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─ ¿Qué tal va el negocio, hermanita?

Nana rodaba los ojos cada vez que escuchaba la molesta voz de su hermana. Yoona y ella manejaban un pequeño negocio en la escuela de Brookhaven, uno que les daba mucho dinero y beneficios.

Para personas como ellas, burlar a la autoridad era pan comido. Nana se encargaba del trabajo difícil y Yoona solo mandaba al diablo todo pero ambas poseían partes iguales de aquel negocio. ¿De qué se trataba? Pues...

─ Bueno, no es fácil mover tanta droga en canastas de lechuga. ─Dijo Nana acomodándose el cabello rubio. ─ Aún tenemos que sobornar a algunos guardias de Brookhaven.

El padre de Yoona y Nana, Im Yonghwa era un tipo adicto al trabajo, se la pasaba viajando, apenas hablaba con sus hijas y cuando lo hacía, hablaba con Nana y dejaba de lado a Yoona. Por aquello, Yoona era... ¿Rebelde? ¿Estaba enojada con la vida? Tenía una personalidad muy difícil.

Él era dueño de una gran empresa de comida, se encargaba de mandar comida a todas las escuelas y supermercados de todo Valley View. Nana y Yoona aprovechaban alguno de los camiones y metían bolsas de marihuana en las canastas de lechugas que eran enviadas a la escuela de Brookhaven. ¿De dónde la sacaban? Tenían sus propias plantas en el invernadero de su gran casa. Su padre nunca iba por allí así que no se tenían que preocupar por ello.

─ Yo me encargo, dame el dinero y lo hago. ─Yoona ofreció sus servicios.

Nana negó, ella no confiaba en su hermana. ─Mh, no. Sé que te lo gastarás en... No sé. Diría que en droga pero tenemos suficiente aquí.

La pelinegra soltó una ligera carcajada. ─ Me contactaré con los repartidores de Brookhaven, deben estar listos cuando llegue el camión de la lechuga.

─Al fin serás útil. ─Dijo Nana viendo como su hermana tomaba su celular para contactarse con sus trabajadores. ─ Yoona.

─ ¿Si?

─ Hoy viene papá. ─ Le recordó Nana. Su padre avisó que iba a llegar aquella noche de viaje y les iba a presentar a su novia en una cena.

─ No me importa. ─Dijo la chica, sin apartar la vista de su móvil.

─ Dale una oportunidad.

─ Cada vez que le doy una oportunidad me insulta o me golpea. ─Yoona rodó los ojos, chasqueando la lengua en señal de molestia.

─ Por favor. ─Suplicó la rubia.

Yoona guardó el móvil en su chaqueta y salió de la habitación. No quería estar en casa cuando llegue su padre.

[...]

Jessica caminaba en los pasillos de la escuela con dificultad, aún habían estudiantes o profesores que la miraban de forma extraña por todo lo que se decía de ella. Pasó de ser una completa nerd odiada a una muy popular nerd odiada.

Jessica se acomodaba los lentes y se secaba el sudor de la frente con una de sus mangas de la chaqueta. ¿Sudaba por las miradas de la gente? ¡No!

Jessica creía que se estaba volviendo paranoica y loca. Juraba que alguien la perseguía pero cada vez que Jessica volteaba a ver si estaba alguien allí, no encontraba a nadie.
Que alguien le siguiera tal vez no era tan malo, podría ser alguien enamorado de ella o algo así pero eso era poco probable. Jessica tenía miedo por el tatuaje que llevaba, por la conversación de Krystal con su amiga y por todo lo que habló con Taeyeon.

Hablando de aquella bajita, Jessica trató de estar con ella todo el tiempo que le fue posible pero Taeyeon no quería estar con Jessica cuando iba al baño o cuando comía algo el lugar. Necesitaba su espacio personal.

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