Capítulo 9

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Ylliana

Nerviosa ya no estaba, pero por alguna razón tenía miedo de esta nueva vida. Los guardias al observar a mis amigos, nos dejaron pasar sin ni siquiera preguntar por la persona aparentemente sospechosa que traía envuelta su cabeza. Ingresamos las puertas del glamuroso castillo, era verdaderamente grande, siempre pensé que solo existían en los cuentos o en la historias de las antiguas civilizaciones, pero me equivoqué, en realidad si existían y era mucho mejor verlo en la realidad. 

Nos recibió un señor con un uniforme que denotaba ser de un rango superior—Sean bienvenidos. El Rey Evans, los está esperando en la corte. Adelante, síganme—Nos dio una reverencia, y caminó en frente de nosotros.

—Muchas gracias—Dijo Sofía y seguimos al "Jefe" como lo apodé.

Efectivamente, a una distancia corta se encontraba de pie, alguien muy apuesto, de cabello rubio, de hermosos ojos color cielo, y de piel blanca casi pálida; efecto que lo hacía ver como un verdadero Rey, claro muy aparte de la ropa que llevaba, ese estilo definitivamente me dijo que lo era, aunque debía destacar que su traje no era anticuado, ni antiguo, al contrario eran modernas de estilo sofisticado y elegante totalmente a la moda.

—Su majestad, he aquí sus invitados—Nos señaló el Jefe.

—Gracias. Puedes retirarte, te llamaré cuando lo necesite—Habló el Rey.

—He vuelto su majestad, como me ha sido ordenado, he completado la misión— Dijo Ian haciendo reverencia a Evans.

—Vamos amigo, deja la etiqueta a un lado—Sonrió el Rey—Y... ¿Podría conocerte hermana?

Me quité el pañuelo que adornaba todo mi rostro— Disculpe su majestad, puede llamarme Ylliana con toda confianza. Gusto en conocerlo.

—Ylliana, primera orden del día, soy tu hermano y preferiría que me trataras como tal, somos del mismo estatus, así que me haría un honor ser llamado Evans por ti ¿Le darás un abrazo a tu hermano?— Se acercó y me dio un gran apapacho.

—Gracias por cuidar de ella chicas—Le dijo Evans a mis amigas.

—Fue todo un placer, aunque cuidar de la princesa no es fácil— Miré a Luz.

—Le sugiero que tenga cuidado, ella escapa fácilmente, procure llamarla cada 5 minutos, solo por si acaso—Continuó Sofía.

—Gracias Evans... esto es nuevo para mí, pero me gustaría ayudarte en lo que pueda, cuentas con mi apoyo—Le dije a mi hermano.

—Te lo agradezco hermana, aprecio tu ayuda, pero hablemos de ese tema después, prefiero que el día de hoy conozcas tu nuevo hogar— Comentó Evans— Ian necesito hablar contigo, en cuanto termines de instalarte en la habitación de siempre, te estaré esperando en la sala de reuniones.

— Estaré enseguida, me retiro—Salió camino al segundo piso.

—Chicas, les encargo a mi hermana, muéstrenle los alrededores del Castillo. Sus habitaciones están disponibles. Valentina mi asistente les mostrara el camino. Por el momento tengo que ir a resolver algunos problemas. Están en su casa.

Luego de que el Rey se marchara apareció ante nosotras una chica hermosa, tanto que parecía modelo, tenía rasgos asiáticos, que si me decía que era una Ídolo del K-pop me la creía. 

—Es un placer servirle señorita— Me hizo una reverencia. 

—No, no por favor, no hagas eso. Trátame como a cualquier persona, porque enserio me gustaría ser tu amiga, aparte... No me gustan las formalidades. 

—De acuerdo lo haré como me pide. Ahora... este es su dormitorio. Llevaré a sus guardianes a sus respectivos aposentos y en seguida estaré de regreso para enseñarle el castillo— Me dejó en la frente de la puerta y se retiró junto con mis amigas. 

Yo ingresé al lugar y no podía creer que tal sitio fuese semejante a las películas que vi. En realidad pensé que mi habitación era normal, pero esto no era para nada normal, tenía todo lo que necesita una chica en su dormitorio, pero el espacio era considerablemente grande. Creo que estoy recibiendo demasiado. 

Alguien tocó la puerta y de inmediato contesté— ¿Quién?

—Soy Ian. 

Abrí la puerta enseguida y lo invité a pasar.

Su mirada era incrédula ante lo que había dicho— ¿Por qué tienes esa cara? Puedes pasar. 

— ¿Estás segura de que quieres dejar entrar a un hombre a tu habitación?

— ¿Que tiene de malo? Tu eres mi amigo.

—Ylliana aquí  es diferente, no puedes hacer ese tipo de cosas con nadie, porque aquí eres una princesa...

  — ¡Basta ya! Ni muy bien llego y tengo que aprender cómo comportarme, yo no nací para este mundo. 

Ian miró que nadie estuviera en el pasillo, agarró mi mano y me haló para que lo siguiera. No protesté, solo me quedé callada y continué su camino. Llegamos al final del pasillo y él empujó una esquina de la pared abriendo a un pasadizo. 

— Confía en mí— Apretó con delicadeza mi mano. 

Yo asentí y caminamos juntos hasta el otro lado. Al momento de llegar Ian me abrazó y  me dijo muy cerca de mi oído—Cuando te sientas sola, solo ven a este lugar. Desde aquí puedes ver tus amigos y a los que fueron tus padres. 

Una vez roto el abrazo pude ver con claridad a mi alrededor. De un lado habían muchos espejos y del otro una sección de libros que encantaron mi estado de ánimo—Es hermoso. ¿Cómo conociste este lugar? 

—Desde hace mucho tiempo y me prometí que cuando llegase el momento serías la primera a la que traería a este lugar— Llevó sus manos alrededor de mi cara y me besó la frente. 

— ¿Hum? Tu...— No podía completar la frase, porque las palabras no me salían, mi mente no quería reaccionar y mi corazón empezó a latir tan fuerte que rogaba para que no se escuchara. 

Mis mejillas estaban rojas, creo que él se dio cuenta de mi nerviosismo, por lo que no trató de alejarse ni de calmarme. Su rostro se aproximó al mio dejando una pequeña distancia entre nosotros. Nuestros ojos se cerraron y por un momento rogué porque este momento durara para siempre. 

Yo anhelaba su contacto, quería sentir sus labios. Yo esperaba un verdadero beso...

Dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora