07 Zombifobia

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''Cuando las cosas vayan mal,
Recuerda que pueden ir Peor.''
-Juan Alegre-

Miedo a morir, miedo a perderlo todo. Si eso fuese sido el caso, no habria problema en morir; sabiendo que al menos intente salir de ese embrollo. Pero, la verdad era que esperaba morir y acabar con ese sufrimiento.

"Soy un cobarde, despues de todo"

A pesar de cargar con una enorme desesperación y a la espera de morir alli, una imagen vino a mi cabeza, recordandome el por que habia iniciado esa travesia para buscar a Jessica.

Si, soy un cobarde, pero queria cambiar ese hecho, por que no quería sonar como el anterior yo, no diría lo mismo que el Juan de hace unos años atrás, un cobarde que intento suicidarse para escapar de este infierno.

Ahora tenía amigos en quienes confiar, no en quienes depender; amigos a los que debía apoyar, así como me apoyaban a mi; y en especial tenía un amigo zombi que a pesar de ser un caos total, era mi mas grande esperanza de que este mundo podria cambiar para bien, en caso de no hallar una cura.

-¡Detente!

Pedro dejo de patearme, colocando ahora su pie en mi cabeza y riendo como un desquiciado -Esto es tan gratificante. Por fin puedo devolverles la humillación que me hicieron sentir aquel día -expresó agachándose, acercando su rostro a su pie, solo para escupirme a la cara-. Si ese día German fuese obedecido; te hubiera matado rápido y sin dolor, German hubiera sido perdonado y tendría amigos zombis, además de pertenecer al ejército y todos estaríamos felices.

-Maldito -dije, agarrando el pie de Pedro-. Si ese día te fuese matado cuando pude, todos estaríamos felices -tras decir eso, Pedro levanta su pie.

-¿Quieres intentarlo? -Soltó Pedro, mientras se apartaba un poco-. Levántate y muéstrame lo que tienes.

Difícilmente me levante del suelo y me coloque en guardia; levante mis brazos colocándolos frente a mi rostro, y separe un poco las piernas. Debido al dolor que tenía, me era un poco difícil mantenerme en pie, además de tener un poco nublada la vista; deslice la muñeca de mi mano por mis labios, dado que un poco de sangre resbalaba de los mismos.

-Cuando quieras.

Exprese viendo despectivo a Carlos, pero no habían pasado ni 5 segundos, cuando sentí un fuerte golpe en el estomago, Pedro en un parpadeo se había acercado a mí, acertando un gancho a mi estomago. Ya había perdido la cuenta, acerca de cuantos golpes había recibido en ese punto; tras el golpe tosí un poco de sangre; Pedro me toma de los cabellos y jala de ellos hacia atrás, viéndome directo al rostro.

-Esta vez, tengo planeado para ti una cena especial. Te comeré vivo, empezare por tus piernas; arrancare cada uno de tus dedos; me comeré tus brazos; vaciare tu estomago y jugare con tus tripas -en ese momento me propina un fuerte cabezazo, haciéndome retroceder-. Veremos hasta que punto podrás resistir, antes de morir -dijo sonriente mientras se paraba erguido.

Apreté fuertemente mis puños, sentía como la tensión se me subía y el corazón palpitaba de sobre manera. Sentía como si el tiempo empezara a transcurrir de forma lenta; era la adrenalina haciendo protagonismo en mi organismo. Corrí hacia él con el puño levantado dirigiéndolo hacia su rostro, creí que le había dado ese golpe de lleno, pero para mi sorpresa, él lo bloqueo con su brazo izquierdo, de forma tan sencilla que hasta parecía que no fuera usado nada de mi fuerza en dicho golpe; Pedro solo se limita a sonreír y seguido da una ligera patada, de forma que solo logra hacerme retroceder una vez más.

-Jamás podrás derrotarme -expresó encogiéndose de hombros-. Deberías rendirte y dar por hecho que morirán en este lugar. Iba a ser condescendiente con el chino...

Mi Amigo es un ZombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora