Inside you | Descendientes

Ocho

—Aquí tienes.

—Gracias Carlos, supongo que te debo una  —agradeció el hijo de Tontín, empujándose sus lentes hacia atrás con su dedo índice.

Carlos lo observaba alejarse por el pasillo, inevitablemente sintiendo pena. Seguramente él creía que su novia se estaba distanciando para terminar ponto la relación, aunque la verdad era completamente distinta. El hijo de Cruella sabía que por respeto debería guardar el secreto, pero mantener la información para él mismo no podría ayudar a nadie.

—¡Doug, alto, no te vayas!  —gritó, antes de poder pensarlo dos veces. Corrió hacia él, confundiéndolo por unos instantes—. Sé que no somos amigos tan cercanos y que tal vez creas que esto es un chiste mío, pero te juro que no es así, nunca jugaría con este tema   —clarificó DeVil, antes de armar un malentendido.

—¿Qué dices?

—A decir verdad no sé si debería decírtelo —recapacitó.

 —¿Decirme qué? —preguntó, esperando algunos segundos por la respuesta, sin obtenerla—.   Si es una broma no tengo tiempo para esto, debo entregar la lista, ¿recuerdas?   —se despidió dando la vuelta, listo para alejarse.

—Es sobre Evie.

El mencionar a la princesa de cabellos azules fue lo único que Carlos necesitó para captar la atención de Doug, quien se detuvo en seguida.

—¿Por qué no me lo habías dicho antes? ¿No fue a la Isla de nuevo, verdad?

—No... —comenzó Carlos, sacando la hoja escondida—. Debo mostrarte algo. Pero por favor prométeme que hablarás con Evie en cuanto la encuentres y que nada cambiará entre los dos. ¿Tienen planes para su boda, o no?

—Los teníamos —dijo Doug, sonriendo mientras recordaba—.  Eran increíbles. Ella la organizó, tenía un libro completo de ideas. Pastel pequeño, vino de manzana, amigos cercanos.

—¿En serio? Creí que Evie quería que su fiesta fuera tan grande y elegante como un cuento de hadas. 

—Creyó que sería mejor guardar el dinero para el castillo y los muebles para la familia que quiere tener en algunos años. Pero ahora dejó todos los planes de lado —dijo lamentándose, con un suspiro profundo—. Y no se por qué.

—Creo que... Yo sí lo sé  —afirmó desplegando los análisis y entregándoselos para que los leyera, esperando por su reacción.

♕

 —¡¿Le entregaste la hoja con los resultados?!

Carlos se sentía cada vez más culpable con las intensas acusaciones de Jay. Evie siempre parecía feliz al ver el mobiliario infantil que llegaba al castillo, al diseñar la ropa en miniatura o al escuchar a Ben hablando por horas de los planes que tenían, aunque ahora se preguntaban si esa sonrisa era cierta o había sido solo teatro para no levantar sospechas.

—¿Qué otra opción tenía? —se defendió DeVil del reclamo de su mejor amigo, quien estaba furioso.

—¡No dársela! ¿Tan difícil era alejarte sin abrir la boca? —bufó Jay mientras se dejaba caer de espaldas en su cama. Ganas no le faltaban de darle un puñetazo a Carlos—. Evie te matará cuando Doug le pregunte sobre eso, en serio lo hará.  

—¡El pobre Enano necesitaba respuestas! Lo vi muy preocupado, no podía irme sin decírselo.

—¡Genial! Y ahora estará más preocupado, además de deprimido. Buen trabajo  —lo felicitó el chico de ojos rasgados, sarcásticamente—. ¿Qué te pasaba por la cabeza? ¿Sabes el problema que armaste? Pudiste hablar con Evie, con Mal o conmigo antes, pero fuiste directo con su novio.

 —Seguro Mal ya lo sabía.

 —Carlos, claro que Mal tampoco sabía. Si fuera así, nunca hubiera permitido armar tanto escándalo —explicó Jay—.  Imagina lo que sentía Evie al oír a Mal y a Ben hablando todo el día sobre su bebé.

—Ahora me siento terrible.

—Sí, deberías.

Unos golpes se escucharon en la puerta, haciéndolos intercambiar miradas.

—Le mandé un mensaje a Mal, tienes que hablar con ella de esto para que evite hacer comentarios que hieran a Evie  —anunció Jay.

Carlos abrió la puerta de la habitación, encontrándose con una persona a la que no esperaba ver.

 —Ah, ¿dije Mal? Quise decir Evie —murmuró desde dentro el hijo de Jafar.

---