08 Por siempre Alegre

23 3 1
                                    

''Puedes matar a una persona,
Pero jamas su determinación''
-Jessica-

El sol nuevamente empezaba a elevarse en aquel frio cielo matutino, las personas de aquel recinto empezaban a cumplir sus labores diarias y yo comenzaba a abrir lentamente mis ojos tras una dura noche de insomnio. Una vez despierto, mi mirada se centra rápidamente en aquella chica pelinegra, con la cual habia convivido un buen tiempo. Ella al parecer se había despertado antes que yo y yacía sentada sobre su cama con una mirada perdida en si misma; yo por otro lado, permanecía sentado en una silla adyacente a la cama en la que ella estaba.

Había pasado la noche vigilando que estuviera bien, preocupado por su salud y bienestar, nada del otro mundo, ya que me hallaba un poco preocupado. Jessica reacciona en si al darse cuenta de que ya habia despertado y voltea a verme; me brinda una sutil sonrisa la cual apacigua un poco mi preocupación, así que le devuelvo el gesto ya que tenía una cosa menos de la cual preocuparme.

-Buenos días -dije en un tono suave, no queria elevar mucho el tono.

-Buenos días -responde, con una voz algo debil-. ¿Pasaste aquí la noche? -Pregunta curiosa, con una sonrisa ladina.

-Si. Estaba algo preocupado por ti, desde que te trajeron acá. No podía darme el lujo de descansar.

-Ya veo... -soltó en medio de un suspiro, se notaba que algo la tenia mal.

-Pero... ¿estas bien? -Pregunte aun estando preocupado.

Ella toma con fuerza su propio brazo, cubriendo por completo la cicatriz que Pablo le habia hecho, estrujando con fuerza, como si quisiera arrancar por completo su brazo. Aun asi ella asiente, tratando de que yo no le diera importancia a ese hecho. Pero la verdad, me importaba demasiado, en ese momento senti como una nueva determinación brotaba en mí.

-Y tu. ¿Dormiste aqui? -Pregunto sin siquiera voltear a verme.

-Pues si, estaba vigilando que estuvieras bien. Pero, estaba realmente exhausto; por lo que me quede dormido en esta silla -respondí soltando una risa nasal.

-Mongólico -soltó tras una pequeña sonrisa.

-¿Qué? Aunque no lo creas es muy cómoda. Capaz y le pida a Sergio que me la de, en lugar de una cama...

-Trato hecho -dijo Sergio entrando al cubículo-. Pensaba darte una buena cama, pero ya que tanto quieres la silla -se encogía de hombros mientras soltaba una sonrisa.

-No, no, no... la cama estaría bien -rápidamente me retracte en mis palabras.

-Gracias por todo
Sergio -dijo Jessica agachando un poco la cabeza.

-De nada. Pero a quien deben agradecer es a Manuel -suspira sentándose en la cama, para luego mirarme fijamente.

Su mirada era firme y llena de voluntad, podia sentir una fuerte presion en su mirada, como si cargara con la opinion de un gran cumulo de gente.

-Juan ¿Cierto? -Pregunta, por lo cual me limito a asentir-. Debes convencer a tu zombi de que se una a nosotros. La guerra contra los zombis no es fácil; no todos tienen una gran precisión como para acertar siempre en la cabeza, pero ellos por otro lado pueden matarnos con una simple bala en cualquier parte de nuestro cuerpo. Eso nos da una gran desventaja; con alguien como el en nuestras tropas podríamos retomar la cuidad sin tener tantas bajas.

Comprendía en cierta parte las palabras de Sergio, era correcto el pensar que la mejor forma de hacerle frente a la armada zombi enemiga era usando otro zombi, pero el que usaran a German era ridículo, sin embargo, si aun tenia la oportunidad de irme de alli, sin causar revuelo a costa de abandonar a German, no lo pensaría Dos veces.

Mi Amigo es un ZombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora