Era una tarde de sol, que se le suelen escapar al invierno, no estaban seguros si realmente faltaran las palabras en ese momento.
Había sido un día un poco movido, Tina había desembarcado en Londres esa misma mañana acompañada por su hermana y su querido cuñado no-maj. La invitación de Newt para conocer el viejo continente surgió en una de sus tantas cartas y no fue hasta enero, pasado año nuevo que Tina logró coincidir sus vacaciones con el resto de los aurores, 3 semanas libres, todas para estar con el mago de gabardina azul.
— ¿Qué te parece lo poco que has visto ?— preguntó el hombre iniciando una conversación. Mientras mira a lo lejos a una jovial Queenie persiguiendo a Jacob en una especie de carrera.
— Newt, ahora entiendo porque querías volver, Inglaterra es un lugar realmente mágico — Tina sonrió mientras contemplaba todo el verde que parecía envolverla.
— Mañana — dijo sin titubear y Tina lo miró extrañado. Prosiguió — Mañana será un día realmente mágico, conocerás uno de mis lugares favoritos.
Tina volvió a sonreírle, con los ojos brillantes de alegría.
Queenie se acercaba a ellos cansada y jadeando, la competencia era injusta y Jacob con esfuerzo movía su robusto cuerpo donde sus amigos para lograr sentarse.
— Señor Scamander. — la rubia bruja parecía disfrutar burlarse del mago tratándolo con tanta parsimonia. — ¿Cuáles son los planes para mañana?
— Newt, por favor, no todos podemos seguir el paso — le dijo Jacob entre resoplidos, parecía exhausto. Miro a su novia y dijo— Queenie, me niego a subir alguna otra montaña de este parque.
Todos rieron al unisono, estaban tranquilos y de buen humor, se notaba que a la auror le faltaban unos días de descanso. Desde la fuga de Grindelwald en MACUSA todo estaba muy desordenado en las oficinas de Seguridad Mágica, la mayoría de los aurores reforzaban turnos, lo que en parte dificulto las vacaciones de Tina. Hoy, como hace varias semanas no pasaba, Queenie podía distinguir la brillante sonrisa de su hermana, esa que parecía hacerse más visible en la compañía de Scamander.
— Tranquilo amigo, mañana tomaremos un tren— comentó el magizoólogo a Jacob— Quiero que puedan apreciar el paisaje que hay hacia nuestro camino.
Dejaron que el atardecer cayera sobre ellos, disfrutaron de los últimos rayos del sol sobre las colinas. Newt no lograba quitar los ojos de Tina, ella lo miraba de reojo un poco nerviosa y sonrojada al sentirse observada, no hubo más contacto que el roce de sus manos. Cuando cayó la noche decidieron aparecer cerca de la casa de los padres de Newt, en una zona rural del imponente Londres.
— Buenos días.
— Buenos días, ¿están listos? — preguntó Newt al entrar a la cocina y encontrar a sus amigos ya tomando desayuno.
— Sí, solo faltabas tú. ¿Cómo estaban todos allá abajo? — preguntó Tina apuntando la maleta que Scamander llevaba en la mano.
— Todos bien, solo que alguien se coló. — Newt miraba su hombro al pequeño hombrecito verde, Pickett, el bowtruckle. — Entonces, ¿Vamos?
Todos asintieron, tomaron sus cosas y aparecieron en la estación de trenes al sur. Newt se acerco a la boletería y compro cuatro asientos en un compartimiento privado, el viaje era solo de 3 horas, pero la idea de más gente cerca le molestaba.
— Bueno, entonces, ya podemos saber donde vamos. — Tina estaba ansiosa por saber, trato de inmiscuirse en las cosas de Newt, algo básico de auror, pero su respeto al mago la obligo -de mala gana- a aceptar recibir una sorpresa.
