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Foto multimedia: Tobías Erin Rogers (Wade Poezyn)

-¿Y bien?-preguntó

-¿Y bien qué?

-Natasha, dime la verdad

-¿Cuál verdad?

Alec suspiró frustrado. Estaban sentados en un sillón del cine, esperando para entrar a ver la película.

-Natasha, en serio, si no confías en mí, yo... Ya no se que hacer

-Me judgarias si te lo dijera

-¿Fue una relación furtiva con alguien? O ¿Te drogaste y no tenías dinero y por eso saliste con un camello? O...

-No fue nada de eso- reprimió una risa por las imaginativas historias

-¿Entonces qué fue? ¿Me lo contarás?

-Algun día

-Sala 17, por aquí por favor-un hombre de chaleco rojo y pantalones negros de pana anuncio su sala.

2 horas después
Calle Riverside n°13 portal 4- 5°B

Demian se levantó al oír el ruido de unos llaves, la puerta se abrió. Tenía un ramo de rosas negras y rojas -las cuáles formaban un corazón con sus extravagantes colores; estaba preparado para explicar le a Natasha todo, porqué se había ido, porqué había vuelto. Dio un paso adelante cuando vio a alguien entrar. Pero no era Natasha. Su novio, aquel chico con el que estaba cuando la vio en la consulta. Una rabia irrefrenable se apoderó de el al verle, sintió ganas de despedazar lo, arrancarle la piel trozo a trozo con sus propias manos; pero detrás iba Natasha, no podía hacer eso, le tomaría como un monstruo.

-¿Qué haces aquí?-preguntó el chico con voz áspera

-¿Quién eres?-esquivó Demian con tono amenazante

-¿No crees que esa es mi pregunta?

Natasha, más incómoda que nunca, se miraba los pies, ocultando su enfado y las ganas de llorar que provocaba ver a los dos juntos. Siguieron discutiendo, Natasha no escuchaba, solo pensaba en una forma de evitar que fuera a más. Cuando levantó la mirada, decidida a intervenir, Alec y Demian estaban muy cerca, ambos con los puños apretados dispuestos a empezar una pelea allí mismo.

-¡Ya basta los dos!- se interpuso entre ambos dándole la espalda a Alec. Entonces lo vio, un ramo de rosas rojas y negras, sus favoritas, depositadas cuidadosamente en el sofá.

Miró a Demian, este suavizó la mirada y sonrió. Sin dudarlo, se echó en sus brazos, la estrechó fuerte como si se fuera a caer. Ese abrazo demostraba lo mucho que se habían echado de menos, representaba todas las emociones y sentimientos que sentían cuando estaban juntos, y recordaba sus mejores momentos.

-Te quiero- susurró Demian en su oído

Antes de poder responder, Alec los separó bruscamente.

-Respuestas ya- gritó a ambos.

-Alec cálmate–suplicó Natasha sin saber bien como arreglar lo.

Tenía matrícula en psicología, algo de la tenía que ocurrir, ¿no? Su mente era un twister entre decir la verdad o mentir, en ambos casos, acabaría mal.

-Ha sido una noche muy larga, y te prometo que te lo explicaré, pero mañana trabajas y te tienes que levantar pronto–dijo Natasha mientras agarraba la mano de Alec y lo llevaba hacia la puerta– Te quiero

Un beso rápido fue la despedida antes de que Natasha cerrase la puerta.

-¿Qué ha sido eso?–Demian la miraba con el ceño fruncido

-¿El qué?–Natasha sabía a lo que se refería pero no iba a darle cuerda.

-El beso– Maldiciendo para sus adentros Demian la señalaba con el dedo acusador

-Que más te da

-Pues me importa y me molesta

-¿En serio? Parecía que no te importaba tanto cuando te fuiste. ¿Y qué es eso de que te molesta? El es mi novio y tú y yo no somos nada ¡Nada!–gritaba Natasha enfadada

-¡¿Acaso todo lo que pasamos juntos no fue nada para ti?!

La discusión se tornaba más y más acalorada, todo lo reprimido salió a la luz

-¿Y para ti? ¿Pensaste así antes de irte? Porque me parece que no. Me abandonaste, ¿sabes lo que fue esperarte? Esperarte por 2 años ¡2 años! ¿Sabes lo que se siente acaso? ¿O es qué tampoco tienes sentimientos?

Demian se sentó en el sofá, agotado, todo estaba yendo a peor. Miro fijamente a Natasha y le tendió la mano invitándola a sentarse pero esta no cedió. Se quedó de pie, juzgando le en silencio, un solemne y mortal silencio.

-He venido para explicártelo todo. Lo prometo, solo escúchame, después podrás hacer conmigo lo que quieras.

-Más te vale tener una buena excusa

-¿Te acuerdas de la lista no?

-Pues claro que me acuerdo

-Bien, pues hubo complicaciones, Nina habló con el capo, ellos, todos... Bueno, en resumen, me dijeron que tenía que matarte pero no podía– la agarró las manos y las envolvió entre las suyas.

-Vale...–dijo fría como una estalactita, le soltó la manos– ¿Y qué?

-¿Cómo que y qué? ¿No te das cuenta?

-¿Darme cuenta de qué?–Natasha inclinó la cabeza sin saber muy bien a donde iba a la conversación

-De lo mucho que te quiero. Se mi novia. Dame otra oportunidad

Ella se quedó contemplando a Demian en silencio ¿Era una broma?

No era imposible, pero parecía tan real, en sus ojos brillaban sinceridad mientras que sus manos, calidad y duras, se aferraban a ella esperando un sí.

Pero Natasha no podía darle eso, no ahora, no ahora que el le había abandonado y ella había conseguido rehacer su vida. No ahora, después de todas las lágrimas derramadas.

Pero por otra parte, ella quiera volver a estar con el, volver a hundir la cabeza en su pecho, sentir como sus labios se fundían en un apasionado beso. Quería volver a sentir sus caricias por debajo de su blusa.

No sabía qué hacer, estaba confusa,pero entonces, pensó en Alec. No debía dejar que todo terminase. Ella seguía sintiendo algo por Demian por mucho que lo negase. Pero ¿que había de Alec? Natasha lo quería, el la había apoyado y no la había presionado para empezar otra relación, había esperado, por ella, nunca preguntó por respeto y miedo a volver a abrir la herida.

Entonces lo tuvo claro, era arriesgado y desgarrador, para ella y para el. Pero ella lo quería pero también quería a Demian, pero ¿Les quería de la misma forma?

-Demian...–empezó a hablar– creo que nosotros....

Where's The Killer?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora