Indeleble. #VyC

Capítulo 6

Indeleble

Capítulo 6

No tenía idea de cómo, cuándo ni por qué, pero había pasado. Le habían hecho un lavado de cerebro y casi sin darse cuenta sucedió. Ahora estaba de camino a Televisa. Tantos años sin pisarlo. Sí, había pensado en el canal, pero, en ese entonces, su sentido común y fuerza de voluntad trabajaban a la par y eran muy eficientes en su trabajo. Ahora era todo lo contrario. Por mas que se dijera que no tenía nada que hacer allí... Iba a ir.

Después de mantener una eterna conversación con su hijo, su hermana y su amiga, se había metido a la cama llena de pensamientos. De más está pensar que durmió algo. En absoluto. No pegó un ojo en toda la noche. Primero, seguía luchando con la sombra de las fotografías. Y ahora, Tenía que decidir si iba a ir donde Salvador o no. Su lado sensato le decía que no, mientras que el resto le gritaba que fuera. Desde niña había soñado con ser actriz. Lo llevaba en las venas. En el alma y el corazón. Y lo había logrado. Desde muy joven, cuando aún era una adolescente, le habían dado la oportunidad. No la había desaprovechado. En menos tiempo de lo que ella imaginó, estaba haciendo su primer protagónico. Así se convirtió en la consentida de México. Una gran estrella.

Pero mas que ser una gran diva, ella quería ser una gran mujer. Y lo fue. Veía la actuación como una carrera como otra cualquiera. Como parte de la vida. De su vida. Podía interpretar a quien ella quisiera y como ella quisiera. Podía llevar mensajes a través de eso. Le encantaba oír las carcajadas, los suspiros, los sonidos de asombro y, más que nada, los aplausos. Sobre todo por que esa era la prueba de que les había dado un tiempo de entretenimiento a aquellas personas. Por que sabía que una sonrisa valía más que mil palabras y también que cambiaba vidas.

Era su profesión y no pensaba dejarla. Luego llegó su familia, para ella eran muy importantes. Su esposo la apoyaba en todo. Igual que sus hijos. Ella a su vez apoyaba y ayudaba a su esposo. Hizo todo lo posible por mantener un equilibrio perfecto entre todas las facetas de su vida. Y lo había logrado, pensó mientras aparcaba en el estacionamiento de Televisa.

Sin apagar el motor, dejó caer su cuerpo en el respaldo del asiento seguido de un suspiro. Miró a todos lados, tratando de no sentirse como en casa. Quería encontrar algo que la separara de todo eso. Un elemento que le impidiera bajarse del auto y entrar por la puerta como si nada. Pero se sentía demasiado bien. En el fondo, necesitaba estar allí. La atraía. Ella se había dicho que no iba a volver a nada que tuviera que ver con los medios, pero estando allí, era diferente.

No. Definitivamente estaba volviéndose loca. Si fue hasta allí, lo hizo por Salvador. Después de todo, él era parte de su familia. No quería resultar esquiva ni parecer miedosa. Iba a hablar con él personalmente y exponerle sus razones para no estar en el proyecto. Eso era todo... así de simple. Y difícil.

Con la cabeza en alto y las gafas cubriéndole los ojos, se bajó de su coche y caminó hasta la entrada. Rápidamente el portero la reconoció. Hizo un gesto amable con la cabeza para saludarla y le ofreció una cálida sonrisa.

Mientras iba por el pasillo, muchos la saludaron. Algunos la detenían para intercambiar palabras amables. Otros se limitaban a mirarla con curiosidad. Todo estaba intacto, excepto por algunos cambios en la pintura y obras de arte añadidas, pero en general estaba tal y como ella lo había dejado la última vez. Como si el tiempo no hubiera pasado.

SM- Victoria, -se acercó y le dio un beso en la mejilla y un amistoso abrazo- que bueno que viniste. Algo me decía que así iba a ser. –rodeó el escritorio para sentarse. Le hizo un gesto a Victoria para que también se sentara. La estudió detenidamente- Me alegro mucho de verte. De verdad.

V- Yo también. Creo que nos habíamos abandonado mutuamente.

SM- Sí, lo lamento mucho. He tenido tantas cosas que...-paró en seco frunciendo el entrecejo- ¿te sientes bien?