~Capítulo 10.

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Todo es una sucesión de imágenes y sensaciones inconexas. 

No sé cómo es que Harry terminó sentado en el suelo alfombrado de la sala de estar. No sé cómo es que yo terminé descalza, sentada sobre su regazo, con la cabeza escondida en el hueco que hay entre su hombro y su cuello. 

Su aroma es intoxicante. No había conocido a un chico que oliera de la misma forma en la que él lo hacía. Es una mezcla agradable de perfume, jabón y menta. Me siento segura en la cárcel de sus brazos. Me siento segura, a pesar de estar en un estado de completa vulnerabilidad. 

Tengo calor. Siento cómo los cabellos se pegan a mi nuca debido a la capa fina de sudor; y al mismo tiempo no quiero moverme. Comienzo a ser consciente de lo ridícula que debo parecerle a Harry. 

Estoy sentada en su regazo, hecha pedazos, manchando su piel con mis lágrimas, siendo débil y patética. 

—L-Lo lamento —mi voz suena ronca y rasposa a mis oídos. 

— ¿Mmm? —se inclina hacia mí, acercando su oído a mi boca.

—Lo lamento —digo con más seguridad.

—Debo admitir que esto no era lo que tenía en mente cuando vine hasta acá —dice en un susurro ronco y juguetón y embozo una pequeña sonrisa. 

—Definitivamente, tampoco era lo que yo tenía en mente —susurro y levanto la cabeza del hueco de su cuello y lo miro. Está oscureciendo, así que los tonos anaranjados que se cuelan por las delgadas cortinas hacen que todo luzca acogedor. Casi romántico. 

Los ojos de Harry parecen brillar con tonalidades doradas, debido a la luz, y no reprimo el impulso de apartar los rizos de su rostro, dejando una suave caricia en su piel. Él cierra los ojos y noto cuán largas y espesas son sus pestañas. Me inclino hacia adelante y cierro los ojos, uniendo mis labios a los suyos en un beso carente de sensualidad o intensiones desesperadas.

Es un beso casto, dulce, infantil… Y de alguna manera mi corazón da un vuelco furioso dentro de mi pecho. Me aparto de él y pego mí frente a la suya. —Debes creer que estoy loca —digo con una sonrisa triste pintada en los labios y los ojos cerrados.

—No —dice, negando con su cabeza. Su frente aún está pegada a la mía—. Creo que me ocultas algo. 

—Le oculto cosas a las personas todo el tiempo —intento sonar despreocupada, pero mi voz tiembla. 

Mis ojos se abren y él se separa un poco, para examinarme a detalle. —Eres un jodido misterio —dice con seriedad.

—Si no lo fuera, no estarías aquí —digo.

Él sonríe y niega con la cabeza. —Tengo hambre, ¿quieres ir a buscar algo de comer? 

Yo niego con la cabeza. No quiero salir de casa. —No me apetece salir. Puedo prepararte algo, si quieres.

— ¿Sesiones de besos y comida?, podría acostumbrarme a éste tipo de relaciones muy fácilmente. 

Le golpeo el hombro y él me aprieta contra su cuerpo, rozando su nariz con la mía con aire juguetón. Cambio la posición de mi cuerpo y me siento a horcadas sobre sus caderas, enredando mis dedos en su cabello. Él desliza sus manos de arriba abajo por mis costados y me mira a los ojos. Todo jugueteo ha terminado. Está mirándome con una intensidad que me quita el aliento. 

—Dios mío, quiero besarte tanto —susurra y mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho.

—Entonces, hazlo —pido con un hilo de voz. Me aferra con brusquedad, y cuando creo que va a besarme duro y fuerte, hace todo lo contrario.

Su beso es lento, pausado, sin prisas… Mis dedos aprietan las hebras caramelo de su cabello y él desliza sus manos por mis costados, mientras su lengua saquea mi boca en un beso arrollador. 

