KATE
Sé que tengo que relajarme y tomarme esta situación de otra forma, no puedo seguir encerrada en mi cuarto por miedo a encontrarme con Lucas. Así que, después del episodio en la puerta, donde el amigo de Lucas ha despertado con mi toque y yo he entrado corriendo a encerrarme (de nuevo) en mi cuarto, he decidido ponerme mi querido pijama y enterrar el hacha de guerra con él.
Es por eso que estoy riéndome a más no poder por la cara de Lucas. Sé que no está acostumbrado a que esté así de tranquila, de hecho, creo que ni cuando estábamos en el instituto me había comportado de forma tan relajada con él. Lo que me recuerda…
- ¿De qué me conocías? – Pregunto girándome bruscamente después de haber puesto el agua para el té a calentar.
- ¿Eh? ¿Qué dices ahora, Kate? Estás muy rara.
- El instituto. El primer día me llamaste por mi nombre y yo ni siquiera te lo había dicho, aunque no es como si pensara hacerlo, de todos modos. A lo que iba, nunca me dijiste de qué m conocías. Así que, ¿de qué me conoces, Jones?
- ¿Ahora vuelvo a ser Jones? Me gusta más cuando me llamas Lucas, mi nombre saliendo de esa boquita que tienes me pone.
Y en lugar de contestarme, cambia de tema, además de que logra que me ponga como un tomate a causa de su comentario. Pero no me a sacar de mi intento de obtener respuestas. Me debe unas cuantas y esta vez las voy a conseguir.
- Lucas, no. ¿De qué me conocías?
- Pues verás, Kate – espero con una sonrisa a que me conteste. ¡Al fin, respuestas! Celebra mi yo interno -, se te está saliendo el agua. – Finaliza con una sonrisa socarrona que tanto odio y amo a la vez.
Me giro, paro el agua, y después de limpiar el desastre, sirvo las tazas y vuelvo a la carga.
- ¿De qué me conocías? – Aguanta, sonríe, relájate. Tú puedes ganar este asalto. ¡Vamos!
- Qué pesadita estás con el tema. No sé de donde sale este interés repentino.
- Me acabo de acordar. – Contesto encogiéndome de hombros.
- A buenas horas – escucho cómo bufa, y después de beber un sorbo de su té, continúa : - ¿Te acuerdas de que te dije que por el trabajo de mi padre viajábamos mucho y viví en muchos sitios? – Asiento. Como para no acordarme, despareciste por su culpa. – Bien, pues cuando te conté esa historia, omití el hecho de que ya había vivido allí. – Me contesta con una mirada de disculpa. Disculpa mis cojones.
- Así que lo de mentiroso ya te viene de antes. Curioso.
Consigo que me mire mal. Perfecto, te lo mereces. Puto.
- Déjame terminar, joder. La cosa es que estuve allí cuando no tenía más de seis años, y nos quedamos relativamente poco. Pero sí fui al colegio.
- ¿Y…? – Le animé a continuar.
- Impaciente – refunfuñó -, la cuestión es que estuvimos juntos en clase y bueno, ¿te acuerdas de aquel chico que te cortó el pelo mientras dormías?
- Sí, al parecer no pudieron hacerle nada, ni castigarle, porque se fue de viaje y… - entonces caigo. - ¡TÚ! ¡FUISTE TÚ! ¡Serás cabrón! ¿Cómo podías ser tan malo? Yo no te hice nada, mi pelo tardó en crecer dos años. ¡DOS AÑOS, LUCAS!
- Bueno, bueno, tampoco es para tanto, sólo era pelo.
- ¿Sólo era pelo? ¡¿SÓLO ERA PELO?! ¡TE VOY A DAR YO A TI PELO!
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A un paso de ti
Romance"Pero por encima de todo, perdóname por no haberte podido olvidar." Sí, es precioso que te digan eso, ¿verdad? Pues os aseguro que si os encontrarais en mi lugar no os gustaría para nada. ¿Por qué? Porque una disculpa después de dos años vacíos y en...