Evadiendo a la autoridad

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Apenas tuvo el momento de huir lo hizo, se escabulló de Luce y sus intentos de convertirla en una muñeca viviente y fue donde su otra persona favorita. Se escabulló entre los pasillos del segundo piso por ser los más desocupados y en medio de su andar tropezó con una de sus agujetas sueltas, al menos el suéter era lo suficientemente acolchado como para no sentir tan mal el golpe pero aún así no evitó que diera de lleno de cara al piso.

-Nunca dejarás de ser tan torpe, Dame-hija

Un par de brazos la levantaron del suelo y la sostuvieron mientras ella intentaba no llorar, si algo tenía que maldecir de todo esto era que no podía evitar llorar por cosas tan insignificantes como un tropiezo. Reborn la abrazó lo más cuidadosamente posible mientras iba en busca del botiquín para las heridas en las rodillas, entre tanto Tsuna se aferraba a él para ocultar las lágrimas que se escapaban sin su consentimiento.

Luego de ponerle unas benditas a las rodillas, desarmar el par de moños que sabía que le molestaban y volver a darle otro apretado abrazó decidió que era momento de bajar y continuar con su castigo, pero aprovechando de enseñar a su querida cachorra.

-¿Mamá sabe que te escapaste?
-No, me molesta que se ponga en plan sobre protector-Tsuna volvió a acurrucarse contra el hueco en el cuello de Reborn

El otro sólo suspiro mientras caminaba por los pasillos en busca de su mujer; era mejor evitar algunos desastres antes. Al momento en que Luce los vio dejó de interrogar al asustado jefe de Varia para ir donde sus dos amores.

-Bebé, ¿Porque te alejaste de mí?
-Quería estar con babbo- contesto con un puchero

Luce tubo serios problemas de no caer totalmente ante su cachorra, por otra parte Reborn simplemente suspiro y se rindió a lo inevitable cuando ella lo llamó así.

Aunque antes muerto a decir en voz alta, su hija a momentos lo podía manipular con la uña de su dedo meñique.

-Deja que se quedé conmigo hasta el almuerzo, luego podrán disfrutar toda la tarde las dos, ¿Sí?

-Por favor mamma...

Luce tuvo que hacer uso de toda su voluntad para no sucumbir a la peor combinación destructiva: su esposo en modo dócil y bueno, junto a su hija en modo extra adorable. Lamentablemente falló a los 10 segundos y dejo que la pareja se fuera a hacer lo que tenía pendiente mientras ella se retiraba al solarium para recargar fuerzas y bajar sus niveles de azúcar.

Por su parte Tsuna estaba bastante feliz de haber logrado su plan y ahora podría divertirse junto a su papá, porque él nunca le obligaría a usar molestos trajes y le enseñaría de una manera no espartana como manejar algunas armas.

Esa era la forma en que papá hacía las cosas.

Luego de revisar el estado de todo y todos, el mayor decidió que era un buen momento de pasar un tiempo con la pequeña cachorra, así que hizo lo mejor que sabía hacer: enseñarle a alguien como usar un arma.

Tsuna aun de adulta tenía ciertos problemas de control con las armas de fuego, sobre todo con las pequeñas así que de todas formas decidió seguir entrenándola en ese aspecto aún si tenía el aspecto de una niña.
En el patio trasero, con un par de blancos en los árboles le pasó unas pistolas con balas de pintura.

-Coloca tus manos correctamente, hasta que logres dominar lo básico a perfección no intentas usar solo una de tus manos-hizo una pausa para corregir la postura una vez más- tienes que aprender a controlar la fuerza del rechazo del disparo.

-Papá, eso suena como un consejo para más de un sentido- dijo antes de disparar

- Como prefieras- se agacho para volver a corregir sus brazos- tienes que concentrar la mirada en el blanco, no puedes depender de la tecnología de los chicos para siempre.

La pequeña Decima VongolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora