21. La reunión más estúpida.

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—Tienes que mojar con esa botella a aquellos novios que se están besando a lo lejos- Ordenó Fernanda.

Al parecer a los chicos no les disgustó la idea de jugar verdad o reto y ahora mismo lo estábamos haciendo. Realmente nos estábamos divirtiendo y, según mi opinión, sus retos eran increíblemente fuertes, demasiado para ser verdad (o quizá lo eran para mí).

Pero noté que a nadie le importaba. Por suerte a mí no me había tocado cumplir con algo.

—¿Neta?— Preguntó Marco, quien había sido el elegido para cumplir ese último reto.

—Así es...así que toma— Fernanda tomó la botella de agua que había cargado consigo y se la aventó a Marco para que cumpliera aquello.

Este último no pudo quejarse.
Se levantó rápidamente y se acercó tratando d ser discreto ante aquella pareja de novios. Era muy común mirar a parejas en los parques y Fernanda supo sacarle provecho a todo eso.
Todos lo mirábamos fijos, analizando cada uno de sus movimientos.
Tamara soltó una pequeña risa en ese plazo de tiempo, pues seguramente la situación le parecía graciosa. A mí también y estaba segura que a los demás igual.

Sin previo aviso, Marco destapó la botella y rápidamente vertió el contenido en la pareja de novios. Inmediatamente, estos se levantaron, lo miraron con furia y comenzaron a perseguirlo por todo el parque y más allá de este. En algún punto lo perdimos de vista, pero lo único que hicimos fue reír.

—¿A dónde se fue?— Preguntó Carlos.

—Ni idea...pero no le veo lo importante...¿seguimos?— Preguntó Brian.

Todos asentimos a la vez. Daniela giró la botella con la que estábamos jugando, haciendo que esta se detuviera entre Manuel y yo.
Este sonrió al ver que me otorgaría un reto, pero a mí se me borró la sonrisa.

—Wendy...— Río malvado— ¿Verdad...o reto?

—Reto— Dije sin dudarlo ni un poco. Era muy común de mi parte elegir reto y no verdad pues siempre había preferido guardar mis secretos más íntimos y no compartirlos.

—¿Reto?— Preguntó Brian mirándome.

—Detesto las verdades...prefiero cumplir un reto. Al menos es más divertido para mí.

—Está bien...— Dijo Manuel pensando en algo— Te reto a aventarle esta naranja y darle en la cabeza a aquel chico que está muy concentrado leyendo— Señaló al chico, y después señaló la naranja que estaba sobre la mesa del parque.

—¿Pero quién diablos trajo naranjas?— Preguntó Jessy.

—Yo mera— Dijo Tamara haciendo un gesto raro y guiñando su ojo.

—Bueno...no es complicado— Dije— Lo haré.

Tomé la naranja de Tamara e intenté buscar un punto exacto para poder darle al chico que Manuel me había señalado en la cabeza. Este se encontraba a aproximadamente a doce metros de nuestra banca, por lo cual supuse que no se me haría difícil.
Hice mi mano hacia atrás y con toda la fuerza que tenía, aventé la naranja, haciendo que sorprendentemente callera justo en la cabeza del chico.

Rápidamente me agaché y miré para otro lado.
Todos contuvieron las ganas extremas de reír mientras miraban al chico buscar algún responsable de haberlo golpeado en la cabeza.
Al ver que no podía encontrar a nadie, dio media vuelta y abandonó el parque.

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