El mes pasaba lento y Tina sentía mucha angustia, las últimas cartas de Newt eran muy escueta algo a lo que ella no estaba acostumbrada. Generalmente él se explayaba mucho respecto a su día a día y el acontecer con los habitantes de la maleta, pero en los últimos escritos solo un "¿cómo estás?, aquí todo bien".
Tina temía que esta relación a distancia estuviera acabando lentamente y quizás Newton no se atrevía a terminar con ella por carta, así esa noche aprovechando la ausencia de Queenie se decidió a escribirle.
"Querido Newt:
Te he extrañado tanto, entiendo que estás con mucho trabajo, pero agradecería que pudieras responderme un poco más... largo. ¿Está todo bien por allá? ... Sabes que puedes contarme cualquier cosa ¿verdad?
Las cosas en MACUSA están tranquilas, demasiados tranquilas para mi gusto, así que no tengo mucho que hacer, ¿te gustaría que viajará a acompañarte? Puedo pedir un par de días libres.
Queenie está muy feliz, Jacob arrendó un nuevo departamento y se esté quedando allí casi todas las noches.Espero que todo mejore, te amo y te extraño más de lo que puedes imaginar. Saludo a los animales, espero saber de ellos también.
Con amor,
Tina.
La auror se suspiró y se desplomó sobre su escritorio haciendo tambalear el pequeño tintero sobre la mesa. Unas ganas de llorar se apoderaron de la joven mujer, estaba enamorada del mago de abrigo azul, lo amaba intensamente como jamás imagino que podría amar a nadie. Ella sentía que Newt era... él, el indicado y ahora parecía alejarse de ella y no podía hacer nada para retenerlo.
Recuperó las fuerzas y dio un pequeño silbido hacia la ventana y una lechuza café, como los ojos de su dueña se acercó a la habitación. Tina tomó el pergamino y lo dobló para amarrarlo a la pata del ave.
—Entregaselo a Newt, por favor— Susurró Tina, acariciando las plumas del animal.
En Londres un desanimado mago estaba trabajando en su maleta, sobre su escritorio estaba la foto de una morena mujer con una bufanda de Hufflepuff rodeada de nieve con una hermosa sonrisa y él envolviendola en un abrazo, los personajes de las fotos le sonreían constantemente... "Tina" pensó Newt.
La extrañaba mucho, pero estaba tan agobiado trabajando en la re-edición de su manuscrito que no se había tomado el tiempo de planificar otro viaje. Además, estaba lo suficientemente agotado de lidiar con Leta en el ministerio todo los días, la bruja inglesa insistía en perseguirlo por el trabajo inventando alguna excusa que le quitaba tiempo.
No le había contado a Tina nada de esto, sabía que ella confiaba en él y él por su parte jamás volvería con Leta, menos ahora que sentía que la auror le devolvía la vida. Aun así Newt, conociendo a Tina, sabría que su inseguridad la haría sufrir imaginando un montón de cosas a la distancia y él no quería eso para ella.
—¡No! mientras yo pueda, nada hará sufrir a Tina— respondió a los pensamientos de su mente y empuño su mano para golpear la mesa.
Estaba en eso cuando una joven lechuza llegó a su lado, era ya conocida y cada vez que la veía dejaba escapara una pequeña sonrisa, esta vez no sería la excepción
—Mane, ¿qué tal pequeña, muy cansada?— Se alejó del ave para volver con un puñado de semillas y agua— Descansa... carta de Tina.
Leyó la carta y su corazón se hizo pequeño, no había notado lo que el estrés estaba causando en su relación y se asustó al pensar que llegaría el punto en que Tina se aburriría de intentarlo y se acabarían los mensajes.