Problemas laborales

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¿Habéis estado en algún momento, con las manos atrapadas debajo de una apisonadora? Yo tampoco, pero sé que no fue algo leve.

Mi primer día de trabajo en Gravel Mountain fue un caos absoluto: Primero de todo, mi gato había hecho trizas el traje con el que debía presentarme, por lo que tuve que ir con ropa informal; Después de la primera bronca de aquel al que llamaban, sin que él lo supiera, "Gruñón", mi primer objetivo era colocar alfabéticamente unos materiales de tratado de grava, los cuales, por arte de magia, estaban en un idioma desconocido para mí, por lo que, obviamente, me equivoqué al ordenarlos. Segunda bronca. Posteriormente, pude hacer varias tareas, hasta que llegó la hora de la comida. Con las prisas no había podido prepararme nada, por lo que tuve que ir al supermercado que se encontraba enfrente de G.M., lo que no sabía era que debía pedir mi identificación al jefe antes de salir, para poder volver a entrar sin problema, ya que era mi primer día y aún no había surgido la necesidad de salir. Cuando volví del súper, me tiré alrededor de una media hora "charlando" con el portero de la G.M., aunque, más que charlar, estaba a punto de llamar a la policía por "intentar colarme" en una propiedad privada. Uno de mis superiores se acercó por el alboroto y me miró con una cara de decepción indescriptible, como si un alumno ejemplar hubiese hecho una hoguera con todos los apuntes del profesor.

Menos mal que "Gruñón" no se dio cuenta de lo sucedido, al menos la tercera bronca de mi primer día sería más llevadera.

- ¿En serio Rogers? ¿Cree usted que está hecho para este trabajo?- Dijo el superior con desgana.

- ¡Por supuesto! Solo... He tenido un mal día... - Bajó la cabeza Logan, intentando ocultar la vergüenza que pasaba por todo lo ocurrido ese día.

- Espero que solo sea hoy, Rogers, si mañana rinde de la misma forma, puede quedarse en casa y prenderle fuego con sus "malos días", ¿está claro? – Gruñó levemente con una pequeña mueca de pena.

- ¡Si, señor! – Respondió firmemente, mientras recogía la identificación que le estaba ofreciendo su superior.

- Bien, ahora quiero que ayudes a Mark con la apisonadora. Espero que esta vez hagas bien tu trabajo.

- Eso haré. – Dijo mientras salió corriendo hacia el puesto de "reducción de grosor".

Cuando llegué estaba Mark posicionando la grava plástica sobre una plataforma de hormigón armado, con la parte de arriba aplanada y pulida para que la grava fuera lo más uniforme posible, con respecto al relieve. Cuando me vio, puso una cara de preocupación y desagrado poco disimulada...

- ¿Te han mandado conmigo, novato? – Dijo mientras continuaba esparciendo la grava.

- Si, ¿qué necesitas que haga?

- Pues súbete a la apisonadora y cuando te diga, y solo cuando te lo diga, – Dijo con mucho énfasis en lo último. – Activas el botón rojo que se encuentra enfrente tuya e intentas mantener la apisonadora hacia adelante con el volante, ¿estamos?

- De acuerdo, suena fácil. – Sonrió mientras se subía felizmente a la pequeña apisonadora.

Ahí fue cuando todo se torció totalmente...

Historias sin principio ni final escrito.Where stories live. Discover now