25.- Las mentiras tienen patas cortas 1/∞

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¡GRACIAS POR LOS 4K!

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—¿Dónde está Rubí? —Solté el folder sobre el escritorio. Alcé mi vista para poder escuchar su respuesta.

—No lose, ni mucho menos m e importa. —Habló indiferente tomando un sorbo de whisky—. Por cierto, tengo malas noticias, o más bien las tenía.

Movió su vaso en círculos ocasionando que los hielos choquen con el vidrio, dejando una escena muy de película.

—Dime. —Hice un ademán con la cabeza para que continuará.

Trataba de concentrarme en esta conversación pero me era imposible. Mario con una mujer embarazada, jamás me lo habría imaginado. Él esconde muchas cosas, en la mayoría incluye la palabra muerte, pero, esto... No jamás me lo hubiera imaginado. Tengo mis teorías pero no pasan de ser teorías, hay algo aquí que me hace arriesgar en meterme en los asuntos personales de Mario, pero no sé qué.

Los labios de Mario se empiezan a mover y reviento la burbuja en donde estaba para prestarle atención.

—Antonella, escucho cuando me dijiste que mataste a los Sevilla, y todo eso de Karol. —río sin ganas—. La muy es estúpida intento amenazarme con ir a la policía y darles nuestra ubicación. Aunque, pensándolo bien, los hubiera llevado a una muerte segura.

Volvió a reír.

—¿Dónde está? —Su sonrisa se aumentó más pareciendo un risa que hacen los villanos de películas después de haber  echo sus "hazañas"—. ¿La-a ma-atas...?

Me interrumpió con una risa burla y una palmadita en la espalda.

—¡La maté! —Gritó—

Un restruendoso ruido hace que ambos volteemos.

—¡¡MATASTE A MI MADRE HIJO DE PUTA!!—Rubí entra echa furia, y valla que no la culpo.

Le quita el vaso a Mario y se lo avienta en la cara. Mario gime de dolor lansando maldiciones a Rubí por su cara ensangrentada.

—¡¡Ruggero llévate a esta zorra!!—Ordena lanzando su firme dedo en dirección a la puerta.

Sin vacilar la cargo llevándola a mi habitación.

—¡Tú lo sabías! —golpea mi pecho cayéndose al suelo.

Dramática

Me enteré poco antes de que tú llegaras.

—Son unos monstruos. —Susurro para después caminar hacia la puerta—. ¡Suéltame, imbécil!

—¡No! Primero escúchame... —Vacile antes de decir la siguiente palabra:—, Por favor.

Sus ojos se agrandaron ante mí petición con desespero. Que lo aproveche, no tengo mucho episodios como esos.

—Mario, el tuvo una esposa, hasta incluso un bebe. Encontré esta foto en su escritorio —Saqué la foto de mi chaqueta y se la enseñe.

Sus ojos no se abrieron. No grito con euforia. No hizo nada, solo de envolverme la imagen si interés.

—¿Y?. Mario tiene un montón de viajes de negocios, tal vez se acostó con una y la dejo peñada. —Alzó sus hombros sin interés.

—Y quiero tu ayuda. —hable firme con un mirada dura.

—¡Ja!. Claro, ¿qué gano yo?

Esto saldría más caro de lo que pensé.

—Ganarías cien mil dólares. —Nuevamente sus ojos se agrandaron, sus pupilas palpitaban de la sorpresa.

—¿A quién tendría que matar? —río.

—Tendrías que acostarte con Mario.

|°°°|

—¡¡Eres un idiota. Mi madre fue asesinada por tu tío. ¡¡Y vienes y me pides que me acueste con el asesino de mi madre!! —Se pasó la mano por la frente y se apoyó en su cadera—. No, para, estás demente. Yo...yo-o

La detuve antes de que me explotará la cabeza por su mala actuación.

—¡Callate!, quieres —Ahora soy el que grita como un maniático—. Tú no me engañas. Esa actuacionsita tuya no me la como. Tú solo lo hiciste para llamar la atención, ¿o me equivoco?

Rodó los ojos rindiéndose.

—Bien —Doblo sus brazos lanzando su cabellera negra detrás de su espalda—. Bien. Pero antes de acostarme con el viejo verde de tu tío. Quiero hacer algo sucio con su sobrino.

Sus ojos negros disparaban deseo. Se acercó como suele hacer y tiro de mi camisa. Haciendo que cayeramos a la cama.

Que empiece la diversión...

Volví perros para quedarme, un regalo pasado de Navidad, falta poco para año nuevo!
ANDREA .-.

¿Puedo Confiar En Ti? |Próximamente En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora