Capitulo 3

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Horan se movía por el bar una semana más tarde, sus ojos se estrecharon por el humo y la oscuridad, buscando drogas más que cualquier otra cosa. Un lugar tan duro tenía que tener unas pocas reglas: si alguien quería pelearse lo hacía en el aparcamiento; nadie golpeaba a una mujer, tanto si era una dama como si no; y nadie, absolutamente nadie, hacía negocios en su local.

Su camarero, un ex-Ranger como él, se ocupaba de la barra con la ayuda de uno de los estudiantes universitarios locales. El muchacho era muy trabajador, deseoso de aprender. Había otros dos guardias, ex-Rangers también, y tan duros y resistentes como Horan, a pesar de sus licencias médicas del servicio. Todos ellos eran veteranos discapacitados. Pero sus hombres eran tan duros y eficaces como lo habían sido en el ejército. Tal vez no tan rápidos, pensó con una sonrisa…

El bar estaba en uno de los lugares más populares de la zona y era el único. La mayoría de los días de semana tenían trabajo, pero los fines de semana se podía convertir en una locura si no iban con cuidado.

La banda en el otro extremo del local tocaba una melodía lenta y las parejas daban vueltas en la pista de baile. Había el surtido habitual de motoristas, niños universitarios y borrachos en general.

Con una señal al gorila más cercano, le indicó al otro que ocupara su lugar cuando Horan se dirigió de nuevo hacia la barra. Mientras lo hacía, casi se le para el corazón… Maldición. No, no necesitaba esto. No después de verla desnuda, excitada, e insatisfecha… Allí, de pie en la puerta como un ángel delicado, estaba su intrépida vecinita. Y no estaba usando un vestido. O una falda. Llevaba unos vaqueros que hacían que las piernas se vieran como el mejor sueño húmedo que un hombre podría tener. Bajos en la cadera, una blusa sin mangas muy ceñida abrochada malditamente cerca del cuello, y otra vez las botas. Y llevaba el pelo suelto.

Sintió un golpe duro de celos al ver cuando los ojos de otros hombres la encontraron, con lujuria, observando los largos rizos salvajes. Mierda ¿Cómo demonios se suponía que iba a sacarla de allí? Este no era un lugar para la señorita _____. Se pasó una mano por el pelo con irritación, se dirigió hacia ella, moviéndose a través de la sala en un camino diagonal a ella, que se dirigió a la barra. ¿No sabía la escoria que podía encontrar en un bar como este? ¿Qué demonios estaba haciendo allí? Y debería ser considerado ilegal que una mujer llevara un par de pantalones como esos. Hacían que la miraras con cada paso que daba con ellos. Abrazando su culo bien formado como unas manos muy posesivas.

- Hola - Sonrió al camarero. Jake estuvo malditamente cerca de dejar caer la botella de whisky que llevaba - ¿Me podrías dar un whisky, por favor?

Los ojos marrones de Jake parpadeaban sobre ella. Sí, ella no parecía del tipo de whisky.

- Tengo algunas marcas de vino por aquí - Ofreció Jake - Frutales…

Horan casi se echó a reír al ver la expresión de Jake.

- No - Negó con la cabeza y Horan vio su expresión en el espejo detrás de la barra. Era una mujer determinada - Sólo whisky, por favor - Entonces dijo la marca - ¿Lo tienen?

Condenadamente caro. Oh sí, lo tenían.

Horan se trasladó al final de la barra, al lado del taburete que ella había escogido, apoyó los brazos en ella y la miró en silencio mientras se volvía hacia él con los ojos como platos.

- Señor Horan - Dijo con esa pequeña sonrisa. Con hoyuelos.

- Sólo Horan - Arqueó sus labios mientras la miraba, observando cómo su mirada se deslizaba por el tatuaje que se enrollaba alrededor de su bíceps. Se mordió el labio antes de mirarlo a los ojos de nuevo. Jake escogió ese momento para ponerle el whisky delante de ella. Horan arqueó las cejas cuando lo levantó, tomó un sorbo tan delicadamente como una dama haría con un vaso de vino y dejó de nuevo el vaso en la barra sin una mueca.

La Caida de Horan (Niall y tu) -HOT- TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora