A juzgar por la mirada de Gianluca, cualquiera diría que en él habían inyectado una especie de furia. El gesto de Ainhoa por otro lado era todo un poema. El tráfico no era mucho debido a que las calles estaban chorreantes de olas por la lluvia tan violenta. El italiano comenzaba a rechinar los dientes mientras apretaba el volante con ambas manos.
-¡¿Me puedes explicar porqué demonios no me contestabas las llamadas?!
-Oye, oye...
-¡O mejor aún!-soltó sarcasticamente-, ¿que hacías sentada en la misma mesa con él idiota de Camilo?
-Por lo que veo el odio entre ustedes es recíproco.
-¿Eso que significa?
-No te importa-espetó tratando de guardar la calma. Aún sentía ardor en su brazo por el brusco contacto entre la mano de Gianluca con su brazo-. Tu y yo ya no tenemos nada de que hablar. Me despediste, ¿lo olvidas?
-Si claro, y tu que lo creiste.
-Pues tu me corriste y si ahora te arrepentiste, ese es tu problema porque ahora soy yo la que renuncia, muchas gracias...
Trató de abrir la puerta al momento en el que se detenían en un semáforo en rojo pero al instante Gianluca la aseguró con el botón de su lado.
-Déjame salir.
-No voy a acceder a lo que me digas así que mejor siéntate bien y ponte el cinturón...
-¡No quiero ponerme nada!-gritó furiosa -¡no tenías ningún derecho a meterme en tu auto a la fuerza!
-Ainhoa-el color de su voz era tan dulce que no lo podía creer-, tenemos que hablar de tu trabajo.
-No hay nada de que hablar.
Recargó su dedo índice sobre la frente tratando de evitar el contacto de miradas a toda costa.
-Oye-giró hacia ella. Ver como lo ignoraba estaba colmando su paciencia-. Oye, ya basta-cuando menos lo esperaron ya estaban en la residencia de Ainhoa. Aparcó y apenas soltó el freno, la tomó con ambas manos de las mejillas pero sin ser demasiado brusco-. Mirarme cuando te hablo, por favor.
-No sigas con ese tono tan dulce que ni tu te la crees, Ginoble.
-Esta bien, si eso quieres-dijo, alzando los brazos-. Pero también pon de tu parte. Estabas en mi oficina hurgando mis cajones y la razón por la cual había un expediente con tu currículum y datos personales tuyos en mi escritorio está aquí.
Al decir esto abrió la guantera del auto. Estiró los brazos un poco y sacó del compartimento una carpeta azul. Ainhoa miró la pasta de la carpeta. Tenía el logo de una empresa de modas, y luego lo miró a él. Dios, hasta furiosa la encendía de calor y lujuria cuando la miraba.
-¿Qué es esto?
-Vamos. Te lo explicaré en la casa.
Ya sabían como habían acabado las cosas la última vez que se quedaron a solas en casa. Todo comenzó como una salida a cenar, acabando en un club nocturno de intercambio de parejas en el cual Ainhoa terminó desvanecida por una bebida que para su organismo no fue de mucho agrado y a la mañana siguiente Gianluca la había recompenzado empotrandola contra la barra de la cocina.
Gianluca bajó del carro, lo rodeó y abrió la puerta de ella.
-Bájate.
Era un poco rudo cuando quería mandar. Sin protestar en lo mas mínimo, Ainhoa hizo lo que le pedía inmediatamente.
Una vez dentro, Gianluca seguía con su papel serio. Por ahora su objetivo era conservar la calma. Tenía interés laboral en Ainhoa así como un interés personal.
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Piove (Ciao ciao Bambina)-Gianluca Ginoble
Fiksi Penggemar¿Una loba con piel de oveja? Gianluca, no tienes idea de con quien estás tratando. Pronto descubrirás el mundo de oscuras pasiones que se esconden en una dulce niña.