24/08/2016
10:50 amNadie estaba en condiciones para una jugada de Captura la bandera.
El campamento era todo un desastre, la enfermería aún a tope, la infraestructura algo dañada y sin duda todo parecía ir de mal en peor en cuanto a los ánimos que cada vez decaían más. Era como si la desaparición de Percy en su extraña misión y el ataque al campamento hubiera extraído parte de sus energías.
—¿Cómo está Frank? —preguntó Annabeth, mirando a Hazel. La afroamericana tenía los ojos algo rojos y lucía algo desaliñada, parecía no importarle. Suspiró.
—Aún no despierta. Will dijo que probablemente fue el shock. Jason le extrajo toda la electricidad que pudo haber quedado en su cuerpo y... dicen que podría despertar en cualquier momento —a pesar de haber dicho eso, pareció seguir cabizbaja, casi desesperanzada.
La rubia le puso una mano en el hombro hasta que la apretujó contra ella.
—Estará bien, Haze. —susurró, mirando por encima de su hombro todo el ajetreo en la enfermería—. Ve con Butch. Creo que necesitan ayuda en los establos.
—¿Y Percy no puede...? —la más pequeña abrió los ojos sorprendida por lo que acababa de decir y le tomó los antebrazos a Annabeth, completamente avergonzada—. Oh, no. Lo siento mucho. No...
—No te preocupes —la hija de Atenea le intenta dar una sonrisa, a pesar de ese retortijón en el pecho.
Hazel la miró con comprensión y cierta pena, asintiendo.
—Iré... iré a ver a Nico, él... no ha estado muy bien —se despidió dándole un apretón al brazo de Annabeth antes de salir del lugar a paso lento y con los hombros caídos.
24/08/2016
21:00 pm—Quirón, esto es más que solo un ataque. Tú y yo lo sabemos. ¿La desaparición de Percy, la agresión a Rachel, lo extraño de los ataques?
—Annabeth, estás sacando conclusiones antes de tiempo, Percy no está desaparecido.
—¡Lleva días fuera, la última vez que lo vi estaba luchando con alguien! —y entonces se dio cuenta de lo sube acababa de decir.
Quirón entrelazó sus dedos frente a su rostro, observándola con atención esta vez.
—¿Lo contactaste por mensaje de Iris?
Annabeth de repente se sintió cohibida, acorralada. Soltó aire retenido.
—Sí.
Quirón suspiró, negando.
—Niña, lo que sucede es...
Ambos guardaron silencio y escucharon con atención del alboroto que se formaba afuera, junto con las alarmas y pegasos relinchando.
No tuvieron ni siquiera que mirarse para ponerse de acuerdo y salir corriendo de la casa grande.
Al instante miraron al rededor, con sus armas en mano, pensando que se trataba de un ataque más, sin embargo, se llevaron una sorpresa, viendo como todos clavaban su atención en los pegasos volando hacia Blackjack en el cielo, bajando por alguien en el lomo.
—Percy... —fue a penas un susurro que salió de los labios de Annabeth, corriendo a su encuentro. No lo podía notar pero estaba temblando, con la piel blanca como un fantasma, sus ojos grises abiertos enormemente y con una capa de lágrimas acumuladas, unas que no había podo liberar en días.
Cuando el caballo negro tocó el suelo, volteó a Percy, como asegurándose de que siguiera ahí y relinchó, sacudiéndose un poco, raspando la tierra con las pezuñas.
Fue ahí cuando el pelinegro se incorporó levemente y comenzó a bajar de Blackjack, recargándose de él como si realmente le costara el descenso.
Annabeth no se dio el tiempo de siquiera verlo bien, tan solo se lanzó a sus brazos y lo rodeó con los suyos, con unas ganas casi inconteolables de llorar mientras se aferraba al hijo de Poseidón, no queriendo dejarlo ir nunca más.
—Hey, chica lista... no puedo respirar —fue el apenas susurro de Percy en su oído. Sintió un beso en la sien y quizás una sonrisa traviesa del chico, seguido de eso pareció recargasrse más y más en ella, se fue desplomando de a poco hasta ser un peso muerto en sus brazos. Y fue ahí cuando Annabeth notó las condiciones en las que estaba: herido, sucio, lleno de sangre, por alguna razón mojado y demasiado pálido.
Comenzó a gritar por ayuda, escuchó claramente las exclamaciones de angustia de los campistas a su al rededor. Frunció el ceño hacia todos ellos, gritando que se alejaran, que no era ningún espectáculo. Veía borroso por las lágrimas.
Se separó de Percy solo para que lo pudieran poner en una camilla y llevarlo corriendo a la enfermería entre varios hijos de Apolo. En la entrada, pudo divisar a Nico Di Angelo, con los ojos como platos, puños apretados, incapaz de mantener la vista en el cuerpo herido del ojiverde.
Cuando los campistas se dispersaron un poco, Annabeth dio un paso hacia delante. Algo crujió bajo sus pies. Papel. Una nota caída de la mano débil de Percy. Casi temía por lo que hubiera en ella. Estaba perfectamente doblada, con el blanco salpicado con manchas carmesí. No pudo reaccionar de ninguna forma al verla ya abierta, pasando la vista por las simples líneas. Pero pudo sentir como un escalofrío le recorría la nuca hasta dar con sus extremidades.
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Hi Guys...
फैनफिक्शनEn su cumpleaños, Percy decide escribirles una carta a sus amigos debido a que no podrá asistir a la fiesta que han organizado, ya que Poseidón le ha encomendado una repentina misión que le impedirá volver al campamento por algunos días.