Ella abre los ojos de nuevo, y se da cuenta de que es como él.
Está sola.
Y por ese motivo ambos están allí,
En aquella calle perdida,
En aquella ciudad moribunda.
No pueden salir de su piel.
Él para de tocar, y ella se acerca.
Escribe en la pared a su lado.
"¿Mañana a la misma hora?"
Él no pregunta.
Él comprende.
Y asiente.