Sentir, oler, oir, ver y hablar.

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- Bueno pequeña, ve a dormir, ésta parte es más interesante pero más larga. - Isidora quiso protestar- Shh antes de que digas nada, esto comienza a parecerse más a la fantasía de tus cuentos que a la realidad de la vida, no te reprocharé nada si ninguna de las dos no me toma en serio.
- Yo... No me lo creo. -Dijo la pequeña-
- Y me parece bien.
- No puedes llamar al viento.
- ¿Eso crees?
- Si. No eres un mago.
- Eso es cierto. Pero conozco el voluble nombre del viento.
- Demuestralo.

Braulio sonrió, y en aquella habitación cerrada comenzó a soplar el viento, muy suavemente, una brisa cálida como una mano suave. Isidora se tocó la sorprendida cara . Braulio cerró los ojos y el viento cesó junto a su vista.
Isidora no terminaba de creer aquello, se levantó y buscó el truco, algo como lo que usaban los magos de circo, investigó la habitación bajo la mirada graciosa de Braulio. A fondo, sin dejarse nada y no encontró cómo lo había hecho. Ella no entendía.

- El aire me a tocado la mejilla, como una mano -Braulio asiente- ¿cómo?
- Se lo pedí.
- ¿cómo? -decía con ilusión la niña, Braulio sonrió y parafraseó a su buena amiga-
- Primero debes saber sentir, luego oler, luego oir, ver y finalmente -Braulio hizo una pausa dramática, recordando aquel día, aquel viento que acudió en ayuda de una joven que quería salvar a sus padres de un error propio- Hablar.

La ilusión de una niña estaba acompañada del miedo de una joven que comprendió de pronto, todo lo que habían oído era demasiado real, no las locuras de un extranjero.

Cuentos para Isidora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora