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El fin de semana llegó rápido para mí, puesto que ya había dejado de observarte. Ya no quería saber de ti.


Recibí una llamada tuya ese día.


Lo recuerdo bien, como si hubiera sido ayer.


Lloraste, gritaste, pataleaste e incluso me insultaste.


¿Qué te pasaba? Era lo único que atinaba a preguntarme.


Te consolé y te propuse que saliéramos a tomar algo.


Me rechazaste.


Me despedí, abatido de nuevo. Pero antes de colgar, gritaste mi nombre.


Dijiste que lo sentías. Te arrepentiste, y aceptaste mi propuesta.

 Te arrepentiste, y aceptaste mi propuesta

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Sana Obsesión © [Destinados]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora