14. Estancia caótica.

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-El asesino es un alumno- Determinó enseguida Jessy.

Nos quedamos callados reflexionando a lo que ella había dicho.

-¿Cómo puedes estar tan segura?- Preguntó Tamara rascando su nuca mientras hacía un puchero.

-¡¡Por favor!! Los asesinatos estaban ocurriendo por las noches. Cualquiera habría supuesto que un psicópata maniático se escapó de un hospital y empezó a cometer asesinatos justo en esta zona. Pero esta vez sucedió en la escuela a pleno día, teniendo en cuenta que todos estábamos aquí.

-No es mala tu teoría- Afirmó Manuel- La tendremos en cuenta para encontrar al asesino ¿ok?

En el momento del descanso y después de aquel incidente en el laboratorio, Manuel, Ely, Jessy, Tamara y yo nos reunimos en un espacio de la explanada al que le llamábamos "zona de lectura 1.5".
Como habíamos quedado minutos atrás, solo nosotros cuatro estaríamos platicando a la hora del receso. En ese rato estuvimos acordando algunas cosas acerca de nuestro siguiente acceso a la escuela por la noche. Buscamos una forma un poco más efectiva para poder encontrar al asesino.
Mientras hablábamos, pudimos ver cómo varios trabajadores de la escuela pasaban cargando unas cuantas cajas, que al parecer transportaban piezas de algunas bancas que quería suponer, iban a instalar. Las piezas sobresalían de la tapa y se notaba perfectamente cuál era su contenido.

-Nuevas bancas ¿eh?- Exclamó Ely- Seguro que no durarán ni un maldito día.

-Tal vez si nos gustan las cuidemos- Dijo Tamara con una ingenua sonrisa. Ese comentario nos hizo reír a más de uno.

-¿Bromeas?- Comentó Manuel- Nada en esta escuela será bien cuidado aunque nos guste. Un claro ejemplo de ello fueron los bancos del laboratorio. A más de uno les falta una o dos patas para sostenerse.

-Somos unos malditos- Dije en un susurro. Nada en esa escuela era bien cuidado, y lamentablemente, los directivos no hacían nada por cambiarlo.

-Por cierto chicos...¿será buena idea tener algún gas pimienta para la próxima noche?- Preguntó Tamara.

-¿Para qué lo querríamos?- Preguntó Jessy.

-Bueno...supongamos que nos cruzamos con el asesino en algún momento de la noche. Podemos rociar aquel gas y nos daría ventaja para correr...o pegarle ¿yo que sé?

-Buen punto. Por ahora todo lo que pueda dañar al asesino nos servirá- Dijo Manuel sacando una libreta para anotar todas las ideas y cosas que decíamos.

-¿Están seguros de que quieren hacer esto?- Pregunté- Nuestros padres sospecharán. Cada vez que salimos de casa para venir aquí sucede algo.

-Habrá que ser más cuidadosos está vez- Contestó Tamara- Aunque...solo he salido una vez.

-Para Manuel, Jessy y yo será la tercera....para Ely igual será la segunda vez que entra a la escuela- Comenté con un gesto de preocupación. Aún me costaba trabajo pensar en la escuela por la noche después de todas las cosas que ocurrieron.

-¡¡Hay que turnarnos!!- Dijo Manuel, que al parecer se había entusiasmado por su idea.

Nos miramos demasiado convencidos por lo que había dicho. Supongo que su idea había sido una de las mejores de todas las que anteriormente habíamos mencionado.
No parecía ser riesgosa. Y así teníamos un menor porcentaje de ser descubiertos tan rápidamente. Asentimos muy convencidos.

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