El coche para y Elías sale sin decir nada, si no hubiera escuchado la maldición de Elías al pisar un charco lleno de agua, hubiera pensado que se había quedado mudo. Victoria hace lo mismo pero con mucho cuidado de no mancharse los zapatos con el agua de la calle. Cierra la puerta de un portazo y quedo yo sola en el interior del vehículo, respiro fuertemente y salgo con decisión. Al salir veo a Victoria repasar toda la calle recordando donde se encontraba la tienda de la famosa bruja, para la vista delante de un callejón y camina hacia él, con un andar elegante, como si estuviera caminando por un pase de modelos. La verdad es que todo lo que llevaba le quedaba bien, su cuerpo esbelto y su altura la hacía ideal para este trabajo, era fácil pensar que hubiera sido modelo antes de convertirse, aunque si es tan antigua como dice no creo que en esa época existieran. Elías la sigue sin esperarme, ¿qué le pasaba ahora? Su silencio escondía algo y quería saber el qué.
Victoria para delante de una tienda donde cuelga un cartel de madera, oscuro y bastante desgastado, por lo cual no se puede distinguir el nombre. No tiene escaparate, solamente unas paredes de madera con una puerta del mismo color en el lado izquierdo. Victoria abre la puerta y se escucha una tono que indica que alguien ha entrado a la tienda, para ser más concretos, nosotros. La tienda es de lo más escalofriante, escaparates oscuros se alzan por toda ella. Paso el dedo por encima de uno de ellos, mientras ando con Elías a mi lado y Victoria delante de nosotros. Al levantar el dedo veo toda la huella dactilar manchada con un tono gris, polvo. Parecía que el local llevase mucho tiempo sin limpiarse, ya que por donde pisábamos veíamos nuestros pasos sobre el polvo del suelo.
-¿Hola?- Dice Elías al ver que no hay nadie en la tienda.
Yo en cambio, no dejo de mirar los extraños objetos que están puestos de cualquier manera sobre los muebles, llenos de huellas marcados, en los de cristal. Piedras, brebajes, polvos de colores, entre otras cosas, es lo único que se veía.
De repente vemos una chica salir de la parte de atrás de la tienda, por una puerta de la que cuelgan del techo unos gruesos hilos, que al entrar ella suenan por toda la tienda. La chica no parece de las típicas personas que trabajan en una tienda como esta, ella es joven de unos veinte o veinticinco años como mucho. Su cara está levemente maquillada, sus ojos grises llevan un poco de rímel que hace que las pestañas tengan más volumen, su rapado pelo negro, está medio tapado por una capucha del mismo color.
- ¿Victoria?- Dice con ojos como platos, haría mucho tiempo que no se veían.
- La misma.- Dice Victoria sonriendo. Debían de haber sido muy buenas amigas.
- ¿Quiénes son ellos?- Nos mira.- Ah, el ángel oscuro y el ángel caído.- Odiaba que se nos llamase por nuestro ser, en vez de por nuestro nombre.
- Los mismos.- Dice Elías.- Pero tenemos nombres, Elías.- Se señala a sí mismo presentándose.- Y Aeryn.- Me señala.- Ya debes saber por qué hemos venido.
- Si, problemas con ángeles caídos y nefilims. Aunque me ha costado de creer que un caído se aliara con un vampiro, no se suele ver.
- Tampoco se suele ver un brujo llevarse con un vampiro.- Le digo esta vez yo acercándome junto con Elías a ellas dos.
- Tienes razón.- Dice la chica encogiéndose de hombros.- Por cierto me llamo Iris.
- ¿Y como nos va a ayudar?- Le digo a Victoria.
- Aeryn, ¿tienes algún objeto con el que lleves mucho tiempo y no te separes nunca de él?- Me pregunta la bruja.
- Sí.- Digo mirando la pulsera que me regaló mi madre. Se la entrego.- ¿De qué te servirá mi pulsera?
- Haré un hechizo de seguimiento, donde tu estés lo sabremos gracias a esta pulsera.- No entendía como una simple pulsera podría decirles con exactitud donde me encontraría yo.
ESTÁS LEYENDO
DARK ANGEL
FantasyUna nueva raza de ángeles, la cual nadie sabe de ella, surgirá y todos querrán hacerse con su poder o acabar con él.