Capítulo 10

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Ian

Ella estaba allí. Indefensa, tímida por mi contacto que no tengo conciencia de lo que está a punto de suceder y tomo la decisión de acortar la distancia.

Lo hice, la abracé y ahora estaba por robar un beso de sus labios. Sentí que ella lo quería al igual que yo, ambos estábamos dispuestos a cruzar esa línea, pero en el último momento me detengo, despierto de ese dulce sueño y me doy cuenta de que la realidad es otra. Ella jamás podrá estar conmigo y aunque yo lo quiera y diera la vida por conseguir su amor, una relación entre los dos nunca será permitida.

Choco su frente con la mía y ella reacciona inmediatamente, se queda quieta observándome con total desánimo y le digo la broma del día.

— ¿Qué pensó tu mente pervertida? —Le desmaraño el cabello como de costumbre.

—Yo diría más bien, ¿Qué pensaste tú? —Pisa mi pie en señal de venganza.

— ¡Rebelde princesa! Eso me dolió, ¿Qué has comido últimamente?

—Comida sana que me da súper fuerza. Te daré otro golpe para que lo confirmes.

— ¡No, no lo hagas! ¡Detente! ¡Me rindo! —Suplico antes de que más golpes lleguen a mi cuerpo.

Así es como el ambiente cambia y cubre la ignorancia que acabo de cometer. Ylliana parece decepcionada y distraída, lo que me hace pensar que existe la posibilidad de que se encuentre en las mismas circunstancias que yo.

No descartó la idea, pero finalmente me convenzo de que todo es parte de mi imaginación.

Continuo mostrándole lo que hay en esa no tan pequeña habitación secreta y le empiezo a dar consejos de cómo debería ser su comportamiento en el palacio. Le hablo más de su hermano y le brindó la información necesaria que le ayudará a mantenerse segura en el futuro.

— ¿Crees que con lo que he aprendido puedo dirigir la guerra? —Me pregunta mientras revisa qué libro escoger para leer.

—Eres una persona que está a la altura de comandar y si algo te asusta, pues déjame decirte que nosotros estaremos cuidando de ti en cualquier instancia —Alego de manera segura.

—Eso es... alentador —Se le escapa un diminuto suspiro —Digamos que me encuentro en peligro durante la guerra y no puedes ayudarme... Si te hago la pregunta más tonta ¿Me la responderás sin mentir? —Expresa.

La miro por unos segundos y luego un bufido escapa de mi boca —Tu nunca estarás en peligro mientras yo esté vivo y...

Me interrumpe —Lo sé, pero en caso de eso suceda ¿Lo harás?

Arruga su frente en señal de que está enojada porque para ella ha sido una pregunta seria, entonces me enderezo y digo —Si eso te hace sentir segura mi respuesta es "Sí", te contestaré sin mentir si eso llega a suceder.

— ¿Promesa, promesa?

—Promesa, promesa —Confirmo entre risas.

Después de haber estado un buen tiempo dentro de esa habitación nos dirigimos a la sala real donde nos esperaba el Rey Evans para concretar la bienvenida de la princesa Ylliana.

El Rey estaba sentado la silla principal de la mesa de reuniones y en cuanto nos ve, nos invita a pasar.

—Espero que te haya gustado tu habitación Ylliana —Le muestra a la princesa que tome lugar a lado de él.

—Gracias por la atención que has tenido conmigo hermano —Responde algo tímida.

—Nada de eso, todo lo que recibas por parte mía de ahora en adelante, es solo un poco de lo que en verdad mereces.

—Su majestad, ¿Tienen noticias sobre cuando atacará el escuadrón enemigo? —Me dirijo a Evans entrando a un tema importante.

Él pide a uno de los guardias que mande a llamar a su invitado.

—Ylliana quiero presentarte al príncipe del reino vecino con el cual he establecido algunos arreglos para llevar a cabo la guerra.

Las puertas se abren e ingresa un sujeto de cabello rubio y buena presencia. Evans se levanta para recibirlo y pedirle que se siente a lado de la princesa.

—Recuerdas que te comenté de mi hermana, bueno quiero que la conozcas. Ella es Ylliana —Escucho atentamente lo que dice el Rey mientras observo del otro lado de la mesa —Hermana él es príncipe Axel, espero que se lleven bien.

—Mucho gusto su majestad, es un placer conocerlo.

—El gusto es todo mío, jamás pensé encontrarme con tan hermosa belleza —Dice el rubiecito.

Siempre he mantenido la calma, no me dejo llevar por las emociones, pero no puedo dejar de mostrarme enojado ante tal situación. Yo no tengo derecho a decir nada y tampoco la autoridad suficiente para llevarme a Ylliana muy lejos de allí, así que me trago mi orgullo y permanezco en silencio, esperando con ansias que inicie la planificación.

—Ian dime, ¿Para cuándo están listas las armas que se les otorgará a casa soldado? —Formula mi amigo Evans, entrando en el tema.

—Mañana en la tarde llegaran los carruajes con todos los armamentos —Respondo.

—Quiero que aumentes las horas de entrenamiento, y mantengas al personal de seguridad atento ante cualquier movimiento. Reubica a todas Aquellas personas que viven cerca de la frontera, no quiero que mi pueblo sufra las consecuencias de una guerra sin sentido que ha transcendido épocas.

—Así lo haré su majestad. ¿Alguna otra orden?

—Sí, quiero que el especialista de magia le enseñe todo lo que sabe a Ylliana, ella debe estar preparada para cuando llegue el momento. Ahora necesito que lleves a la princesa al laboratorio, tengo que concretar algunos detalles con el príncipe Axel.

—Entendido.

Escolto a la princesa hasta el laboratorio. Ella no dice nada, parece perdida en sus pensamientos y solo tiende a seguirme. Estamos justo al entrar del laboratorio, listo para explicarle a Ylliana todo lo que debe de hacer en manos de un experto.

— ¿Cómo se forma una alianza con otro reino en este mundo? —Habla de repente.

La pregunta era interesante y yo sabía la repuesta, pero no estaba seguro de cómo lo tomaría Ylliana una vez que se entere. Lo peor de esto era que mi corazón se negaba a entender que si todo sale como lo planeado, ella se volvería alguien totalmente inalcanzable para mí.

—La única opción es a través del matrimonio.

—Era lo que más me temía... La verdad es que yo... Bueno tu... me —Tartamudea para decirme algo, pero yo la interrumpo.

—Tienes que entrar, el maestro te está esperando.

Si debía ver feliz a Ylliana con otra persona, no me importa el precio, prometo que siempre estaré a su disposición. Ella es una de mis prioridades, porque solo ella me conoce tanto y solo ella puede hacerme sentir extremadamente fuera de control cuándo su actitud inocente aparece.

Soy un tonto que está dispuesto a amarla y protegerla aunque le cueste la vida. 

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2018 ⏰

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