Sentimientos

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-¿Solo piensas quedarte viéndome todo el rato que este aquí?- dijo mirándome de reojo.

-¿ha?... lo siento…- dije volteando a otro lado.

-¿Por qué?... ¿por qué te sigues relacionando conmigo a pesar de lo fría y cortante que soy contigo?- dijo pausadamente mientras miraba por la ventana- ¿Qué tengo que hacer para que ya no te metas más en mi vida?- pregunto mirándome de reojo.

-¿y yo que tengo que hacer para que me des una oportunidad de acercarme a ti?- dije rápidamente mirándola. Ella soltó un suspiro y se levantó de su asiento, se dirigió hacia mí y se sentó justo enfrente de donde estaba.

-Porque no durare mucho tiempo en esta ciudad…- dijo viéndome a los ojos.

-tienes que estar bromeando, te mire a mediados de abril en una tarde lluviosa en la estación – le dije contemplando sus hermosos ojos fuego.

-sí, es cierto, me viste, pero solo había venido de visita, ahora me estoy quedando aquí, pero no será por mucho tiempo- dijo entre suspiros.

-¿Cuánto tiempo más te quedaras?-pregunte.

-Aun no lo sé… lo más probable es que solo sea una semana o unos cuantos días-dijo con la mirada perdida.

-creo que deberíamos irnos, pronto cerraran la escuela- dije mirando mi reloj.

Ambos tomamos nuestras cosas y salimos de la escuela, la mire de reojo y pude notar una leve angustia al tiempo que miraba un coche negro que esperaba afuera de la escuela.

-¿Te pasa algo?- pregunte.

-no… no es nada- dijo rápidamente en seco.

Estando a unos pasos del coche un señor con traje se bajó de la parte trasera, no tenía buena pinta, su expresión era… poco amigable… por así decirlo. Ella se apresuró a subir al coche sin despedirse, el señor me seguía mirando y de un momento a otro entro al coche y se fueron, fue demasiado extraño, ella se miraba triste, mis días eran extraños desde que la conocí, creo que por eso me gustaba tanto.

Ese día no tenía pendientes, las tareas habían disminuido debido a las faltas de los profesores, se dejan influenciar mucho por el mal clima, vaya flojos… salí al parque a tomar unas cuantas fotos de la flora humedecida por la lluvia, rogando que no me callera un aguacero de esos que se sabían soltar, había mucho de lo cual tomar fotografías, la lluvia favoreció demasiado a las plantas que estaban aún capullos, perdí la noción del tiempo tomando fotos, cuando menos pensé se me estaba oscureciendo, así que tome mis cosas y me camine de regreso.

Justo en la mitad del camino, cerca de un muelle me la encontré, como no reconocer esas curvas rojizas que tanto me gustaban, me acerque a ella con intención de sorprenderla, pero sintió mi presencia y volteo antes de llegar a ella, lucía un tanto diferente, pero se miraba realmente hermosa.

-Hola- dijo ella con una leve sonrisa.

-Ho… hola- dije con un leve rubor en mis mejillas (no entendía porque).

-¿Eres fotógrafo?- dijo mirando mi cámara con asombro.

-¿ha?... ¡aa eso!- dije tomando mi cámara- pues en ocasiones, no lo soy de oficio, pero tengo un blog donde publico las fotos que tomo- dije sonriendo.

-¡oh eso es increíble!- dijo sorprendida y muy alegre

-¿y tú qué? ¿Qué haces en este lugar?-pregunte mirando el mar recargado en las barras de protección que había para no caer en la playa.

-El primer día que llegue a esta ciudad mire este lugar, y se me hizo demasiado hermoso, así que quise regresar- dijo mientras serraba los ojos para disfrutar la mojada briza que acariciaba su rostro.

Se miraba tan hermosamente genial que no me pude resistir a tomarle una foto.

-Te miras algo diferente a esta mañana, ¿paso algo?- pregunte con una leve sonrisa.

-en realidad estoy exactamente igual que en la mañana… solo que no muestro mis lágrimas- dijo con una sonrisa mirando hacia el mar.

-¿porque no lo haces?.

 

-Porque no quiero preocupar a la única persona que me ha tendido una mano en esta ciudad y que a pesar de todos mis malos tratos sigue estando cerca de mí- dijo con los ojos empezando a inundársele.

Relato de un hombre enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora