Capítulo 11: Priori Incantatem

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Voldemort hizo de las suyas y le mando varios cruciatus, después de obligarlo a inclinarse y darse cuenta Daniel y Sofía que lo que le pasaba a Harry, les pasaban a ellos, como si estuvieran conectados, ambos estaban asustados y Daniel la abrazaba protectoramente, no podía dejarla ahí y sola, necesitaba ayudarla y luego ver cómo ayudar a ese tal Harry Potter, sin interesarle mucho que tuvieran ambos el mismo apellido.

--- Un pequeño descanso --- les dijo Voldemort, parecía que se divertía torturarlos a los tres, no solo a Harry --- una breve pausa... Duele, ¿verdad, Harry? No querrás que lo repita, ¿a qué no?

Los hechizos volaron y todo lo que pudo hacer Harry fue esconderse atrás de una lápida, Daniel y Sofía ahí estaban y Sofía trataba de agarrarlo para ayudarle, pero simplemente la mano le traspasaba y no podía hacer mucho.

--- No vamos a jugar al escondite, Harry --- dijo la voz suave y fría y Voldemort, acercándose más entre las risas de los mortifagos --- no quieres que me meta con los dos polisones... ¿o sí? No te escondas de mi ¿es que estás cansado del duelo? ¿preferirías que terminara ya, Harry? Sal, Harry... Sal y da la cara...

--- Harry se fuerte, vamos, puedes serlo, piensa en las personas que te ama, te necesita Ginny, no te des por vencido --- le dijo Sofía rápidamente al verlo dudar --- tú puedes Harry, ya lo esquivaste una vez lo puedes hacer de nuevo...

Entonces Harry salió, para con su varita apuntarlo y pronunciar experliarmus sin vacilar al mismo tiempo que Voldemort pronunciaba el Avadakedabra y una luz rojiza y una verde salían para chocar entre sí y quedar una luz de un color dorado intenso y brillante, conectando ambas varitas, y Harry, mirando el rayo con asombro vio también los largos dedos de Voldemort aferraban una varita que no dejaba de vibrar.

Y entonces ambos, Harry y Voldemort estaba levitando en el aire, pero no eran los únicos, sino también Sofía y Daniel, que ya no sabían que pasaba alejándose de la lápida del padre de Voldemort, y fueron a aterrizar en un claro de tierra sin tumbas. Los mortifagos gritaban pidiéndole instrucciones a Voldemort mientras, seguidos por la serpiente, volvían a reunirse y a formar el circulo en torno a ellos. Algunos sacaron las varitas.

Daniel se puso en un costado de Harry sin pensarlo y puso su mano derecha en el hombro, mientras Sofía hacia lo mismo del otro lado, algo les estaba impulsando, ninguno de ellos traía varitas, pero no les importaba, necesitaban darle su apoyo, apoyo que Harry sentía en estos momentos.

---- ¡No hagáis nada! --- les grito Voldemort a sus mortifagos, quienes parecían querer intervenir ---No hagáis nada a menos que yo os lo mande.

Y, entonces, un sonido hermoso y sobrenatural llenó el aire... Procedía de cada uno de los hilos de la red finamente tejida en toro a Harry, Sofía, Daniel y Voldemort. Era un sonido que Harry pudo reconocer, aunque ates sólo lo había oído una vez: era el canto del fénix.

Fue para los tres un canto de esperanza, aunque Daniel y Sofía no lo habían escuchado nunca... pero podían compararlo con lo más hermoso y acogedor que habían oído y sus vidas. Sentían como sí el canto estuviera dentro de ellos en vez de rodearlos.

"No rompan la conexión, tengan fuerza" escucharon los tres entre el canto del fénix "tenga fuerza, los tres pueden, son uno"

No entendían esa voz ni porque entre tres desconocidos, podían ser uno solo, dos de ellos todavía pensaban que estaban en un sueño, del cual iban a despertar en cualquier momento

En eso de entre el núcleo de luz dorada salía un espectro parecido a Cedric Diggory, al verlo Sofía quiso romper la conexión, porque de repente había percatado que más abajo en donde las tumbas se encontraban estaba un cadáver tirado.

1 Harry y Ginny: Una Historia de amor diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora