Sonríe, mientras me acaricia la cara. Pensé que sentiría lástima por mí, pero no es así, o quizá sí, y no lo noto.
Estoy envuelto en una sensación poco conocida, un terreno jamás explorado, tierra fértil.El haber hablado con él y contarle la punta del iceberg me hizo sentir un poco más aliviado.
-Necesitas que te cuiden -susurra, pasando sus dedos por mi antebrazo. Lo expresa sin preocupación, como si haberlo dicho no significase nada. Dudo que lo haya querido decir en serio, solo fue un pensamiento al azar.
Levanta la vista a mí.
-Lo digo en serio -expresa.
Doy un respingo, ya que me causa horror que lea mis pensamientos.
-¿Y vos serías esa persona?
-Si me dejas, sí.
-¿Y qué pensas hacer al respecto?
-Ahora, hacerte el amor. Creo que cuenta como cuidado.
Sonrío al escuchar esa expresión.
"Hacer el amor"
Mi cuerpo se impregana de él.
Llevo mi nariz a su cuello e inspiro con fuerza, llenandome de él. Es una mezcla de perfección e inocencia. Aunque sé muy bien que no tiene nada de eso.
-No sé porque me gustas tanto, Luis.
-Quiza sea porque soy la única persona que está cerca de vos.
-Lo dudo. Tenés algo que todavía no sé qué es.
-¿Eso es bueno o malo?
-Bueno, creo.
Llevo mi dedo a su boca y la abre aún más cerrando los ojos.
Apaga la luz, solo nos alumbra la noche, se cuela un poco de claridad a través de la persiana americana. Su cuerpo de llena de pequeñas luces circulares.
Aprecio como su cuerpo, entra a la cama, se siente más frío a comparación del mío. Está en silencio y lo agradezco. Agradezco que lo esté, creo haber hablado de más.
Se acuesta de costado y yo lo imito, quedamos cara a cara. Apreciandonos. Un poco más yo que él.
-¿Crees en el amor, Luis?
Me siento un pendejo de cinco años haciendo preguntas estúpidas.
-Por supuesto. Quién no cree en el amor, no cree en nada. El amor es la base de todo. ¿No te parece? El amor es lo que nos ayuda a salir adelante y a cumplir con nuestras metas y proyectos.
-¿Qué es lo que te hizo venir a Buenos Aires? Tengo entendido que hay una muy buena universidad en Córdoba.
Traga saliva y se queda en silencio. No responde a mi pregunta.
-La vida, Andrés. La vida. -Suspira acontrariado.
Creo que ambos tenemos secretos.
-La vida, a veces la vida puede ser una hija de puta.
-Sí, pienso lo mismo. Mi mamá siempre dice que Dios nos pone obstáculos y queda en nosotros poder sortearlos.
***
La noche transcurre entre charlas, compartir nuestras vivencias, café, besos.
Jamás en mi vida pensé sentirme tan atraído hacia una persona. Es admirable escuchar de su boca como progresó en la vida. Luis viene de una familia muy humilde y a pesar de eso siempre tuvo la convicción de salir adelante. Hoy es un universitario a punto de recibirse. Siento orgullo por él.
¿Qué me pasa? ¿Qué siento?
Luis se duerme y aprovecho para ir al baño. Cruzo el pasillo por un poco de agua y escucho su celular sonar. Trato de ignorar ese sonido estridente. Intento con todas mis fuerzas no ir hasta su habitación y atender.
¿Quién llama a las casi cinco de la madrugada?
¿Debería avisarle?
Voy hacia el cuarto nuevamente y Luis, ahora, está durmiendo boca abajo. Se ve tan serero que me da pena despertarlo.
Me acerco despacio y me siento en la cama, corro su pelo de la cara él apenas hace unas muecas y sigue durmiendo.
Lo beso en la boca y me acuesto a su lado.
Doy vueltas en la cama y no puedo dormirme.
Mi mente divaga a un futuro no muy lejano con Luis, siendo algo más que mi inquilino, pero porqué el querría algo conmigo. No me encuentro en las mejores condiciones, he tenido tiempos mejores, no voy a negar que desde que el apareció en mi vida todo es diferente o, ¿es lo que quiero creer? ¿Tendrá razón cuando dice que me fijé en él por lo más que me encuentro?. Si lo viese en la calle me hubiese fijado en él? Cómo responder a estas preguntas si jamás en mi puta vida pensé que iba a perderla, después de ella ya nada me sorprende. ¿Por qué su imagen me persigue todo el tiempo? ¿Qué debo hacer?
Por lo pronto acurrucarme a su cuerpo, mañana es otro día y Dios dirá.
-¡No! ¡La puta madre!
Los gritos de Luis me despiertan.
-¿Luis, qué pasa? -Apenas puedo abrir los ojos.
-Me quedé dormido.
-¿Qué hora es?
-Vas a ser las nueve.
-Soy una mala influencia para vos, Luis.
-No hables boludeces de temprano. ¿Querés?
Me quedo observándolo como se cambia torpemente. Hace pequeños saltos hasta ponerse los pantalones. Intento no reír.
-¿Que es lo gracioso?
-Nada, nada.
Me muerdo los labios, reteniendo todo el deseo matutino que me envuelve. Luis a la mañana se lo ve fresco, impoluto. Eso es porque es más joven, mucho más joven. Y aunque no lo quiera eso me apena.
Luis se va a las apuradas sin siquiera desayunar. Me quedo un rato más en la cama, hasta que tocan el timbre.
Debe ser él que algo se olvidó.
-¿Qué te olvidaste? -pregunto abriendo la puerta. Me llevo una gran sorpresa al ver que no es Luis.
-Disculpe la intromisión estoy buscando a Luis, ¿se encuentra?. -interroga un joven de unos veintitantos.
-No se encuentra. ¿Y vos quién sos?
-El novio.
Me quedo petrificado al escuchar esas dos palabras.
ESTÁS LEYENDO
Con el corazón roto [PAUSADA]
Short StoryAndrés es un hombre solitario y egoísta por naturaleza. A raíz de la muerte prematura de su esposa, entra en una profunda depresión que lo lleva a quedarse sin trabajo y alejarse de sus amigos y familiares. Sin ningún tipo de ingreso, decide alquil...