KATE
Dos semanas a solas con Lucas. DOS PUTAS SEMANAS. No sé qué voy a hacer. Es como de coña. Totalmente de coña. Solo falta que salgan unos tíos con una cámara oculta y me digan que es el día de los inocentes o algo así. Reacciona, Kate, eso no va a pasar, no seas tan dramática, anda. Vale, puede que haya exagerado un poco, pero joder, intentad entenderme, es como si os dijeran que os quedáis a solas con Jack El Destripador. O con John El Rojo. Está bien, está bien, he vuelto a exagerar. Es una mierda tener que quedarme a solas con él, ¿en qué momento me pareció buena idea no decirle a Ann quién era su primo? Si no hubiera sido tan testaruda, ella lo sabría, él ya no podría tener descendencia, mi piso estaría libre de neandertales idiotas y yo sería feliz. Pero noooooooo, tuve que callarme y no decirle nada. Porque no quieres que Lucas vuelva a irse. Mira, cabeza, o te callas o te callo, esto es muy simple. Formo parte de ti, tú me has creado. ¡Que te calles!
- Katherine, deja de montarte películas mentales. Además, las caras que estás poniendo me empiezan a asustar.
Miro mal a Lucas y le doy un sorbo a mi café. Sorbo que escupo según hace contacto con mi lengua. Y sorbo que ha ido a parar a la cara de Lucas.
- Bueno, por lo menos tiene algo bueno que me haya echado sal en el café en lugar de azúcar. – Digo mientras comienzo a reír a más no poder. Creo que incluso he empezado a llorar de la risa.
De pronto, y sin darme apenas cuenta, Lucas me tiene arrinconada contra la pared.
- ¿Te parece gracioso que tu café haya acabado encima de mí?
Está muy cerca. Muy, muy cerca. Mi espacio personal está siendo invadido por Lucas. Mi Lucas. ¿Qué coño estoy diciendo? No es mi Lucas. No es nada mío.
- ¿Qué pasa, ahora te ha comido la lengua el gato y no sabes hablar? Porque hace un momento estabas riéndote de mí.
Siento cómo su aliento se mezcla con el mío y ya no aguanto más. Acorto el pequeño espacio que hay entre nuestras bocas y le beso. Le beso de forma tímida y tentando el terreno. Al principio Lucas está muy estático, pero unos segundos después reacciona y empieza a besarme con ferocidad. Sus manos pasan de estar a los lados de mi cabeza a mi cintura, mientras que las mías se enredan en su pelo acercándole cada vez más a mí.
Nos besamos hasta que nos falta el aire, y una vez que tomamos una respiración, sus labios vuelven a adueñarse de los míos y nuestras lenguas empiezan una deliciosa danza entre ellas. Descubro que estamos en mi cuarto cuando noto mi cama en la parte de atrás de mis piernas. Y aunque sé que lo mejor es parar, mi cuerpo decide lo contrario, y Lucas y yo caemos en la cama.
Se separa y me observa como pidiendo permiso, pero no le dejo pensar y vuelvo a besarle. Abandona mis hinchados labios y comienza a repartir besos por mi cuello; sigue bajando hasta llegar a mi hombro, y sus manos empiezan a investigar por debajo de mi camiseta.
Siento que mi piel quema por cada lugar que sus manos han tocado, y quiero tenerle lo más cerca posible. Comienza a jugar con el borde de mi sujetador, como si intentara tentar el terreno, y antes de darme cuenta ya está jugando con mis pechos por fuera de mi sujetador.
Yo no puedo hacer otra cosa que jadear en respuesta a sus caricias, cosa que provoca que Lucas me bese con mucha más ferocidad que antes. Mis manos se mueven por sí solas y empiezan a subir su camiseta, mientras tocan sus muy marcados músculos. Madre mía, qué bueno está.
Le quito por completo la camiseta y me dedico a mirar encandilada su pecho. Suelto un suspiro y Lucas me mira con una media sonrisa arrogante que hace que me entren ganas de besarle, que es precisamente lo que hago. Pero esta vez le toca sufrir a él. Empiezo a bajar por su cuello dejando un rastro de besos, hasta que llego a su pecho.
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A un paso de ti
Romance"Pero por encima de todo, perdóname por no haberte podido olvidar." Sí, es precioso que te digan eso, ¿verdad? Pues os aseguro que si os encontrarais en mi lugar no os gustaría para nada. ¿Por qué? Porque una disculpa después de dos años vacíos y en...