~Capítulo 20.

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Lágrimas pesadas y calientes caen por mis mejillas y ni siquiera me molesto en limpiarlas. 

Sollozos incontrolables brotan de mi garganta. Me siento miserable. Esto no tenía que ser de ésta forma. Yo no tenía porqué habérselo dicho. Él no tenía porqué saberlo. 

Su mirada está clavada en la mía y noto el horror pintando sus facciones. — ¿Q-Qué?... —susurra con un hilo de voz y aprieto los ojos con fuerza, reprimiendo mis ganas de gritar de impotencia y frustración.

—E-Estoy muriendo —tartamudeo, intentando controlar el temblor de mi voz. 

Comienza a negar con la cabeza, incrédulo. —N-No es cierto —dice y una sonrisa carente de humor aparece en sus labios—. Con esas cosas no se juega, _____. ¡Si no quieres estar conmigo, dilo y ya!

— ¡No estoy jugando! —Espeto. De pronto, me siento furiosa—, ¡¿Crees que jugaría con algo tan delicado como esto?! , ¡¿Crees que no deseo con todas mis fuerzas que sea una maldita broma?! , ¡ESTOY MURIENDO!

Noto cómo su mandíbula se aprieta y me obligo a sostenerle la mirada. Poco a poco, el entendimiento comienza a hacerse presente en su expresión y desvía la mirada. —N-No eran… Vitaminas, ¿cierto? —pregunta sin mirarme.

—N-No…

— ¿Q-Qué… qué es lo que…? —no puede formular la pregunta.

—Lupus —respondo porque sé que no puede formular la pregunta. Su mirada se encuentra con la mía y veo un destello de dolor en sus ojos. Una sonrisa tensa y carente de humor se apodera de mis labios. Nadie sabe que es el lupus—. Básicamente, mi cuerpo se está matando a sí mismo —explico. 

Noto cómo palidece notablemente pero no me detengo. ¿Quería saberlo?, va a saberlo—: Mi sistema inmunitario está atacando tejidos sanos. Mi cerebro y mis pulmones, específicamente —digo—. Mi primera crisis fue a los diez años. Fue cuando me detectaron la enfermedad. Desde entonces tengo una seria obsesión con mantenerme vitaminada. Mientras más sano esté mi cuerpo, menos afectada me veo por el lupus —el nudo de mi garganta me hace imposible continuar, así que me tomo un momento para recomponerme—. Hace ya casi diez meses, tuve otra crisis. No había tenido otra desde que me diagnosticaron y… —me obligo a mirarlo a pesar de que tengo los ojos llenos de lágrimas—, me dijeron que estoy empeorando y no hay mucho que hacer a mi favor. Me estoy muriendo, Harry. 

Sus ojos están fijos en mí, llenos de terror, llenos de dolor, llenos de lágrimas… 

Pasa sus manos por su rostro, dándome la espalda. Todo mi cuerpo tiembla ante la expectativa de lo que va a decirme. Va a huir de mí y no lo culpo; al contrario, lo agradezco. Debe irse antes de que acabe con él, también. 

Se gira para encararme y me mira fijamente. —Debiste habérmelo dicho —dice y una risa carente de humor brota de mi garganta. 

— ¿Para qué? —Escupo—, ¿Para qué me tuvieras lástima?, ¿Para qué me trataras como si fuera a quebrarme?, no necesitaba eso. Lo único que yo necesitaba era… Olvidar. Huir de la realidad. Tener un momento de… de… 

—Así que decidiste utilizarme —noto la amargura en el tono de su voz—. Decidiste que soy el idiota perfecto al cual utilizar. Decidiste que podías jugar con fuego y no quemarte y decidiste botarme justo cuando decido a luchar por tenerte de verdad. 

—H-Harry… 

— ¿Sabes qué es lo triste? —dice con una sonrisa amarga pintada en los labios—, que me importa una mierda tu enfermedad. Los médicos le dicen al ochenta por ciento de sus pacientes que van a morir de alguna enfermedad, y ni siquiera la mitad de ellos lo hace. Al menos, no por esas causas. Mi papá vivió con cáncer treinta años de su vida y falleció en un accidente automovilístico. ¡Las estadísticas son mierda! 

—No va a pasarme así, Harry —suelto con amargura—. Voy a morir. Pronto. Y no estoy buscando un consejo o palabras de aliento, porque no las necesito. He tenido bastante tiempo para hacerme a la idea… No voy a echarme a llorar. No voy a desperdiciar mi tiempo lamentándome cuando no puedo hacer nada por mí misma. Acéptalo. Yo ya lo acepté. 

—Eres una idiota —sisea—, ¿Cómo puedes darte por vencida?, ¿Cómo es que no luchas?, ¿Cómo…?

— ¿Crees que no he luchado?, ¿crees que no lo hemos intentado todo?, ¡no soy una cobarde!, ¡¿Cómo te atreves a juzgarme si ni siquiera sabes lo que se siente?! , ¡No tienes derecho a decir nada porque tú no eres quien se está muriendo!, ¡Imbécil! —las lágrimas caen por mis mejillas de manera alarmante. No puedo más. No puedo seguir con esto. Necesito irme.

Su mandíbula está apretada con fuerza y su mirada luce desencajada. Casi maníaca. —Estás huyendo de mí —susurra—. Eso es ser cobarde.

—No me llames —digo en un susurro ronco—. No me busques. Aléjate de mí. Esto…, lo que sea que haya sido, se ha terminado. 

Me giro sobre mis talones y me echo a andar por la calle, desesperada por encontrar mi auto e irme. 

— ¡_______! —grita la voz de Harry a mis espaldas, y cuando me giro, me toma unos segundos registrar que está corriendo en mi dirección. Sus brazos se envuelven en mi cintura y sus labios se plantan sobre los míos en un beso urgente y decidido. 

Correspondo su beso y las lágrimas no dejan de caer por mis mejillas. Un sollozo ahogado brota de mi garganta y aferro mis dedos a su cabello. 

—N-No huyas de mí —susurra entre besos—. Puedo manejarlo. Quiero estar contigo. Quiero… 

Mis labios urgen besos intentos en los suyos. No me importa cuán doloroso sea. No me importa cuán estúpida esté actuando. No quiero que se aleje de mi lado. No quiero que se vaya.

Moments [Hot/Romantic] (HarryStyles&tú)[CANCELADA] By SAM LEON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora