Estupidez, amigos y ritos de paso

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Luce cargó a su cansada cachorra en sus brazos, su cabecita apoyada en su hombro mientras dormía profundamente, entre lo que jugaba con la parvada y corría para recolectar flores y hacerle la corona que en esos momentos estaba usando, la energía de la pequeña se había terminado por lo que necesitaba de una pequeña siesta antes de comer e irse a la cama. Los demás ya habían avisado a casa que volverían pronto, Luce los seguía desde atrás sonriendo al ver al grupo de chicos reírse mientras caminaba por el pequeño sendero, un pequeño movimiento entre sus brazos la alerto, Tsuna se estaba despertando de su breve siesta.

-Mamá, creó que supere el trauma de papá.

-Eso veo cariño, me alegró ver de que te has vuelto más fuerte.

Tsuna aún con la cabeza apoyada sobre el hombro de su mamá, miró el poco de bosque que dejaba atrás, pensando una vez más sobre como poder escapar de casa para saludar a sus peculiares amigos.

Realmente podía ser una niña peculiar.

Durante la noche, mientras Natsu dormía plácidamente a su lado en la gran cama, volvió a darle vueltas al asunto, cada vez más decidida a hacer lo que supondría un plan peligroso en el sentido de que si la veían con sus amigos posiblemente le atacarán, la manada de lobos eran grande y con experiencia, podrían destrozar a los chicos fácilmente al conocer el terreno.

Con eso en mente decidió que era momento de hacer una visita a una las frutas del tazón.

Bajo en silencio seguida de su fiel mascota, se escabulló entre las paredes y sin ser detectada por las personas del lugar, la clave de la infiltración era pasar desapercibida para todos aquellos ajenos al asunto y más si no sabían la verdadera relación entre ella y la frutilla.

Cuando llegó a la gran puerta blindada de una parte del sótano de la mansión, espero a que la alerta advirtiera al científico antes de que ella entrara a la fuerza, la gran puerta se abrió lentamente y ambos entraron a un cuarto oscuro solo iluminado por las grandes pantallas de los computadores.

-Verde, ha pasado tiempo-dijo mientras se sentaba en una de las sillas libres

-Supongo que debo darte las gracias por las ratas de experimentos y las vacaciones.

-No es nada-contesto la niña mientras se servía una taza de té- supongo que sabes a lo que vengo

-Dejame adivinar- continuo el científico con cierto sarcasmo mientras bebía de su propio tazón- planeas fugarte y quieres tener asegurado el poder volver a tu cuerpo original en caso de emergencia.

-¿Que comes que adivinas, Verde-sempai?

El mayor no pudo evitar reír un poco al ver la falta de seriedad y sobre todo responsabilidad de la chica antes estos hechos, tal vez por eso le gustaba mucho usarla para sus experimentos siempre y cuando fueran del todo beneficiosos para ella como ahora.

-¿Alguna molestia en tu cuerpo?

-Además de que durante los primeros días realmente había perdido total recuerdo de mi yo adulto, bueno, también tengo poco control de mis llamas del cielo y en general tengo los mismos arranques emocionales, de energía y cansancio que todo crío.

Verde anotó todo en su libreta especial y siguió haciéndole preguntas sobre la transformación, por su parte ella le pregunto con respecto a otras cosas y ciertas "investigaciones" ultra secretas. Al final, él se vio obligado a entregarle el pequeño dispositivo que la haría volver a la normalidad, ya había sido probado antes y los efectos eran bastantes satisfactorios.

-Solo tienes que inyectar la llama del cielo en este pequeño espacio para que pueda revertir tu estado actual, te sugiero que lleves un cambio de ropa extra, tuviste mucha suerte la primera vez.

La pequeña Decima VongolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora