Primer pétalo

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«Va un mes desde que te conocí, poco menos de eso te hice una promesa: no soltar tu mano durante todo el recorrido atravesando esta tormenta que cayó.
Te daré mi paraguas y sostendré tu mano, sacrificaré a mi cuerpo de ganarse un resfriado para que tú estés bien.

No me gusta hacer promesas, tengo miedo de no cumplirlas. Te hice aquella sin saberlo, sin darme cuenta, sin ser consciente de que lo estaba haciendo, y es por eso que sé que así será hasta el final; te ayudaré, te apoyaré, recargarás tu cabeza en mi hombro y te sostendré entre mis brazos». 

Mil y un pétalosWhere stories live. Discover now