De un movimiento, se deja caer hacia atrás, llevándome con él. Reprimo un grito en sus labios y él sonríe, girando sobre su cuerpo, colocándome sobre mi espalda. Está sobre mí. Apoyando su peso en sus codos. Entonces aparta mechones de cabello lejos de mi rostro. 

— ¿No sexo? —pregunta con la respiración entrecortada y yo niego con la cabeza frenéticamente. 

—No sexo —digo con seriedad.

Se encoge de hombros y atrapa mi labio inferior entre sus dientes, apretando tan fuerte, que duele. —Tenía que intentarlo —dice mientras mordisquea mi labio inferior, enviando descargas eléctricas por todo mi cuerpo. 

Gimo cuando muerde particularmente fuerte, pero entonces, pasea su lengua por el lugar sensible, poniendo mi carne de gallina. Nunca nadie me había besado de esa forma. 

— ¿No tenías hambre? —digo cuando libera mi boca de su beso implacable y torturador. 

Él comienza a hacer un camino de besos, lento y tortuoso, desde la comisura de mis labios, hasta el punto donde mi mandíbula se une a mi cuello. Entonces, comienza a besarme ahí. Mis ojos se cierran ante la abrumadora sensación que me asalta, y mi boca se abre involuntariamente, reprimiendo un sonido. Toda mi carne se pone de gallina y mi corazón comienza a latir con fuerza contra mis costillas.

Cuando se aparta, susurra contra mi cuello—: De pronto, se me quitó.

— ¿Q-Qué? —pregunto, incoherentemente. No entiendo su respuesta. 

Él ríe por lo bajo un segundo y se endereza para que sus ojos encuentren los míos. —Me preguntaste si ya no tenía hambre —dice y besa mis labios suavemente—. Y yo te dije que, de pronto, se me quitó.

Siento el rubor subiendo por mis mejillas mientras él sonríe con aire burlón. Se ha dado cuenta de lo que causa en mí, y eso es muy vergonzoso. 

Él se levanta y estira su mano en mi dirección, ayudándome a incorporarme. No puedo evitar sentirme un tanto decepcionada. — ¿Y-Ya te vas? —pregunto, intentando mantener mi voz firme y neutral.

—No —se ríe un poco y dice—. Pensándolo bien, si quiero algo de comer. 

—Idiota —mascullo, reprimiendo una sonrisa.

Él me guiña un ojo y tira de mi mano, la cual, está entre sus dedos grandes y fuertes. 

Nos encaminamos hasta la cocina y, una vez ahí, Harry abre el refrigerador como si estuviera en su casa.

—Claro. Sírvete —digo con sarcasmo. 

Él me mira por encima del hombro y sonríe. —Es que tengo una pésima anfitriona, no me puedes culpar. 

— ¡No la tienes!, es muy considerada al dejarte abrir su refrigerador —exclamo con fingida indignación. 

— ¡Es una desconsiderada!, ni siquiera “hola” me dijo —su expresión exagerada me hace sonreír.

—Te recibió mejor de lo que te mereces.

— ¡Se me echó encima!, ¡soy un alma inocente corrompida por ella! —exclama abriendo los ojos con dramatismo. 

—Es una caza hombres. Deberías alejarte de ella —digo con fingido pesar.

Él camina hacia mí, con una sonrisa coqueta bailando en sus labios y acaricia mi mejilla con su índice—: Me debilitan las caza hombres. Son mi perdición, no puedo alejarme.

— ¿Entonces por qué te quejas, si te encanta? —susurro.

—Porque soy… —se encoje de hombros y hace una mueca graciosa—, masoquista. 

— ¿Por eso me elegiste como tu amiga especial? 

—Por eso, y porque… —se acerca un poco más. El tono de su voz es seductor—, eres preciosa. 

—Adulador.

—Incrédula.

Entonces, se gira, dejándome medio aturdida, y medio confundida porque ni siquiera intenta besarme. 

Harry Styles es un oasis en medio del desierto. Estoy casi segura de eso.

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Moments [Hot/Romantic] (HarryStyles&tú)[CANCELADA] By SAM LEON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora