Baby shower

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Baby shower

Bruce nunca había estado en un evento como eso, siendo muy honesto, ni siquiera sabía que existía tal celebración, las pocas mujeres que pertenecieron a la "familia" no estaban precisamente interesadas en ese aspecto de la vida. Tampoco es que le molestara, todo lo contrario, le hacía feliz realmente feliz que algo como eso estuviese sucediendo.

A pesar de los colores pastel que adornaban cada pared, ventana, o alimento de su siempre sobria mansión, se podía respirar un ambiente lleno de felicidad, expectación y esperanza.

Su nuera estaba cómodamente sentada en uno de los sillones que Diana tanto había insistido reemplazaran la decoración gótica que Bruce había mantenido siempre en su hogar, siendo alegremente rodeada por todas las mujeres de la liga, y algunos hombres, y luciendo completamente radiante con sus ocho meses de embarazo. Diana le abrazaba con cariño sentada a su lado y era imposible dejar pasar el brillo orgulloso en la mirada de la que ahora era su esposa.

Resultaba extraño como las cosas se habían dado en su familia, después de todo el sufrimiento, oscuridad y dolor al que se habían enfrentado, de buenas a primeras había descubierto que en el instante en que dejo a Diana entrar a su vida las cosas mejoraron considerablemente para todos en la familia.

Pues Diana era una luz enceguecedora que brillaba por cuenta propia y poco a poco se había convertido en el reluciente faro que los guiaba a todos en la familia lejos de la oscuridad.

De repente las risitas de las féminas presentes le sacaron de su ensoñación y aun un poco confundido por tanto alboroto dirigió la mirada a lo que su ahora hija tenía en las manos.

No pensaba aceptarlo pero incluso a él le resulto adorable el juego de mamelucos con las diferentes insignias de los miembros fundadores de la liga que le había obsequiado a la joven su hijo mayor.

Dick siempre fue sentimental y tenía un sentido del humor por demás curioso, de todos sus hijos era el más feliz de estar a punto de convertirse en tío, y no es que a Tim no le fascinara la idea de pequeños corriendo por la mansión, la bien surtida colección de libros infantiles a los pies de Raven lo decía claramente, es solo que el tercero de sus hijos era más pragmático en esos aspecto; pero incluso Jasón estaba allí, sentado a su izquierda enfurruñado y confundido a partes iguales.

Al dar un breve vistazo a su derecha pudo notar que Damián tenía exactamente la misma expresión que su segundo hijo más un ligero deje de confusión en su mirada, seguramente no lograba encontrar el sentido a semejante celebración.

En un gesto poco común en él coloco sus manos de forma conciliadora en los hombros de sus hijos como muestra de apoyo, pues el tampoco entendía del todo lo que sucedía allí, pero resultaba claro que las chicas estaban felices, especialmente su hija que no paraba de sonreír soñadora.

Ahora que lo pensaba las sonrisas eran algo que habían aumentado en el menor de sus hijos desde el instante en que la joven se había mudado con ellos en clara prueba de lo sería que era su relación con el menor de la familia.

La noche cayó sobre la mansión más rápido de lo esperado y la fiesta no parecía menguar en ningún momento, la comida seguía apareciendo por doquier al igual que los reglaos y los cuchicheos hasta que no tan inesperadamente la señal de Batman apareció clara y urgente en el despejado cielo, la familia podría estar celebrando pero el crimen no esperaba.

Con un suspiro de resignación su hijo menor se puso de pie y camino hasta su joven esposa. Ella le miro con cariño comprensivo, bien sabía cuál era su deber y no se lo impediría, mas su mirada era rígida, un claro "Cuídate" podía leerse en los ojos amatista de su hija, más como una orden que como una petición.

Inesperadamente y descolocando un poco a todos los presentes, Damián se agacho y beso con dulzura a su embarazada esposa que permanecía sentada aun en el sillón. La sonrisa de Raven no mermo no un solo instante a pesar de ver como su compañero de vida desaparecía por los pasillos de la mansión seguido de un Jasón más que dispuesto a salir de allí bajo cualquier excusa.

Diana intercambio una mirada cómplice con su esposo y a Bruce no le costó mucho entender que ahora que el esposo de Raven, su hijo, se había marchado para hacer del mundo un lugar mejor, era su deber como suegro ayudar y acompañar a la hechicera en todas las actividades que aun restaban en la celebración.

Su pequeño Damián, con tan solo veinticinco años era el nuevo Batman de Gotham, se había ganado ese derecho a costa de mucho autocontrol y esfuerzo. Y Bruce podía afirmar orgulloso que aquel pequeño que una vez llego a él como el perfecto asesino, se había convertido por mucho en mejor Batman de lo que él nunca fue, pues había logrado a corta edad lo que a él le costó casi cuatro décadas...una familia que lo amaba incondicionalmente.


Cursed birds songsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora