Nos dirigimos hacia su habitación y me perturba la sensación de su cuerpo cerca del mío. Es como si ya hubiese estado en este lugar, como si nos hubiésemos reencontrado, como si su cuerpo fuese un lugar que ya he explorado antes.
La sensación es demasiado abrazadora y altera mis sentidos en partes iguales.
—¿Qué pasa? —pregunta, separándose de mí.
Niego con la cabeza y vuelvo a su boca. Lo agarro de la cara y lo presiono más a mí.
Llegamos a la preciada habitación y lo deposito en la cama.
Él abre la boca un poco sorprendido creo.
No es la primera vez que estoy con un hombre, pero por alguna razón que todavía no comprendo, siento todo nuevo; los aromas, su piel junto a la mía; inclusive la temperatura de su cuerpo.
Despisto las sensaciones que me envuelven y me concentro en él.
Voy hacia Luis y me subo arriba suyo. Me concentro, una vez más, en el pendejo que tengo a mí disposición y recuerdo también, que me hizo padecer toda una semana con su indiferencia.
¡Oh, Luis no sabes dónde te estás metiendo!
Me siento un poco desesperado, necesitado, es probable que sea porque hace mucho tiempo que no tengo contacto íntimo con una persona o simplemente es él. La verdad no tengo idea.
Comienza a acariciarme el cuerpo, lleva sus manos a mi espalda y me presiona a él.
Voy a su cuello, muerdo y chupo todo a mi paso, y con la mano libre bajo sus joggins y su calzoncillo, busco deseoso su punto débil. Él se acopla a mí y me da la pauta que ya lo he encontrado. Gime en respuesta a mis toques.
Él intenta sacar mi remera por arriba de la cabeza y yo me la quito como puedo sin dejar de jugar con su punto.
Mi erección molesta y ya quiero estar dentro de él. Probar su piel, probar todo de él.
¿Y si lo que hace conmigo, lo hace con alguien más? ¿Lo qué me da, lo qué me entrega? Mis emociones van de un lado a otro. Oscilantes y dubitativas.
Soy demasiado egoísta para querer compartirlo. Es un regalo, un tesoro que se me ha entregado en mano, solo para mí y para nadie más.
Su cuerpo es demasiado delgado y da la sensación de fragilidad, de necesitar ser cuidado. ¿Yo podría ser esa persona? Sí, yo podría cuidar de él.
Saco su remera y me observa en silencio. Me encuentro con su hermoso cuerpo, se ve fresco e inmaculado.
Es delgado, muy delgado de hecho. Su piel es muy blanca y pulcra; suave y dulce.
Lo miro con devoción o ¿es enviada? Me gustaría ser como él. Ser así de feliz e irradiar energía a todo aquel que se topa con su persona.
Me inclino a él para poder besarlo, tengo una necesidad implorante de volver a esos labios suaves y rojos.
Acaricio su rostro y lo observo en detalle.
—¿Qué? —cuestiona un poco perdido.
—Sos hermoso —susurro, tomándolo del mentón.
Marca una sonrisa y agacha la mirada.
Vuelve a mi boca y comenzamos el juego una vez más.
Lo desnudo con desesperación, sintiendo que me asfixio si no lo hago.
Tras una lucha en sacarnos la ropa y no dejar de besarnos, nos quedamos desnudos recostados en la cama. Mis pensamientos no paran un segundo y cada acción que emito la pienso diez mil veces en mi cabeza. Es un proceso demasiado tedioso, solo quiero centrarme en él; solo en él.
Luis se aleja de mí y se recuesta en la cama boca abajo en silencio, sin emitir sonido, ni siquiera el de su respiración.
Me acoplo a su cuerpo, agarra mi pene y me posiciono. Me entierro en él, con lentitud y suavidad, no quiero lastimarlo. Luis gime debajo de mí, es un sonido que apenas puedo percibir. Y la sensación de su interior es algo que me obliga a querer más.
Lo hago otra vez, pero con un poco más de fuerza.
¡Sí! ¡Más!
Quiero más, quiero todo de él. Que no se vaya nunca, que se quede conmigo.
Que me diga que hacer, que me guíe en ésta incertidumbre.
¡En ésta puta incertidumbre y malestar!
Pronuncia mi nombre casi imperceptible y yo tapo su boca amortiguando ese sonido. Desciendo mi mano hasta llegar a su nuez de Adán. Presiono su cuello levemente, y me agarro de su cadera.
Lo penetro, una vez más y otra y otra. Hasta eyacular en su interior, apaciguando mis deseos y mis demonios.
Dejo caer mi cuerpo a un costado de la cama. Y siento como si un tren me hubiese pasado por encima, estoy sudado, y me cuesta recobrar el aliento. Luis se acerca a mi cuerpo y comienza a acariciarme la cara.
Me da un beso en la mejilla y yo me siento un poco incómodo.
Doy vuelta mi cara hacia él y fingo una sonrisa. No entiendo qué me pasa pero quiero salir de acá.
Me levanto de un salto de la cama y salgo de la habitación. Me encierro en mi cuarto y la puta angustia se apodera de mí, envolviendo, penetrándome y haciéndose carne.
Me siento en el suelo y me abrazo a mis piernas, la imagen de ella viene a mi mente y mi llanto no da tregua. Mi inestabilidad emocional es grave y no quiero arrastrar a Luis a ésto.
Golpea la puerta.
—¿Andrés, estás bien? —cuestiona del otro lado.
Niego con la cabeza sin responder.
—¿Puedo pasar? —Sigo en la misma posición con la cabeza escondida. La puerta se abre—. ¡Ey! ¿Qué pasa?
—No quiero que me veas así, Luis. Por favor —susurro con la voz ronca y con la cara todavía escondida. Sigo desnudo y comienzo a tener frío.
—¿Estás así por mi culpa?
—¡No! —exclamo de inmediato—. Yo...
—Vamos, estás temblando, Andrés —interrumpe y ayuda a levantar. Me deposita en la cama, y me arropa como si fuese un bebé.
—Luis... yo...
—¿Querés que te traiga algo? ¿Un poco de agua?
—No, no quiero que te vayas —expreso tomándolo del brazo.
—Está bien. ¿Qué pasa, Andrés?
Me mira con sus grandes ojos esperanzado y creo que un poco asustado.
Debería decir la verdad. La verdad puede ser peligrosa e inclusive se podría asustar e irse. No estoy dispuesto a pasar por eso.
***
Lamento la demora, espero que hayan disfrutado el capítulo. Estoy terminando de escribir mi otra historia "Hacia el camino de la perfección" y además estoy participando de un desafío que lo organiza el perfil oficial lgbtqES. Pueden pasar por esa historia es muy linda y tierna se llama "Entre tormentos".
Gracias por la paciencia y por leer. 💖
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Con el corazón roto [PAUSADA]
Short StoryAndrés es un hombre solitario y egoísta por naturaleza. A raíz de la muerte prematura de su esposa, entra en una profunda depresión que lo lleva a quedarse sin trabajo y alejarse de sus amigos y familiares. Sin ningún tipo de ingreso, decide alquil...