«24»

607 50 0
                                    

El día había llegado y ahí estábamos, en la central de micros. Los chicos nos habían despedido anteriormente en una joda, papá y Facu nos dejaron en la terminal después de haber ido al hospital.

- Me encanta viajar de noche - Damián se acomodó en su asiento mirándome.

- Porque dormís todo el viaje - acaricié su pelo y asintió.

- ¿O querés hacer otra cosa? - rió - Tu viejo me dió ésto.

Abrió su mochila y sacó una tira de preservativos. Evité la carcajada porque había varias personas durmiendo. Creía a mi papá capaz de todo pero jamás de éso.

- Decime que es joda y que los compraste vos - reí y él negó.

- Yo a penas sí puedo tener los de los hospitales que son re inseguros.

- ¿Cómo que son re inseguros? Damián, en serio nunca compraste forros?

- No, para qué teniéndolos gratis.

Sabía que era broma, le encantaba llegar a cierto punto y me enredé en su broma.

- Con razón tengo un atraso de dos semanas.

En parte era verdad pero sabiendo mi irregularidad no podía desesperarme tanto. Éste abrió los ojos y se mantuvo en silencio.

- ¿Te hiciste un test? - negué y volvió a su expresión anterior - Nunca usé los forros del hospital pero seguro alguno vino vencido.

Se mantenía serio y sin hablar, así estuvo durante treinta minutos.

- Amor - lo codeé y éste sólo me miró - ¿Qué nombre le ponemos? Si es nena me gustaría...

- Martina no es joda. ¿Qué le digo a mis viejos? ¿Cómo se lo explico a tu viejo? - me interrumpió enojado - Encima después del viaje éste. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

- Porque nunca estabas y aparte no sos el único que te cuidas, pajero - reí y me miró confundido

- ¿O sea qué es joda? - rodeó los ojos - Después de todo me había interesado la idea de ser papá.

- ¿Pueden callarse un poco? ¿O van a estar así de inestables las cinco horas? - interrumpió una señora no muy mayor desde adelante.

- La inestable es usted señora - contestó Dam

- Y vos un maleducado, si fueras mi hijo...

- Si fuera su hijo también sería un maleducado por escuchar conversaciones ajenas - rió Dam consiguiendo el silencio de ésta.

Reí por lo bajo y cerré los ojos para sí conciliar el sueño. Sentí como Damián agarraba mi mano para enredarla con la suya, sin más vueltas ni ruidos me dormí.

- Marti - escuché su voz ronca y supuse haber llegado - No puedo dormir.

- Yo sí estaba durmiendo - contesté - ¿Cuánto falta?

- Una hora y nos traen el desayuno - miró su celular.

- Para llegar, boludo - rodeé los ojos

- Ah, dos horas nomás.

- Te odio por despertarme - resoplé

- Seguí durmiendo entonces y déjame solo - se cruzó de brazos - De paso me chamuyo a la mina de allá delante que tampoco puede dormir.

- Hacelo, dale - dije de modo desafiante, éste levantó las cejas y desabrochó su cinturón. - Yo no te lo puedo creer.

- Creélo. - se paró - Porque me estoy meando.

Reí y miré hacía dónde iba, efectivamente se dirigía al baño.

Sentí haber dormido menos de quince minutos y el cansancio invadía mis ojos. Miré a Damián y estaba durmiendo, la gente se estaba parando y parecía que habíamos llegado.

- Dami - lo moví y era imposible despertarlo - Ya llegamos.

Abrió los ojos desorbitado cómo sino supiera donde estaba.

- Ya se bajaron todos - refrejó sus ojos - ¿Por qué no me despertaste antes? ¿Nos perdimos el desayuno?

- Porque me desperté recién - reí

Se paró estirándose y me pasó mi mochila. Me la puse a costas de mis hombros y bajé. Nunca había estado más pérdida.

- Es por allá - apuntó a la izquierda - De ahí tenemos cinco cuadras hasta el departamento.

- Qué paja, no tengo ni ganas de caminar éso.

- No siento las piernas y me duele todo el cuello.

Comenzó a caminar delante mío sin decir nada.

- ¿Te pasa algo? - aceleré el paso quedando a su lado.

- No dormí bien y tampoco comí - suspiró. - Lo único bueno sos vos pero sigo de mal humor.

- Bienvenida al paraíso entonces - rodeé los ojos.

- ¿Qué?

- Nada.

❝desaprender❞ ➳ Damian LafuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora