28.- El lazo de la hermandad 4/∞

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"Una traición generada por una tentación"

Un grito de pavor salió de mi garganta. Tener al frente mío al culpable de la muerta de mis padres no era cosa sencilla, ni mucho menos esperada.  El miedo despertó al volver a verlo, que me haga daño, o hasta incluso peor, que le haga daño a Michael. El recuerdo de mi madre rodeada de sangre llegó a mi mente, su fino vestido de seda —el cuál siempre usaba para dormir— tomaba el papel de lienzo, dejándose  garabatear por la sangre que salía  de su vientre. El siguiente recuerdo fue de mi padre. El avión explorando en mil  pedazos  y llevándolo  a una  muerte segura. 

Empujé la puerta tratando de que no entre, al ver mi acción rápidamente posicionó su pie entre la puerta y la esquina de la pared.

—¡Suelta la puerta! —Su grito se fue apagando cuando logró entrar. Me empuja por los hombros haciendo que caiga de espalda a la cama con tal fuerza que mi celular cae a la  alfombra. Antes de volver a mirarme cierra la puerta con brusquedad.

—Aléjate, por favor. Déjame en paz —Ruego en vano pues el sigue mirándome. Arrastro mi cuerpo por la cama con ayuda de mis codos, torpemente caigo a la cama enredando mis pies entre las cobijas.

Su rostro neutro como la noche suelta un abrumador  y largo suspiro. Camina hacia mí mientras yo trato de idear un salida de escape. Al estar a un paso de la cama saca una pistola de su bolsillo y corre hacia mi poniéndolo en mi boca.

Trato de gritar pero sus brazos no me lo permiten. Las lágrimas empiezan a correr por mi rostro, no me percato de ellas hasta que una entra en mi boca levemente abierta.

—Estás mal —Susurra mientras enrolla sus piernas en mi cintura—.  Yo no soy el enemigo, o, al menos no el tuyo.

Sus palabras me tomaron por sorpresa. Pero yo no estoy mal, el lo está, el mató a mis padres. Me arrebato mi vida y el sentido de vivirla. El..., el me arruinó la vida sin dramatizar.

Estoy frente al asesino de mis padres y por alguna extraña razón mi miedo se desvanecía al  igual que su cara seria. Una escena cómica como si fuéramos los mejores amigos de mundo.

Pero no se deben dar así las cosas. Yo debo temerle y el debe querer matarme, porque así se escribió mi libro.

—¿Por qué? —Cuestiono la pregunta que tanto a rondado por mi cabeza.

—No lo hice. ¡YO NO LOS MATE! —La saliva sé queda en mi boca.

¿El no lo hizo?

Mis pupilas se agrandaron por aquella declaración.  Mis ojos volvieron a botar lágrimas, las fracciones de mi rostro se contrajeron por la angustia y la desesperación. Mi respiración y corazón aumentaron su ritmo.

No, imposible. El tuvo que hacerlo. No hay nadie más que quiera deshacerse de mis padres. Observo sus ojos marrones con una inmensa curiosidad.

—Fue...

—¿Mario? —Trago la saliva que guardaba mientras mi voz se agoniza.

Recuerdo que mi padre me comentó cuando nos íbamos a mudar que había echo algo que tuvo de consecuencia un enemigo, la nota, la maldita nota que dejó Mario al costado de mi madre.

Obligué a mis piernas a levantarse, mientras que trataba de ignorar la mirada de curiosidad de Ruggero. Llegué a donde se situaba mi mochila y la abrí. Con las manos temblorosas saque todo lo que había dentro. El documento que me había dado días atrás Valentina estaba arrugado y mojado por la lluvia de ayer. Lo abrí y saqué las capturas de pantallas que había sacado Valentina de sus amenazas de Ruggero, se las tiré en el pecho.

—¡¿Qué me dices de esto?! —La cólera remplazó el miedo por completo.

Sus ojos miraron con curiosidad las imágenes. Por su culpa Valentina está embarazada, fue violada, violada, al menos en debería hacerse cargo de el bebé. Soy consiento que no estoy remediando todo el daño que sufre Valentina pero esto será un peso menos.

Rodo los ojos y rompió las conversaciones en pedazos y me lo restregó en la cara.

—No me importa, no te vengo a hablar de la estúpida de tu amiga. —Amiga—.  Quiero que te vallas del país, si es posible hoy mismo, —Abrí la boca para protestar pero ahora él me cayó—. Y antes que te quejes lo hago porque quiero protegerte.

Reí sarcásticamente, el no puede hacer tal cosa cuando solo me hizo sufrir. Mi risa irónica finalizó con mis brazos en jarras y mis ojos rojos mirándolo fijo.

—Haber si entendí. ¡Tu! —Enarque las cejas—. ¿Quieres protegerne a mí? —Me señalé—. No hay cosa más estúpida que esa, no puedes protegerme cuando tú me arruinaste. Y de quién me vas a proteger, ¿de ti?. ¡Ja! ¡Ja! —Volví a reír sarcásticamente.

—Hablo enserio Karol, te tienes que ir los más lejos posible. Es de Mario quien debes cuidarte, el no es bueno

—No me digas. —Mi rostro forma una cara teatral que lo hizo negar con la cabeza, como si se tratase de un bebé.

—¿Qué tu padre  —Ironizó en la última palabra—.  no te dejó unos pases de avión para irte junto con una carta?

Mi risa acabó con lo que dijo.

—¿Cómo sabes eso?

—Fue la noche cuando te hice eso. —Señaló la cicatriz que tenía en el vientre, que se notaba porque no llevaba polo. Traté de cubrirme, pero lo que menos que tenía que sentir ahora era vergüenza—. Lamentablemente la nota la perdí, pero tanto la leí que te la resumiré. Tienes un hermano mellizo, ah y Alberto no es tu padre.

—¿Cómo?

Alberto no es mi padre, eso es... Es imposible, no. Mi mente comenzó a nublarse hasta llegar a ver todo borroso. Caí al suelo y los gritos de Ruggero se escuchaban lejanos, alguien gritó mi nombre y al verme en el suelo, cubierta de sangre.
¿Por qué? Oh, es que caí sobre el vaso roto.
¿Algo más? Sí, Michael es el chico que le estaba pegando a Ruggero, mientras que Jorge y Lionel lo ayudan.
¿Y quién me estaba ayudando? Esas son Ana, Caro y Chiara.
¿Más interesante? Valentina estaba llorando en la esquina observando todo.

—Está embarazada.

Solo dije eso para que todos detuvieron sus movimientos y me miraran.

Michael con lágrimas en los ojos volvió a pagarle a Ruggero.

—¡Es mi hermana, idiotas! —Gritó Ruggero.

Mis ojos se cerraron y deje de sentir, ver y oír.

°°°°°°°°°Fin°°°°°°°°°°°
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Mentira XD
ANDREA.-.

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