Capitulo 11

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Deslizó la corona de su polla dentro de ella y se detuvo, sintiéndola, tan sedosa, tan caliente - Maldita seas, ______.

Empujó en ella, más fácil esta vez. Más lento. Trabajó su erección en ella, sintiendo todas las caricias, la succión ordeñándole desde su coño caliente cuando ella se lo llevó. Lento. Firmemente. Tanto placer que se sentía cegado por él. Sintió como si nunca tuviera suficiente, nunca podría tener suficiente para saciar su hambre por ella. Hundió la cara en el pelo, sentía sus piernas rodeando su espalda, y la tomó con calma. Porque el placer de hacerlo era suficiente para luchar, para morirse. ¿Cómo diablos había logrado superar sus defensas? Y lo había hecho. Se deslizó a través de ellas y ni siquiera lo supo. Hasta que le tocó. Hasta que ella le pidió que le mostrara cómo ser mala. Entonces rompió el último hilo de su control cuando ella le proclamó su amor.

- Tan dulce. Así apretado - Gimió en su cuello, sosteniéndola con él, moviéndola con él - Dios, ______, ¿Qué has hecho conmigo?

Sus brazos se apretaron alrededor de ella cuando sintió que sus jugos se reunían, recubriéndolo, facilitando aún más su camino cuando sus caderas comenzaron a moverse más rápido. Más duro. Él la necesitaba. La necesita más y más hasta que sintió que ella lo agarraba más fuerte, más caliente, y la oyó gritar su nombre.

- ¡Niall!

Su rostro enterrado en su cuello, su ondulante coño a su alrededor… Y se perdió en ella. Por tercera vez aquel día, se vertió en ella. Gruñendo. Gimiendo. Perdido en el placer que ardía como una supernova a través de su cuerpo, derramó hasta su última gota en ella, y él lo sabía. No era sólo su cuerpo lo que le daba. Era él mismo.

La Caida de Horan (Niall y tu) -HOT- TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora