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Ese día te quedaste a dormir en mi casa, para partir al día siguiente.


Te dejé dormir en la cama, ya que las princesas deben dormir bien.


Tú lo eras; una princesa.


A la media noche, empezaste a hacer sonidos y movimientos raros, y me asusté.


Me acerqué a ti y te veías inquieta; te movías tanto que incluso, tu cuerpo saltaba.


Pensé en despertarte, pero sería mala idea, así que llamé a mi mamá.


Mi mamá se aterrorizó, pero trató de calmarte.


Dijo que estabas teniendo algún tipo de pesadilla.


Cuando te despertaste, sudabas, llorabas, incluso gritabas.


Te pregunté qué te pasaba, pero no me pudiste responder.


—Me estaban hablando. —Atinaste a decir.


¿Quiénes te hablaban?


Me cuestioné sobre si seguía en pie nuestra huida.

Me cuestioné sobre si seguía en pie nuestra huida

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Sana Obsesión © [Destinados]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora