Capítulo 5: Fallo

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Un sueño reparador genera belleza, energías, sonrisas y calma. Tsuna lo comprobó esa noche cuando ya explicado el problema y cedidos los castigos correspondientes, pudo dormir sin interrupciones en esa linda noche de febrero. Tal vez por sentirse libre de presiones y obligaciones descansó lo suficiente, de modo que sus ojos se abrieron antes de que el sol saliera, pero no sentía ni un mínimo de agotamiento.

En tan poco tiempo todo había cambiado en su vida, desde la forma en que realizaba sus tareas hasta el círculo social al que pertenecía. De perdedor a jefe mafioso. De solitario a dichosos en medio de una familia enorme. De un terrícola cualquiera al cielo más grande. De ilusionado con un platónico a enamorado de un casi imposible, ¡y era lo que mataba su buen despertar!

Se centró en aquel asunto mientras se sentaba en su cama para revisar el reloj que marcaba las cinco y media de la mañana. Tenía un amor casi imposible, por no decirlo totalmente, y es que tenía una mínima esperanza de que tal vez... y sólo tal vez, le correspondieran. Aunque sinceramente se conformaría tan sólo por ser considerado un platónico o un amor diferente al que él intentaba profesar



—Deja de pensar en eso — susurró en esa mañana mientras deslizaba sus dedos por sus cabellos despeinados e intentaba darles, aunque sea, algo de forma —. Hoy lo intentarás y si sale mal — Tsuna cerró los ojos al imaginarlo — te resignarás, disculparás y... volverás a la normalidad



Sonaba tan simple.

Para aliviar un poco su mente, se levantó y encaminó a la ventana más cercana para admirar los primeros rayos de sol, pero no fue suficiente, por eso se colocó un abrigo encima y salió al balcón que le daría una mejor vista y la posibilidad de respirar la brisa fría de la madrugada. Tenía planeado su accionar en ese día, pero eso no quitaba la ansiedad y nerviosismo que su futura confesión le provocaba, porque le dolería el ser rechazado. Mas, no debía ser cobarde, no más... Si Enma pudo quitarse el miedo y los prejuicios internos, él también



—Reborn — susurró cuando sin premeditarlo giró su cabeza y vio al mencionado salir a otro de los balcones cercanos



Tal vez fue su voz o tal vez fue la habilidad del hitman por detectar a todos los que lo rodeaban, lo que causó que Reborn girara en dirección de Tsuna. Pero se quedaron mirando unos segundos antes de que el menor de ellos elevara su mano y la ondeara como un saludo acompañado de una sonrisa espléndida, la primera del día en proceso. El azabache sólo hizo un gesto con su cabeza en respuesta a Tsuna, ocultando una sonrisa sutil que se le escapó. Ambos estaban en pijama todavía, con los cabellos desordenados, pero siendo que sus hebras tenían vida propia no se denotaba la falta de manejo o cuidado en estas.



—¿Estabas esperándome, dame-Tsuna? — el azabache elevó un poco su voz para que el otro lo escuchara

—Claro que no — respondió de inmediato, abrumado por la coincidencia en esa mañana especial — sólo quería tomar un poco de aire

—Yo creí que estabas comprobando la leyenda

—¿Qué leyenda? — ladeó su cabeza un poco, intentando recordar algo relacionado con las palabras de Reborn, pero fue en vano

—En ninguna — negó sutilmente e internamente se reía de tanta inocencia en un cuerpo ya maduro

—Reborn, ¿puedo preguntarte algo? — Tsuna apretó la barandilla de su balcón esperando una afirmativa

—Primero dime por qué te ves tan desesperado — elevó elegantemente una de sus cejas

—Bueno — rió nerviosamente mientras se daba cuenta de la situación... debería ponerse ropa decente primero, lo que desencadenaba en que no era buena ocasión para una confesión, mucho menos si tenía que elevar su voz para comunicarse — es porque hoy tengo muchos pendientes que hacer

Tradición impensableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora