Ruby

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-Tyler...- Josh estaba atónito. Todo era como hace una semana. Su esposo en la cocina preparando el desayuno. - ¿Que haces vestido así?- no es que estuviese mal vestido, solo que en esta semana ya se había acostumbrado a la idea de encontrar a Ruby en la cocina con sus enormes camisetas y debajo de ellas unas pequeñísimas bragas. Ver a Ruby como Tyler era algo que no se imaginaba volver a ver.

-¿Como estoy vestido? Yo creo que está bien ¿No? Así es como debe ser... Siempre debió ser así.- la voz de la menor era automática, sin su calidez habitual.

-Ruby, quítate eso...- la castaña seguía preparando el desayuno como si nada. Ni siquiera le dirigió la mirada, solo observaba el sartén como si fuese lo más interesante del mundo.

-Ayer... Tú dijiste que no querías que me quedé en casa jugando a las princesas...- Josh quiso subir al techo y lanzarse de cabeza al pavimento.- Conseguí un empleo, trabajaré en una escuela como profesor de música...- la joven seguía cocinando.

-Ruby, Cariño estaba cansado... Yo lo siento... Enserio perdóname - El pelirrojo se acercó a la chica y con un movimiento rápido apagó la estufa.

-¿Aun sigues llamándome así? Creí que...-

El pelirrojo tomó a su esposa de las mejillas y sin pensarlo ni un segundo estampó sus labios con los de ella.
El beso fue correspondido de inmediato.

Josh sintió sus mejillas húmedas, pero las lágrimas no le pertenecían a él.

-Lo siento tanto... Estaba cansado, sabes que el trabajo en la oficina es muy duro a veces...- limpió las lágrimas de la menor y la abrazó con fuerza.- Eres el alma de esta casa, tú eres quien la mantiene en pie. Ni siquiera se lavar un plato. No estás aquí 'jugando a las princesas' y sabes que es así. Lo siento...- Ruby estaba aferrada a su pecho, y por alguna razón desconocida sentía que podía permanecer así toda una eternidad.

Abrazada al amor de su vida.

La chica se alejó del pecho de su esposo y de un tirón se deshizo de su camiseta. Revisar en el ático para encontrar la ropa de Tyler no había sido algo agradable y definitivamente esperaba no tener que hacer nunca jamás. Llevar esas prendas aunque sea por unos minutos había traído recuerdos horribles.
Esa camiseta, esos pantalones, hasta los malditos bóxers le traían recuerdos muy tristes.

Ante la desconcertada mirada del de ojos rasgados se deshizo de cada prenda que cubría su cuerpo, quitándose, a la vez, esas pesadillas que venían con ellas.

Tyler no existe más.

Su mirada repleta de brillo, su sonrisa (aveces psicópatas, otras veces tranquilizantes), su amor por la música y su odio por los malditos plátanos, su ganas de dejarle un mensaje al mundo y su enorme corazón vivían.

Dentro de una nueva persona. Una persona más delicada y menos nerviosa. Más espontánea y menos asustadiza. Más orgullosa y menos avergonzada.

Tyler murió.

Pero Ruby nació.

O mejor dicho...

Tyler se transformó en lo que siempre fue.

Porque... Joder! Un estúpido pene no puede definir quién debes ser.

Ella es Ruby Joseph. Tiene 29 años. Está casada hace dos meses con Joshua Dun. Es fanática de la música y tiene un enamoramiento inexplicable por su ukulele (Todxs lo sabemos... Lo ama más que a Josh). Y es una mujer. No la más bonita, ni la más delgada, ni la más delicada, ni tampoco la mejor de todas. Pero es una mujer. Y por más que intente con todas sus fuerzas cambiarlo jamás podrá hacerlo.
Tiene recaídas y a veces muchas dudas. Pero sabe que siempre tendrá a un muchacho de ojos rasgados, amante de las baterías, que le ayudará a levantarse cuando caiga.

Ruby (Tysh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora