Capitulo 4

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_____ no lloraba desde hacía mucho tiempo. Había aprendido lo poco que ayudaban las lágrimas, lo miserable que la hacían sentir y que a nadie realmente le importaba de todos modos. Niall Horan había advertido a los hombres que se mantuvieran alejados de ella en el bar ¿Habría corrido la voz por la ciudad? ¿Era ésa la razón de que todo el mundo se quedara a distancia?

Fue a la tienda de comestibles a la tarde siguiente, como todos los días, para comprar la cena para esa noche. Deambulando por la tienda, eligió unas pocas verduras y un tomate maduro… Aunque no tenía idea de lo que hacía. Una tajada de sandía fue lo siguiente. Cogió también una manzana y la colocó en una bolsa de plástico transparente preparada especialmente para la fruta, y lo puso en su canasta de compras. Se sentía desconectada mientras se movía a través de la tienda. No quería bistec o carne de cerdo. No quería otra pechuga de pollo. Y se había prometido hacía años que nunca volvería a comer otra cena precocinada en su vida. Entonces, ¿Qué quería? Quería bailar. Quería que la abrazaran. Quería que la tocaran. Y no quería a un extraño. No quería una mierda casual y poco duradera. Quería algo más. Quería a Niall Horan… Se detuvo delante de la nevera de la carne por segunda vez con el ceño fruncido por la variedad de productos allí.

Tenían de todo. El problema era que el hambre que la desgarraba no tenía nada que ver con la comida y todo que ver con algo mucho más íntimo.

- El pescado es fresco...

Se puso tensa al oír la voz de Horan a sus espaldas. Se metió un mechón de pelo que había escapado de la coleta en la parte posterior de cabeza tras la oreja y miró a la nevera. Cogió un paquete de pechuga de pollo individual, lo puso en su canasta, y siguió adelante. Bueno, una manzana, un tallo de apio pequeño, un pimiento verde, había algo de lechuga en su nevera… Dios, no quería pollo.

- ¿Vas a perdonarme, _____?

- Mi nombre es _____ - Le dijo en voz baja - O señorita Fox si lo prefieres.

Respiró profundo tras su espalda.

- Nadie más te llama _____. Hace que una parte de ti sea solo mía.

Estaba muy cerca. Tan cerca que podía sentir el calor de él contra su espalda. Tan cerca que sus pezones se pusieron duros, su clítoris creció apretado y sensible, y el estómago se le retorció por la necesidad.

- No me quieres, ¿Recuerdas?

Maldito sea. No quería quererle ¿Acaso pensaba que era voluntario?

- No te servirán más refrescos en el bar. Te lo prometo - Su voz era un murmullo tranquilo y oscuro. Tenía un toque de diversión. Un indicio de algo más oscuro, más profundo - Y no me digas que no quieres ir.

Ella se encogió de hombros. - No voy a ir de nuevo a su bar, señor Horan.

Se movió por el pasillo. Probablemente podría coger otra pequeña caja de leche. A veces se la bebía, a veces no. La colocó en la canasta antes de seleccionar una pequeña cuña de queso que le gustaba comer con las galletas que guardaba en el armario.

- ¿No me vas a perdonar? Vamos, ______, somos vecinos. No puedes guardarme rencor - Sintió un cosquilleo en la parte superior de la cabeza cuando sonrió, calentando su alma.

_____ se detuvo y se volvió y la nariz casi se entierra en su pecho. Dios, estaba tan cerca. Ella levantó la cabeza, miró a esos ojos castaños salpicados de ámbar, y sintió como la sangre subía a su rostro… Y el calor húmedo de sus jugos corriendo para preparar su vagina, llenándolo, filtrándose a sus bragas.

- ¿Te molesta que no lo haga? - Le preguntó finalmente.

Arqueó una ceja. - Claro que sí – Murmuró - Me pones más duro que una roca. Y estoy cansado de saber que estás enfadada conmigo.

La Caida de Horan (Niall y tu) -HOT- TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora