Acostumbrado a él

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Samuel PDV.

Estuvimos un tiempo en el hospital hasta que el doctor nos dijo que podíamos ir a dormir un rato, así que Guille solo asintió y salimos camino a nuestro hogar.

Eran cerca de las 2 AM, habíamos estado desde las 11 de la mañana en el hospital estábamos cansados pero sin sueño, Willy llegó a pegarse una ducha mientras que yo estaba en mi recamara adelantando muchos vídeos, por eso de que teníamos que estar con ella en el hospital.

Dieron las 4 am ya tenía casi todo subido, entonces quise asomarme a ver si el estaba dormido.

- Hombre, creí que estabas dormido. - Dije recargado en la puerta.

- Ojalá pudiera dormir. - Hice una mueca pero no entré.

- Ven Sam, durmamos juntos. - Dijo él, sentía que mi corazón iba a explotar.

Asentí acercándome lentamente a él, los dos estábamos cada quien con su pijama, como un par de niños pequeños, tenía mucho tiempo de que no estábamos solos, en la casa.

Me recosté junto a él, pasé mi mano por su abdomen y pegue mi nariz a su cuello.

- ¿Hace cuánto tiempo no estábamos así? - suspiré. - Por cierto, amo como hueles - comenté.

- Muchísimo. - respondió. - ¿Te arrepientes? - Soltó. - Ah, y gracias cariño. -

- ¿De qué? ¿De ____? - Asintió. - Jamás me arrepentiría. - Suspiró - Ni de ella, ni de ti. -

Alce su mentón y puse mis labios a la altura de los suyos. Sentía que mi corazón se iba a salir por mi boca, el cada vez se acercaba más a mi, quizá yo estaba igual de rojo o aún más que él, podía observar sus largas pestañas, y sus abultadas mejillas, tanto tiempo sin tenerlo así de cerca, joder, como lo amaba, es que eran dos amores totalmente distintos, Guillermo era mi amor irracional, mi amor loco, el que te hace llorar de frustración, ese que te mantiene toda la noche despierto, y ____ era mi amor maduro, el amor estable, ese amor pacífico.

Y es que sinceramente, me enamoré de el con locura, como dos adolescentes locos y llenos de pasión.

Me hizo sentir todo lo bueno de la vida a pesar de los errores que cometí en su momento. Me atrapó por como era conmigo, porque me gustaba lo que veía, lo que oía y lo que sentía al estar con él y como era yo al estar con él, la persona en la que me convertía, una persona amante de la vida, el me enseñó a ver la vida como el la veía, eso me hacía feliz.

Todavía cuando me agarraba la mano ya a última hora, todavía entonces, me emocionaba. Porque puede que sea verdad que lo sigo esperando o al menos eso hace una parte de mi. Porque siempre está ahí, a pesar de estar lejos, a pesar de que me fuí por casi cuatro años, siempre hay algo de el en mi mente, quizá su aroma, o su sonora risa que aún retumba en las paredes de mi corazón; en mis redes sociales o en mis ganas de coger el móvil y llamarle.

Porque sus abrazos era lo único que me llenaba de paz, ahora puedo decir que tengo otro amor de mi vida que es _____ que me hace sentir lo mismo que el, que me hace que quiera llorar de felicidad cuando consiguen algo que tanto anhelaban; porque su manera de hacerme reír era única y especial.

Porque todavía espero verlo aparecer en mis mejores momentos y que me acoja para no soltarme jamás, en los peores, que también los hay, como este, como estar a punto de perder a la mujer que tanto amamos y a los hijos que vamos a compartir, que eso me llena de total felicidad.

Porque ha sabido quererme, porque ha sabido hasta buscarme más de una o de dos veces, porque me ha dejado ser como soy y no dejar que perdiese nada de mi esencia. Porque al fin y al cabo, le gustaba tal y como soy. Tanto mis enfados como mis caprichos o antojos, todo. Ha dibujado un sinfín de carcajadas en mi cara y ha creído en mí como nadie.

¿El amor de mi vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora