Capítulo 8

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Indeleble 

Capítulo 8

G- Tómalo como una nueva oportunidad que te da la vida de ser feliz. ¿Qué vas a hacer cuando tus hijos se vayan?

V- Para eso falta bastante tiempo. En todo caso estaré bien.

L- Eres demasiado terca, Victoria Eugenia. –dijo Laura, acomodándose en su silla-

V- ¡No me digas así, por Dios! Ustedes no me entienden. Yo no puedo entregarme a ningún otro hombre. Yo no puedo entregarme a César por que me sentiría como la peor de las mujeres.

L- Pero, ¿por qué?

V- Por que... -dudó un segundo si le convenía decir lo que iba a decir. Si ya había dado el primer paso el segundo no le sería tan difícil- Por que cuando yo estaba con Omar pensaba mucho en César. Me desesperaba y lloraba largas horas por que no quería que fuera así. Quería olvidarlo, verlo como a cualquiera... pero no. Yo me obligaba a no pensar en él pero, aún así, estoy segura que Omar se dio cuenta. Yo me prometí ser todo para él, que no le quedara ninguna duda que era el único hombre en mi vida y yo en la suya. Pero sé que se dio cuenta y lo peor de todo fue que no me dijo nada. Nunca me protestó y se conformó con migajas... -alzó la vista de la taza y miró a sus amigas con ojos cristalizados- Yo no le voy a hacer esto, voy a seguir siendo su esposa hasta el fin, aunque él no esté conmigo.

G- Victoria, perdóname que te diga esto. Yo respeto tu punto de vista, pero me parece que estás tomándolo demasiado a pecho. Yo no cero que a Omar...

L- Si Omar te quería tanto como dices, -dijo Laura, interrumpiendo a Gabriela, al mismo tiempo que recibía una mirada fulminante de la misma- donde quiera que esté va a estar contento por que tú estás feliz. Me parece que te estas ahogando en un vaso de agua. Ya han pasado años de lo ocurrido y tú eres una mujer joven y bella, puedes hacer cualquier cosa con eso. El amor no se puede detener porque si no duele. Vive el presente y deja que el pasado descanse en paz, por que sino va a terminar contigo y no va a haber vuelta atrás. Y si la gente quiere hablar y hablar, inventarse historias, hacer lo que sea... que importa. Importas tú y lo que eres en realidad.

G- Si necesitas ayuda, nosotras estamos contigo dispuestas a todo.

V- Lo se. –si había algo que nunca le había faltado, eran buenos amigos, familia y cariño- Gracias, pero estoy bien. Ya la decisión está tomada. –dijo, encogiéndose de hombros- He estado muy bien sola y no creo que se me caiga ninguna extremidad por seguirlo estando.

L- Eso espero, amiga. –respiró hondo y le dio una mirada resignada. No hay peor ciego que el que no quiere ver, pensó Laura. Pero no se quedaría de brazos cruzados, quería ver a su amiga feliz, y lo iba a hacer.- Ahora, cambiando el tema, ¿qué le dijiste a Salvador? Me imagino que aceptaste. –lograr que volviera a los medios era un buen comienzo-

V- No he hablado con él todavía, pero no creo que acepte. –dijo, dando un sorbo a su café- En mis planes no estaba nada de esto y quiero seguir como antes.

L- Ay, Victoria, -puso los ojos en blanco- ¿tu mamá nunca te dio una buena paliza en el trasero? –no esperó que Victoria contestara- Por que, si no, ya va siendo hora que alguien te de una. Te la mereces. ¿Cómo que no vas a aceptar? Estas loca, de veras. Cuando terminaste La Madrastra dijiste que ibas a volver a los medios en dos o tres años... ¡Han pasado seis! Ya es demasiado tiempo para el público y para ti. Te están ofreciendo la oportunidad de tu vida, ahora que estas recuperada, ha pasado el trago amargo, eres tú otra vez... ¿y no vas a aceptar?

G- Baja la voz, Laura. –la reprendió Gabriela-

L- No bajo nada. Esto es demasiado para mis oídos. –suspiró dramáticamente-

Indeleble. #VyCWhere stories live. Discover now