima que resbala por su mejilla derecha.- Ellos ni tan siquiera me permitieron justificarme, aunque explicara algún discursillo el resultado hubiera sido el mismo, arrancarme las alas, algo que sin duda me merecía por quebrantar las leyes de los Arcángeles.

- No te lo merecías.- Digo claramente convencida de ello. Él no pudo controlar sus sentimientos, no era culpa suya.

- Ahora sé que debería de habérselo dicho antes a los Arcángeles, al menos, puede que me hubiera librado del destierro.- No creo que le hubieran perdonado, las leyes son muy estrictas.- ¿Y tú porque estás aquí?- Se cruza de brazos y me mira atentamente.

- Me pillaron buscando información privada para saber dónde estabas, intentaba encontrarte.- Este abre tanto los ojos que parece que se le vayan a salir de las orbitas.- No sabía nadie donde estabas, todo el mundo empezó a especular cuando estuviste días sin aparecer. A la semana tus padres nos dijeron que te habían desterrado pero que los Arcángeles no les habían dado ningún tipo de explicación ya que, era información privada. Intente buscar esa información pero no la encontré y para mi desgracia unos guardias me descubrieron. Me hubiera salvado del desterró, si no hubiera matado a uno de ellos por tal de acceder a los archivos.- Ethan me mira impresionado sin saber realmente lo que decir.- ¿Porque te cambiaste de nombre?

- Necesitaba cambiar cuando murió Grace.-Supuse que era la chica humana.- Busque a Grace, aunque los arcángeles no me dejaron en esta ciudad, sino que me dejaron en París. Tuve que ingeniármelas como pude para poder llegar a Barcelona y poder reunirme con ella. Estuvimos juntos bastantes años, aunque al final la tuve que dejar, ella no sabía nada sobre los ángeles, demonios, etc. Cosas sobrenaturales. Y al no envejecer ella se estaba empezando a dar cuenta de que algo no iba bien. Si le hubiera contado lo que en realidad era, los arcángeles se hubieran enterado y me hubieran llevado al infierno, donde una persona cuando entra no vuelve a salir. Aunque ella ya no me tenía justo a su lado yo la seguía vigilando desde la distancia durante día y noche. Pasaba días sin dormir solo por estar junto a ella, a veces me estiraba a su lado y rezaba para que todo cambiase, que pudiera volver con ella sin tener a los arcángeles a mi espalda esperando a que la cagara para poder enviarme derecho al infierno. Cuando empezó a envejecer la visitaba más a menudo, hasta que un día llamé a su puerta y la vi, aunque esta había envejecido seguía igual de preciosa aunque al momento desaparecí, no pude decirle nada, solo me quedé callado delante de ella unos segundos para después salir corriendo como un idiota. A los días murió y no pude despedirme.- Me quedé impresionada, debía de haberlo pasado muy mal.

- Lo siento.- Le miré fijamente.

- No te preocupes es ley de vida, los humanos nacen y mueren, mientras que los ángeles vivimos eternamente hasta que nos maten. Envidio de ellos eso, la mortalidad, el saber que tienes una vida que va a acabar y que tienes que aprovechar al máximo.- Dice observando el techo blanco del despacho, aunque sabía que en este mismo momento él no estaba aquí conmigo, sino sumido en sus recuerdos.

 -Por cierto, ¿Todo este local es tuyo?- Pregunto con curiosidad.

- En realidad si, los ángeles caídos lo usamos para no despertar sospechas entre los arcángeles, ya que existen normas que nos prohíben hablar sobre ellos. Aunque nunca planeamos ataques contra los arcángeles u otros ángeles caídos simplemente intentamos ponernos al corriente sobre lo que sucede detrás los muros que nos aíslan de nuestras familias. -Me había quedado bastante impactada con toda la información que en unos minutos he escuchado de la boca de mi mejor amigo.

- Bueno hay que irse.- Le digo.- He prometido no estar aquí más de una hora.

Salimos por la puerta, yo delante y él detrás para cerrarla. Recorremos el pasillo hasta volver a escuchar el ruido de la música y ver todas esas luces moviéndose al compás de ella. Intento ver donde esta Lucas, pero hay tanta gente que me resulta muy complicado.

-Aleix, ¿Ves a Lucas?- Me pongo de puntas intentando ver sobre la multitud.

- Delante de gente no me llames por mi nombre real sino por Ethan, nadie sabe quién soy en realidad. Y Lucas…- Dice echándole una ojeada a la pista.- Esta allí, junto a la chica rubia.- Señala la barra donde un chico bastante mono está haciendo malabares con las botellas de alcohol y un vaso metalizado.

Mientras voy hacia la barra me fijo en un deslumbro muy pequeño pero visible para mi vista. Giro la cabeza, inclinándola hacia de donde proviene y veo una chica abalanzándose sobre el cuello de un chico humano, esta le está hincando sus afilados colmillos. Corro hacia ella y la saco de encima de ese chico de un manotazo, algo violento, que le hace tambalear hacia atrás.

-Ethan, lleva a este chico a casa, nos vamos.- Pero la chica vampira no deja que me vaya e inca sus colmillos en mi hombro, algo que me hace gritar de dolor.

Lucas corre hacia nosotros, lo primero que ve es mi hombro ensangrentado y dos agujeros marcados en él. Posa su mirada en la chica quien todavía tiene al descubierto los colmillos, sobresaliendo de la boca y posados encima de su labio inferior. Hay sangre mía y del humano por toda su barbilla e incluso goteando de ella. El chico se encuentra desmallado por la falta de sangre sobre los brazos de Ethan. Para mi sorpresa Lucas en vez de salir corriendo y gritando de ese local, hace algo muy distinto, posa la mirada más dura que puede sobre la chica y saca los colmillos para intimidarla. Ethan y yo nos miramos asombrados, de repente veo como se empieza a formar un pequeño, pero lo suficiente grande para nosotros, círculo alrededor nuestro. Alcanzo a ver como Elías llega de la nada y se pone dentro del círculo, comienzo a sentirme muy mareada, noto como mis piernas flaquean y a los segundos lo único que veo es oscuridad, mientras advierto como unos fuertes brazos rodean mi nuca y piernas impidiéndome caer al suelo.

DARK ANGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora