Capítulo 4

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Miércoles.

Yo tendría unos cuatro años, estábamos en Villa, un pueblito al que íbamos los fines de semana con mi madre. Ella estaba cortando el cerco y yo jugaba con mis muñecas junto a una pileta, esta debía ser de 20 centímetros, como mucho.
Quería bañar a las muñecas, siguiendo la historia que estaba creando en mi mente. Pero mi brazo no era lo suficientemente largo como para llegar al agua, así que me incline sobre el borde; como la torpe que siempre fui, caí de cara al agua con las piernas fuera de ella sin poder tocar el suelo.
Estaba totalmente asustada, no podía reaccionar. Mi mamá seguía cortando el cerco y no me había visto.
Llego el momento, en el que todo humano se queda sin aire, así que lo solté. Estaba de cabeza en el agua sin aire, así que empecé a patalear con las piernas para poder salir, pero lo único que logre fue meterme más adentro del agua.
Asustada por el brusco movimiento, tomé una respiración profunda sin darme cuenta y... no, no me ahogue. Sino que respire como cualquier persona, salvo que dentro del agua.
De pronto estuve fuera, parada en el piso, con mi mamá preguntándome si me encontraba bien; sólo pude asentirle con la cabeza.

El escenario cambio.

Ahora estaba en la playa, con aproximadamente once años.
El día estaba pesado y nublado, la calma que antecede a la tormenta.
Pero con mi mamá fuimos a la playa igual, porque yolo.
Yo estaba en el mar, jugando con las olas, que me revolcaban de acá para allá. Y nuevamente, con la suerte que tengo, vino una ola grande; que me dejo un buen rato bajo el mar (bajo del maaarrr, bajo el marrr).
Allí abrí los ojos y como siempre me encontré a una chica de color verde, con un vestido blanco muy delicado, un cabello que casi no se distinguía por el color del agua y ojos que mostraban el mar mismo. Me sonrió y me dijo: "Me gusta mucho su malla señorita".
Y yo le contesté: "Gracias".
A quien engañó, en cuanto la vi abrí los ojos como quien ve que su perro se está comiendo su comida y en cuanto abrí la boca los pulmones se me llenaron de agua y... nuevamente, no me ahogue.
Salí rápido fuera del agua y mire para arriba, ya se empezaban a ver rayos, así que tuvimos que abandonar la playa. Cuando de pronto...

Abrí los ojos y mire el celular, las 9 de la mañana.
Me quede dormida.

Bien, genial, estupendo, uipii.
Me levanté y fui al baño, alta sorpresa me lleve cuando me mire al espejo, estaba todo sucio.
Tendría que ponerme a limpiar un día de estos.

Agarre una toalla y limpie un poco el espejo, luego me lave la cara y me volví a mirar en el.
Mis ojos estaban mas claros que de costumbre. O es que nunca me veo los ojos y una vez que lo hago me llaman la atención, vente tu a saber.

Una vez que salí del baño y me cambie con unos jogging grises y una musculosa negra, una cola de caballo y obviamente, descalza. Me dirigí a la cocina para preparar dos cafesitos cortados con leche y tostadas con mermelada.
Si nos levantamos tarde, levantemonos bien.

Mientras se hacían me puse a mirar por la ventana...
No recuerdo que todo eso me pasara, pero tampoco creo que sea del todo un sueño. Eran como, recuerdos...

Pero; respirar bajo el agua? chicas de color verde en el mar? Espera, las que vivían en el agua eran... Nayades, si, eso eran. Y entonces eso quiere decir que... le gustó mi malla? Wau, y yo que pensé que no me favorecía.

Me llego una llamada al celular "Directora", upss, creo que me metí en problemas.

- Hola?.

- Amanda Álvarez, que sea la última vez que no vienes y no avisas.

- Lo siento, me quedé dormina; ya sabe, hasta tarde haciendo trabajo- mentira.

- Ya, sólo por esta vez; no esperes que Marcela siempre te cubra- Marcela es la portera, casi no viene; pero cuando lo hace... no hace nada, después de todo, me alegro haberle dado más trabajo.

- Si, lo siento.

- Adiós- y corto.

Esto terminará mal.
Deje el celular con toda la delicadeza del mundo sobre la mesa, a quien engaño, lo tire en esta.

- Buenos días mamá.- Eh aquí, la niña que siempre aparece en en momento justo.

- Hola Isa, te desperté? Te iba a despertar cuando este el desayuno.

- No, esta todo bien; se hizo tarde.

- Si perdón, me quedé dormida, no sonó tu despertador?

- Em.... puede ser, pero lo apaque y seguí durmiendo.- dijo con una sonrisa de "no me mates". Suspire.

- Okay, pero la próxima despertame, sabes que tenes que ir a la escuela.

- Ya..

Luego de eso comimos nuestro querido desayuno y Bella se fue a su pieza, yo me serví un vaso de agua.

- Mamá, y si papá es un Dios?.

Escupi todo.

- Que?

- Si, se fue cuando yo nací, Hermes dijo que era de su familia, o sea, de dioses y yo no soy normal. Que tal si es así? Que tal si el abuelo también lo es? Vos dijiste que también las había abandonado a la abuela y a ti.

- Bella, ya hablamos del tema, no tiene sentido volver a revolver mierd- me interrumpió.

- No, es cierto; toma, leelo y saca tus conclusiones- me entregó el libro de Percy Jackson y los dioses griegos, se dio media vuelta y volvió a su pieza. Genial, ya se enojó.

Una vez que lave lo que habíamos ensuciado volví a mi habitación, me tire sobre la cama y coji el libro, mire las páginas por arriba. Debo aceptar que, de Percy ser Real, sería igual a mi.

Por momento ninguno de los dioses nombrados me llamaban la atención, hasta que pase por Poseidón y por Apolo.

Poseidón, un sentimiento de cariño me invadió, pero no de pareja, sino... como de familia.
Sacando que Percy lo describía como su padre, porque obviamente lo era. Era como si yo también estuviera alli, hablando de mi padre pero... realmente no tendría mucho sentido, supongo.

Apolo, también un sentimiento de cariño, pero este era más... como decirlo? Como querer que me abraze y que nunca me suelte, su aliento en mis labios, frente contra frente; que lentamente acercará sus labios a los míos, se rozaran y de pronto... que? Que estoy diciendo?
Moví la cabeza para sacar esos pensamientos de mi mente y seguí leyendo.
Pelo rubio, ojos celestes, lentes oscuros, brillante como el sol... lo conozco.

Apolo, sol, parque, quince años, un año, Isabella, Aylin, Ann...

"Te quiero Aylin"

"Ponle Ann"

"No puedo quedarme"

"Lo siento"

"Nos volveremos a ver"

"Siempre voy a estar contigo"

"Te amo..."

Era él, simplemente él... Apolo.

Una Realidad Inesperada. (Apolo y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora